XXVIII

2.3K 200 15
                                        


No sé cuánto tiempo habrá pasado desde que me quedé dormida, pero el sol ocultándose que aprecio en la ventana de en frente me asegura que han sido horas.
Me incorporo en la litera y restrego mis ojos con mis manos. No pasa ni un minuto cuando veo a Carol aparecer en la entrada de la celda, con esa sonrisa que siempre me brinda.

- ¿Cómo te encuentras? - me pregunta tomando asiento a mi lado.

- Mejor. Necesitaba esas horas de sueño.

Ella solo me mira, aún con su sonrisa pero sé que hay algo más que la trajo aquí. Y antes de que le pregunte qué ocurre, ella se adelanta.

- No voy a bombardearte a preguntas, porque sé que es lo que menos necesitas en este momento. - comienza a decir sujetando una de mis manos. - Pero quiero que sepas que estoy aquí para tí, siempre.

Le dedico una mirada llena de sentimientos, desde lo más profundo de mí. Cuántas veces no habré deseado escuchar esas palabras salir de mi madre, cuántas veces no habré anhelado tener un hombro materno en el cual poder descargarme y soltar todo lo malo que llevo dentro.
Simplemente me lanzo a sus brazos, dejando salir una que otra lagrima. Ella acepta encantada y pasa sus manos por todo mi cabello, acariciando.

- Muchas gracias, Carol.

- No tienes que agradecerme, linda. Pero ¿en serio estás bien?

- Lo estaré. - afirmo. - No voy a darle el gusto al Gobernador de verme afectada y humillada. 

- Así se habla. - me anima, poniéndose de pie. - Si Ed estuviera aquí me gustaría creer que puedo responderle con la misma determinación con la que hablas.

- Lo harías. - la digo dándole una sonrisa que ella responde.

- Ahora, acompañame afuera. Es un día precioso para estar encerrada aquí.

- No lo sé, Carol. Creo que prefiero quedarme aquí.

- De eso nada. - dice tomando una de mis manos y estirandola para que me ponga de pie. - Has dormido todo el día desde que llegaste, vamos a tomar un poco de aire.

Finalmente acepto salir con ella, antes guardo en mi cinturón el arma que tengo bajo la almohada y mi látigo.
Cuando salimos de la celda, veo a Carl a un lado de ella, quien al verme, se lanza hacia mí dándome un muy fuerte abrazo.

- Te extrañé. - lo escucho murmurar y le abrazo de vuelta.

- Y yo a tí, niño.

Luego de ese cálido abrazo, los tres salimos de la prisión en dirección al patio. Veo a Rick a lo lejos, fuera de las rejas, y a la mujer morena cerca de un autobús derribado, a unos metros del sheriff.

- Daryl y Merle han salido a cazar. - me informa Carol. - Pero antes de eso, Daryl se ha pasado por tu celda para verte.

Me sorprendo ante las palabras de la mujer y aparto la mirada. Debo agradecerle a Daryl el haber vuelto por mí.
A un costado, veo a Beth, quien me sonríe y saluda con la mano. Les sonrío de vuelta y giro a mi derecha al sentir la voz de Axel. Él y Carol comienzan a hablar, mientras Carl y yo nis miramos cómplices, alzando y bajando las cejas.

- ¿Cómo ha estado, señorita? - le escucho preguntar y lo observo, me habla a mí.

- Pues, siguiendo adelante. - respondo, él sonríe junto a Carol.

- Buena respuesta. - dice, lo miro unos segundos y recuerdo a Oscar.

- Oh, no he tenido la oportunidad de darte mis condolencias por la pérdida de Oscar. - le digo, acercándome un poco, él sonríe entristecido. - Era un buen hombre, dió su vida para salvar la de Maggie y Glenn.

Survive (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora