"Me he convertido en un monstruo...
... y se hace cada vez más fuerte." Monster; Imagine Dragons.Gerard
La mueca en mi rostro no puede ser disimulada con nada. Mis manos aprietan el volante de mi auto con fuerza mientras que la música suena, probablemente es alguna de esas artistas absurdas, qué se yo, todas me suenan igual y solo conozco a Taylor Swift.
— ¿Crees que a Lindsey le importe venir a cenar más tarde? —mi pequeño hermano pregunta sin siquiera despegar la mirada del aparato en sus manos.
— No lo sé, deberías llamarle —suspiré pesadamente y decidí meter un CD en el equipo de sonido del vehículo, a los pocos segundos Avenged Sevenfold sonaba.
— La llamaré al llegar a casa, hay un par de cosas que quisiera hablar con ella.
Ignoré ese comentario para seguir el camino, pero por alguna extraña razón sentía una sensación de vacío en el pecho. Al llegar, Donna nos esperaba con una bella sonrisa, a pesar de pasar un buen tiempo con ella no podía evitar el revisar las notificaciones que me llegaban, esperando encontrar un mensaje de Frank Iero.
— ¿Por qué Mikey quería hablar contigo? —mi mejor amiga, Lindsey, ya estaba en casa. Ambos estábamos recostados en mi cama viendo una película de terror.
— Dijo que quería saber algo acerca de Frank, el nuevo —soltó una leve risa por una escena del filme— Ya sabes, nada extraño.
— Frank me parece tierno —solté sin más, ella tomó el control remoto y pausó la película.
— Necesito detalles —su sonrisa de cupido era perfecta— ¿Se besaron?, ¿ha aceptado ser gay?
— Vas muy rápido, Ballato —bufé— Es... un chico demasiado común pero tiene tantos misterios, ¿puedes creer que tiene hematofobia?
— Joder, Gerard, creo que tendrás que olvidarte de él —ella cruzó sus brazos indignada.
— Debo pensar en tantas cosas, y ni siquiera sé qué es lo que ocurre conmigo —me dejé caer exhausto sobre la cama suave.
— Intenta llamarlo, tal vez puedas conseguir algo —ella se puso de pie— Como sea, nos vemos mañana.
Al marcharse Lindsey, tuve la sensación de que ella tenía razón. Tomé mi móvil y comencé a teclear un mensaje para Frank, esperaría un par de horas y si no respondía lo llamaría.
Tú:
Hola Frank, soy Gerard :D
¿Llegaste bien a casa?, supuse que me avisarías pero tal vez lo hayas olvidado.Sonreí satisfecho al ver el mensaje, pero esa sonrisa se borró al caer en la cuenta de que habían pasado más de tres horas de haber enviado ese absurdo texto sin respuesta, con la poca dignidad que me quedaba hice lo que Lindsey había dicho.
— ¿Hola? —su voz ronca y adormilada me hizo sentir como un completo imbécil, él estaba durmiendo.
— Ho-Hola, Frank —digo nervioso— Lamento haberte despertado.
— No hay problema —bostezó— ¿Necesitas algo? —sus palabras sonaban tan pesadas por el sueño en su cuerpo.
— ¿Llegaste bien a casa? —él rió, por primera vez escuchaba su risa sincera.
— Es algo obvio, ¿no lo crees?
— Tienes razón, qué idiota —me di una palmada en el rostro— Es solo que tu absurda motocicleta... un día terminarás muriendo o asesinando a alguien con esa cosa.
— ¡Eres igual a mi madre! —puedo jurar que Frank había rodado los ojos.
— Solo te cuido, igual que ella —muerdo mi labio inferior.
— No tienes que hacerlo —Mikey me mira extrañado antes de desaparecer por el pasillo.
— Idiota —me digo a mi mismo y corté la llamada rápido.
Durante la primera clase no pude evitar pensar en Frank, jamás me había sentido tan idiota. Mis manos temblaban por la ansiedad que sentía, o al menos eso era lo que yo quería pensar. Al terminar la primer hora, que fue Biología, me di por vencido y decidí marcharme a casa.
— Mikey —murmuré llegando hasta el casillero de mi hermano pequeño, al mirarme abrió su boca con sorpresa.
— ¿Qué ocurre, Gee? —colocó una de sus delgadas manos sobre mi hombro.
— Necesito irme —murmuré con dificultad, mi vista viajó hacia Frank, quien estaba a un par de metros conversando con Jamia Nestor.
— ¿Te sientes mal? —hizo una seña que entendí a la perfección, sacudí la cabeza.
— Michael, en verdad no puedo quedarme, tú entiendes —él asintió frenéticamente.
— Le pediré a Lindsey que me lleve por la tarde, cuídate —me dio un rápido abrazo antes de que yo comenzara a caminar con velocidad.
— Hey, ¿podemos hablar? —Frank se interpuso en mi camino con una mirada de arrepentimiento.
— Será después, Frank —dije en tono frío, moviéndome para esquivarlo y marcharme, pero me tomó por la muñeca.
— ¿Estás molesto? —sus ojos reflejaban arrepentimiento.
— No, en lo absoluto —negué— En verdad no me siento bien y quiero ir a casa.
— Puedo acompañarte —lo miré horrorizado, él parecía hablar muy seriamente.
— No —quité con brusquedad su mano de mi muñeca— No necesito a nadie.
Lo dejé con la palabra en la boca y una cara de desagrado. Me hubiera gustado poder contarle la verdad aunque probablemente arruinaría todo y solo terminaría más humillado de lo que me sentía en ese instante.
Conduje lo más rápido que pude a casa, me sentía desganado y hambriento, mi madre notó que había algo mal en seguida y decidió no hacer preguntas.
[...]
— Tu estúpido novio me preguntó por ti al final del día —Mikey estaba recostado sobre uno de los sofás jugando un juego en su móvil.
— No tengo novio —solté un gruñido molesto.
— Pues él lo parece —soltó el móvil molesto, supuse que había perdido— Deberías... mantener tu distancia, ya sabes.
— Mikey, no pasará nada —respondí casi seguro.
— Espero que tengas la razón o tendrás que volver a la terapia —sentí un ligero vacío en el estómago ante la idea.
— Lo sé, no tienes que decirlo siempre que conozco a alguien —reclamé con molestia.
— Es por seguridad, debes mantener el perfil bajo y lo sabes.
— ¡Lo sé, no tienes que hacerme sentir un idiota siempre! —me marché molesto a mi habitación.
No podía evitar pensar en todo lo malo que yo era, no era siquiera la mitad de bueno que podría ser Frank y eso que ni lo conocía. Una fuerte presión se hizo presente en mi pecho.
— ¡Maldita sea! —grité molesto.
Comencé romper miles de dibujos que estaban pegados en mi habitación, me estaba quebrando y no debía ceder ante la desesperación, así que decidí salir lo más pronto a correr sin sentido alguno