XLIII

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Narra Bárbara:

Han pasado un par de días desde que el grupo se reecontró. Desde entonces, llevamos caminando en dirección contraria a Términus y a las vías que dirigen hacia allí. Solo nos detenemos por las noches para descansar, además de un par de horas durante el día para comer algo.
Además he estado conociendo a los cuatro nuevos integrantes: Tara, Abraham, Eugene y Rosita. Me agradan, se nota que son buenas personas y saben cómo sobrevivir, bueno, excepto Eugene.

Era de madrugada cuando decidí que no podía seguir manteneniendo los ojos cerrados, por lo que decidí levantarme despacio y salir a recorrer los alrededores. Los demás aún dormían, excepto el pelirrojo y Tara, quienes estaban de guardia. Los saludo y luego, con mi látigo me encamino entre los árboles.
No llevaba mucho caminando cuando siento como unas manos en mi cintura me empujan contra un árbol. Estaba a punto de golpear a esa persona cuando Daryl se posiciona frente a mí y me besa. No tardo demasiado en seguirle el beso, y nos quedamos allí por algunos minutos.

- Debes dejar de sorprenderme así. - le digo sonriendo cuando nos separamos. - Algún día te sacaré un ojo o algo, sin querer.

Él suelta una pequeña risa y me da un corto beso.

- ¿A dónde ibas?

- A ningún lugar en particular. - le respondo y comenzamos a caminar.

Daryl y yo recorrimos por un par de horas, cazando varias ardillas en el camino y juntando agua de un río.

Realmente se siente bien estar cerca de él, y eso me lleva a pensar en mis sentimientos por el arquero. ¿Le quiero?, tal vez, supongo que por algo le estuve besando los últimos días.
Aunque, al igual que él, jamás estuve en algo serio con alguien, ya que tenía otras cosas por las cual preocuparme, y por eso mismo ahora no sé cómo actuar con todo esto. ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Siquiera somos algo?
En mi vida me imagine estar en esta situación. Pero ahora, de repente, en medio del fin del mundo, me encuentro con un hombre como él; atractivo y fascinante a su manera, también un poco sucio pero eso no importa. Diablos Dixon, ¿qué me estás haciendo?

- ¿Pasa algo? - pregunta él frente a mí, observándome confundido.

Mierda, al parecer me le quedé viendo mientras pensaba en todo aquello.

- No, no. Todo está perfecto. - le sonrío y observo la cantidad de ardillas que tenemos, son suficientes. - Tal vez debamos regresar.

Daryl asiente y caminamos de regreso al improvisado campamento.
Cuando estamos lo suficientemente cerca, Daryl estaba a punto de decirme algo, pero fue interrumpido por el ruido de armas apuntándonos.
Dixon y yo levantamos nuestros brazos, burlonamente, a modo de rendición, cuando vemos al resto del grupo con sus armas apuntando en nuestra dirección.

- Nos rendimos. - decimos sarcásticos al mismo tiempo.

Los demás bajan las armas, sonriendo un poco, y comenzamos a caminar.
Por mi parte, me acerco a mi mejor amigo, quien me mira con una sonrisa pícara.

- ¿A dónde fuiste con Daryl, y por qué tardaron tanto? - cuestiona él, subiendo y bajando sus cejas.

- No a una farmacia, eso te lo aseguro. - respondo, alzando una ceja en su dirección, cínicamente.

La cara de Glenn se torna roja en cuanto pronuncio esas palabras y empiezo a reír. Jamás me cansaré de molestarlo con eso.

- Ya, ya. Eso solo fue una vez. - me dice él, empujándome despacio. - Pero en serio, ¿qué tanto pasó entre tú y él estos días?

Decido contarle lo justo y necesario sobre cómo Daryl y yo, junto a Judith, acabamos juntos después de lo de la prisión, evitando el tema del maldito de Jackson.
Él me cuenta sobre cómo quedó atrapado en la prisión y luego, junto a Tara, lograron escapar para salir en busca de Maggie.

Survive (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora