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N/A: He decidido hacer un par de cambios en la historia a partir de la parte 12, la trama será un poco diferente.
Gracias por leer. ♡

"Por favor, no me hagas esto a mí porque eres lo único que me mantiene con vida. Y no quiero esperar hasta la fecha establecida porque preferiría terminar con todo esta noche, y si significo algo para ti, lo siento pero he tomado mi decisión..." Bulls in the Bronx; Pierce The Veil.

Frank

Inconscientemente tenía el presentimiento de que algo no estaba bien. Gerard había estado actuando de manera extraña durante un par de días. Mi sonrisa de agrandó cuando lo vi entrando por el pasillo, sus prendas eran todas del mismo color... negro. La sudadera deportiva que llevaba era, al menos, dos tallas mayores; además que traía puestas unas gafas oscuras.

— ¿Acaso viene de un funeral? —Ray se burló, mientras se giraba para sacar libros de su casillero.

— No lo sé, creo que le queda el color —admití riendo.

— Tú lo dices porque te encanta —me dio una palmada en la espalda— Pero debes admitir que en estos días ha estado raro.

— ¿A qué te refieres con "raro"? —hice una mueca.

— Pues, no sé... ha estado actuando raro, ya sabes... —trató de explicar— Es que, es como si fuera una nube depresiva.

Esa frase quedó en mi mente por un par de minutos, ¿y si Gerard estaba deprimido? Me quedé en silencio sin saber qué decirle a Ray, mis manos temblaban y sentía que comenzaría a sudar en cualquier momento.


Esperé un poco hasta que Gerard se marchó a su clase, Michael seguía en su casillero hablando animadamente con Lindsey. Me acerqué solo un poco, pero él me miró y de inmediato pareció entender que algo no estaba bien, se despidió de la pelinegra y se acercó a mí.

— Frank —él me miró confundido— ¿Qué es lo que ocurre?

— Lo mismo pregunto... ¿qué ocurre con Gerard, Mikey? —me sentía aterrado, no podría imaginar a Gee de un mal humor.

— Él... no quiere decir nada, pero todo parece apuntar a que es uno de esos momentos, Frank... ¿lo entiendes? —sus palabras eran forzadas, como si no quisiera hablar.

— No lo entiendo —suspiré pesadamente— Él... se suponía que ayer estaba bien.

— Así es esto, Frank —él rió irónicamente— ¿O qué es lo que esperabas?, ¿una advertencia? ¿Querías que te dijera "Hola Frank, mañana estaré deprimido?"

— N-No —su ironía me comenzaba a hacer sentir como un idiota.

— Bienvenido a la realidad —dio un par de aplausos— Si no lo quieres en tu vida será mejor que te alejes.


Mikey se marchó golpeando mi hombro. Me quedé como un maldito imbécil en el pasillo, no sabía qué pensar, pero estaba seguro de una sola cosa, no podía dejarlo de esa manera. No podía alejarme de él, no tenía razones.

[...]

— ¿Qué se supone que haga, Lindsey? —me encontraba recargando mi barbilla sobre la mesa, mientras que Lindsey comía frituras.

— Podrías solo... hablar con él acerca de sus sentimientos —encogió sus hombros sin despegar la mirada de la comida.

— Eso suena demasiado cursi, ¿no crees? —dije, tratando de sentarme correctamente para poder comer un poco de lo que había en mi bandeja de comida. 

— No lo es —ella rodó sus marrones ojos— Es importante, al menos para mí lo es.

— Tal vez lo es porque eres una chica —dije obvio— Gerard solo necesita pasar el día en un lugar divertido con alguien divertido como yo.

— ¿Estás seguro? —ella frunció el ceño.

— Claro, nadie tiene más razón que yo —reí, estaba más seguro que nunca.

— Entonces hazlo —ella suspiró rodando sus ojos.

— Tengo que planearlo perfectamente, tal vez lo llevaré al parque de atracciones —dije emocionado, amaba ese lugar— O podría llevarlo a esa absurda pista de carreras.

— ¿Por qué no le preguntas a Mikey?, él lo conoce más —Lindsey dio un sorbo a su Coca-Cola de dieta.

— ¡Eres muy sabia! —dije con emoción— Iré a buscarlo, te adoro.

 Me marché dejando a la azabache sola, debía buscar a ese rubio quien parecía odiarme con todo su ser. Mis piernas se movían a un compás; finalmente lo encontré charlando con una chica a quien no reconocía, él me miró y se despidió de la rubia.

— ¡Hola! —le dije con entusiasmo.

— ¿Qué quieres, Iero? —el desagrado en su mirada me hacía sentir incómodo. 

— Necesito tu ayuda, quiero llevar a Gerard a un lugar divertido —él soltó una carcajada.

— ¿A mi hermano? —asentí y él volvió a reír.

— ¿Dije algo malo? —mi entusiasmo se rompió en miles de pedazos, hice un pequeño puchero.

— No, para nada —sus ojos estaban llorosos por su "ataque de risa"— Es solo que Gerard no es fanático de ir a lugares repletos de gente, mucho menos cuando se siente deprimido. 

— ¿Qué? ¿Por qué no? —fruncí el entrecejo—Todos aman un poco de diversión en los días malos.

— Pues Gerard no —él rodó los ojos—Trata de pensar que todo el mundo se está jodiendo y solo quedas tú para ver como todo lo que amas de desmorona —suspiró pesadamente— De esa manera se siente él, solo que ahora, no hay esperanza. 

— ¿Qué puedo hacer para que se sienta mejor, Mikey? —dejé salir un suspiro frustrado.

— Solo, trata de entenderlo —dijo mientras colocaba una de sus palmas en mi hombro izquierdo.

— No es tan fácil como pensaba —hice un gran puchero.

— Nadie dijo que lo sería, pero verás que valdrá la pena, idiota —sonrió amplio antes de marcharse.

Durante el resto del día traté de pensar en cosas que podría hacer con un Gerard deprimido. Por más que trataba, las ideas parecían no llegar en lo absoluto; dejé salir un suspiro cansado mientras me dirigía hacia mi casillero con mi mochila colgando de uno de mis hombros.

— Hola —Gerard estaba esperándome en mi casillero, aún tenía la enorme sudadera puesta.

— Hola, Gee —le sonreí a medias— Yo, quisiera saber si podríamos pasar el resto de la tarde juntos.

— ¿Quiere hacerlo? —hizo una mueca disimulada, pero la noté.

— Si —afirmé— Tal vez podemos jugar algo de videojuegos o... ver películas en tu casa, o si prefieres puedes venir a casa de Sarah...

— ¿Quieres venir a la mía? —él me sonrió de manera forzada— No tengo muchas ganas de... de salir, ya sabes... el clima.

— Claro —asentí pensando en lo pésimo mentiroso que él podía ser algunas veces.

— Te lo agradezco, Frank.

— No tienes porqué —me puse de puntillas para besarlo, él me correspondió y pude sentir una calidez invadirme.

bipolar || FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora