XLI

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Narrador externo:

Después de haber consolado a Bárbara, Daryl le pidió que descansara un poco, pues ella lo necesitaba. Al comienzo se negó por lo asustada que estaba, pero terminó accediendo.
Ahora, ella está a un lado de Judith, ambas durmiendo profundamente, mientras que el arquero se encarga de vigilar.
Él aún tiene en mente todo lo que tuvo que pasar Bárbara cuando era tan solo una niña, y confirma una y otra vez lo que dijo antes; ella es realmente muy fuerte.

De vez en cuando, él se dedica a apreciar el relajado rostro de la mujer en la cama, y siente que le es inevitable no dirigirle la mirada cada vez que tiene la oportunidad.
Desde los primeros días que se conocieron le llamó la atención, algo tenía que hacía imposible no enloquecer en su presencia. Y ahora, en los últimos meses, ese algo había incrementado y por alguna razón, Dixon sentía que ya no podía mantenerse lejos de ella. O no quería.

Mientras observaba en la mujer que invade sus pensamientos, un llanto se escucha en toda la habitación. Él se incorpora rápidamente para alzar a la pequeña patea-traseros, para no despertar a Barb, y comienza a caminar con ella en el pasillo, fuera de la habitación.

- Shhh... - susurra despacio en su oído, meciéndola de un lado a otro. - No queremos despertar a Bárbara, ¿no es así, cariño?

La pequeña Grimes sonríe por el tono en el que le habla, calmándose, y luego de un rato se duerme.
Daryl la recuesta en la cama de la otra habitación, poniéndo almohadas a sus costados para que no rodara por la cama, para después él sentarse en uno de los sillones del cuarto, y después de algunos minutos, quedarse dormido.

•••

Algunas horas después, unos ruidos en la sala hicieron que Dixon se despertara sobresaltado y no dudó en dirigirse allí rápidamente, sujetando su ballesta, cuando vió que Judith no está donde la dejó la noche anterior.

Pero termina encontrándose con una escena ridículamente adorable; Bárbara sostiene a la bebé con uno de sus brazos, a la vez que prepara algo en la cocina, mientras que Judith no deja de soltar pequeñas carcajadas jugando con el cabello de la mujer.

Él se relaja al notar que solo eran ellas quienes se encuentran allí, y se queda de pie observándolas, hasta que Bárbara se percata de su presencia.

- ¿Piensas quedarte parado ahí el resto de la mañana? - pregunta ella, burlonamente.

Daryl solo la mira, para después soltar una muy pequeña risa y negar con su cabeza, acercándose a ella.

- Creí que se trataba de alguien más. - dice él, refiriéndose al ruido que había escuchado antes.

- No quise despertarte. - se disculpa y señala a la bebé. - Todavía no me acostumbro a cargarla.

Daryl asiente, y extiende sus brazos para, ahora él, sujetar a Judith.

- ¿Acaso estás cocinando?

- Algo así. - le responde la mujer con una sonrisa. - No esperes demasiado, soy malísima en esto.

Ella pone en la mesa de la cocina el desayuno que preparó con algunos de los ingredientes que habían en la casa. Ambos comen casi desesperados, ya que no habían ingerido nada desde lo de la prisión.

- Para ser mala cocinando, esto estaba bastante bien. - dice Daryl, una vez terminaron. - O tal vez solo lo siento así porque moría de hambre.

Bárbara se hace la ofendida y le lanza una cuchara de plástico a la cabeza para después reír.
Ambos pasan el resto de la mañana allí,  conversando sobre cómo Daryl encontró la casa y lo segura que parecía ser, y terminaron decidiendo que se quedarían allí por unos cuantos días.

Survive (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora