"Todo es azul, sus píldoras, sus manos, sus jeans...". Colors; Halsey.
Me removí incómodo en la cama, buscando abrazar el cuerpo de Gerard, pero la sorpresa al no encontrarlo espantó cualquier rastro de cansancio que había en mí.
—Joder —corrí hasta el baño, no estaba ahí.
Con dureza, tragué. Era mi responsabilidad y no lo cuidé. Busqué mis prendas con velocidad y salí de la habitación con el móvil en mi mano, una vez en el ascensor decidí llamarlo.
— Disculpe —la atención del guardia de seguridad se dirigió a mí—, ¿no ha visto a este chico por aquí? —le mostré una fotografía de Gerard y él asintió.
— En el club —me sonrió, yo solo corrí hasta el estúpido club del hotel, la música era elevada al entrar al lugar.
Mi mirada viajaba a cada rincón de ese lugar, era difícil poder encontrarlo pues había una gran cantidad de personas bailando entre ellos al ritmo de la música que sonaba en los altavoces.
— ¡Gerard! —grité, aunque era inútil, poco a poco fui abriéndome paso entre la gente.
Giré mi mirada hacia la barra, encontrando al azabache devorando los labios de una rubia teñida. Me acerqué hasta a él y con rabia los separé.
— ¡Frankie! —dijo emocionado al verme, el olor a alcohol en su aliento me daba aún más rabia, lo tomé del brazo con fuerza.
— ¿Qué mierda? —la rubia me miraba con el ceño fruncido—. ¿Podrías apartarte? Estamos ocupados.
— ¡Es mi novio, puta! —respondí, ella hizo un gesto de indignación.
— ¿Y? —sentí mis rostro caliente de coraje—. Si de verdad le dieras suficiente no habría venido hasta aquí sin ti.
Solté mi agarre del brazo de Gerard. El azabache parecía confundido, sin más ganas, me marché del club, pero Gee me seguía con lentitud.
— Frank —me llamó—. ¡Háblame!
— ¿Qué quieres que te diga? —apenas fui capaz de decir.
— Yo... lo siento —en ese momento, sentí las lágrimas acumularse en mis ojos.
— No puedo hacerlo —murmuré—. Ya no puedo con esto.
Gerard se acercó a mí, me acogió en sus brazos y sollocé. El pecho me ardía y solo quería marcharme.
[...]
Gerard y yo estábamos en el aeropuerto, él había decidido cambiar nuestros boletos después del incidente de la noche anterior.
— ¿Quieres que te lleve a un hotel? —la voz de Gerard me sacó de mis pensamientos, el aeropuerto estaba casi vacío.
— ¿Donna sabe lo que pasó? —negó—. Iré a contigo, tengo que recoger algunas cosas y regresaré a casa mañana.
— Frankie... —negué, sabía que venían sus absurdas explicaciones.
— Sólo vámonos —asintió sin decir nada más.
El viaje en el taxi fue de lo más incómodo, mi mirada jamás se apartó de la ventanilla y el silencio no fue interrumpido. Al llegar, Donna salió con una sonrisa, pero evidentemente confundida, seguida de Mikey.
— Creí que vendrían hasta la semana próxima, chicos —la mujer mantenía esa sonrisa que me provocaba un vacío.
— Cambio de planes —Gee habló sonriente.
— ¿Todo bien? —Mikey murmuró en mi oído, negué con disimulo—. Me llevaré a Frank, tengo que mostrarle mis... mis nuevas pantuflas.
— ¿Qué? —Gerard frunció el ceño, pero el rubio y yo subimos velozmente las escaleras rumbo a su habitación.
Una vez dentro, solo comencé a llorar, el semblante en el rostro del rubio cambió por completo y me dio un cálido abrazo. No me sentía capaz de dejar de llorar.
— Estaba con alguien más —lloré, la fuerza en su abrazo se intensificó y comenzó a frotar mi espalda con suavidad.
— Todo va a estar bien —susurró—. Supongo que te irás mañana...
— Sí —asentí sin separarme de él.
— Yo... lamento demasiado todo lo que dije antes —me separé, su mirada estaba llena de arrepentimiento—, nunca quise hacerte sentir mal, Frank.
— No es tu culpa —sonreí a medias—. Creo que debería ir con... con tu hermano.
— Oh, sí —encogió sus hombros y yo me dirigí hacia las afueras de la habitación.
La tarde pasó, Gerard habló con Donna diciendo que debía marcharme pues estaba en riesgo de perder mi trabajo. Durante la cena, la mujer quiso tomar algunas fotografías por lo que me vi en la obligación de sonreír al estar junto a Gerard.
— Hey... —Gerard había decidido dormir en el suelo para "darme mi espacio"— Frankie, ¿aún estás despierto?
— Sí —mi mirada no se despegó del techo de concreto.
— Solo quería decir que lo siento —suspiré con pesadez y cansancio.
— Gerard, deja de disculparte —continué—. Es más, todo el mundo tenía razón al decir que lo nuestro solo era una relación para coger.
— ¿Qué...? —interrumpí.
— A nadie le importan los sentimientos mientras que todo se trate de un buen rato —reí con ironía—, es aún más gracioso pensar que solo estoy aquí por salvar tu estúpido pellejo y que tu madre no supiera que su hijo es un idiota drogadicto —sentía su mirar fijo en mí—. ¿Es que acaso quieres que siga?
Sin haber obtenido respuesta alguna me acomodé en la cama, sentía que algo en mí estaba rompiéndose en miles de pedazos que no era capaz de recoger. Fue en ese instante que deseé regresar a ese primer día en el que conocí a Gerard, anhelé tanto no haberlo conocido jamás.
En ese instante me di por vencido y renuncié a Gerard.
[...]
— ¿Podrás pasar por mi al aeropuerto? —hablaba por Alyssa, estaba terminando de alistar todas mis cosas para volver a Colorado.
— Sabes que sí, cielo —ella habló con suavidad.
— Gracias.
— Hey, Frank —escuché su respiración—, solo piensa bien en todo.
— Ya lo hice —aseguré—. Y por eso sé que ésta es la mejor decisión.
— Entonces te veré en unas horas —sin más qué decir, terminé la llamada para poder cerrar la última de las maletas.
Alyssa ♡
Recuerda su manía !!!
13:04MANÍA = IMPULSIVUDAD O IDIOTEZ
13:04Busca en Google, tqm
13:04Tú
Ya no importa, lo hecho está hecho
13:06Además, nadie dijo que sería para siempre
13:07Gracias por intentarlo ♡ :(
13:07Alyssa ♡
Respeto tu decisión
13:07Pero solo espero que estés seguro de que es la correcta
13:08Leído 13:09