"Arrojando tus píldoras por el fregadero, diciendo 'no es lo que parece'." Not in the same way; 5 Seconds Of Summer.
Después de llegar a casa con Gerard tuve que llamar a mi jefe fingiendo que tenía una emergencia con mis padres y no podría ir, se vio demasiado creíble al ser una llamada por la madrugada.
Después de volver a la cama, y dormir un rato más con Gerard a mi lado, me desperté al medio día; él seguía sobre la cama dormido apoyado sobre uno de sus costados.
— Gee, despierta —le dije en un tono normal, él se movió un poco y abrió, con trabajo, sus ojos.
La primera impresión que tuve fue que estaba más ojeroso y su palidez también aumentaba, tendría que decirle a Taylor.
— ¿Cómo llegué aquí? —sus labios estaban resecos.
— Tus "amigos" me llamaron —un suspiro aliviado salió de su boca.
— ¿Taylor sabe que estoy aquí? —negué sin articular una sola palabra— Mierda, va a matarme si no la llamo pronto, ¿tienes mi móvil?
— Está en el comedor —dije y él salió apresuradamente en busca del aparato, yo lo seguí.
Con desesperación marcó el número de la castaña, podía ver las ansias en cada uno de sus movimientos. Hasta que su expresión se relajó.
— Si, no grites... —me miró— Estoy con Frank, teníamos que hablar de algo... sí, estuve con él toda la noche —lo miré mal, él encogió sus hombros— Sí, sí, iré más tarde.
— ¡¿Qué coños te sucede?! —exclamé una vez que el pelinegro había terminado la llamada.
— No mentí, estuve contigo —sonrió inocente.
— Pero no durante toda la noche —soltó una risa nervioso— Joder, tendrás que decirle la verdad, no estuviste aquí y te metiste lo que sea que te hayas inyectado, no se lo dijiste así que lo haré yo.
— ¡No puedes hacerme esto! —dijo molesto, mientras jalaba su propio cabello frustrado.
— Claro que puedo —dije y me encaminé a mi habitación de nuevo, siendo seguido por él.
— No puedes, en verdad... ¿sabes lo que Taylor hará? Le dirá a mi madre y ella me obligará a volver a rehabilitación—se detuvo en el umbral de la puerta— No quiero hacerlo...
— Lo hubieras pensado antes —su mirada estaba clavada en mí, la sentía.
— Si no le cuentas nada a Taylor te prometo que no lo volveré a hacer y... y te diré todo lo que quieras saber —suplicó— Pero por favor, no me hagas esto a mí.
— Gerard —me miraba con esos ojos llenos de lágrimas, suspiré algo molesto— Bien, trato hecho —mentí, todos saben que no es bueno confiar en un adicto.
— ¿Puedo ducharme? —hizo una mueca mientras observaba sus prendas con algo de asco.
— Supongo, te prestaré algo de ropa —él solo asintió— ¿Qué mierda fue lo que pasó, Gerard?
— ¿Anoche? —asentí.
— Fui con unos amigos a pasar un buen rato, ya sabes —rió de manera sarcástica— Llevo un par de días haciéndolo.
— ¿Haciendo qué exactamente?
— Consumiendo heroína —rodó sus ojos.
— ¿Es que tú estás idiota? —lo tomé por los hombros con fuerza— ¿Sabes lo adictiva que es esa mierda?
— ¡Pero estoy bien! —se intentaba zafar de mi agarre.
— ¡Cierra la boca! —dije muy molesto, él me miró algo asustado— No voy a cargar con la puta culpa, no dejaré que termines muerto por una sobredosis —solté sus hombros y tomé mi móvil.
— ¡¿Qué mierda?! —comencé a marcar el número de Taylor.
— Lo siento —dije, pero en verdad me importaba.
— ¡No seas idiota! —me intentó arrebatar el móvil, pero lo hice a un lado con un pequeño empujón— ¡Me lo prometiste, Iero!
— ¿Hola? —la aguda voz de la chica sonaba curiosa.
— ¡Hola, Taylor! —saludé de prisa— ¿Te importaría venir? Quiero hablar algo contigo.
— ¿Es sobre Gerard? —rió nerviosa— Ya sé que está contigo, espero que hayan solucionado sus problemas amorosos.
— En realidad... es otra cosa —dije apenas audible— Ven pronto.
— Llegaré en un par de horas, estoy en el salón de belleza —suspiró con ligereza— Te llamaré en cuanto vaya hacia allá, besos.
Terminó la llamada, Gerard se lazó sobre mí provocando que ambos creyéramos al suelo. Comenzó a darme golpes en el pecho, pero su fuerza iba disminuyendo a medida que sus lágrimas incrementaban.
[...]
— ¿Y bien, qué pasa? —Taylor estaba sentada en uno de los sofás.
— Eh... ¿quieres algo de tomar? —pregunté, miré de reojo hacia Gerard, jugaba con sus dedos ansioso.
— No, saldré con alguien en un rato —habló con emoción.
— Bien, es algo importante —medité antes de hablar y me odié por unos segundos— Eh... Gerard... él aceptó ser mi novio.
Ambos me miraron desconcertados, Taylor trataba de comprender todas las palabras que habían salido de mi boca; Gerard me miraba atónito sin siquiera decir nada.
— Vaya, no creí que fueran en serio —habló la castaña— Además, fue algo rápido...
— ¿Eso crees? —hablé mientras me pegaba a Gerard, tomando su mano delgada.
— Sí, pero estoy de acuerdo con su relación, es... tierna —su mirada se posó en el azabache.
— Me alegra —habló al fin— Creo que llevaré a Frank a Nueva Jersey la próxima semana, tenemos mucho de que hablar.
— ¿Estás hablando en serio? —la mandíbula de la chica se abrió automáticamente— ¿Piensan vivir juntos tan pronto?
— ¡No! —exclamé, llamando la atención de ambos— Más bien... solo iré de visita un par de semanas, ¿verdad, amor?
— Sí, eso es —asintió, Taylor nos miraba no muy convencida.
— Me alegro por ustedes dos —miró su reloj lujoso— Me gustaría quedarme a ver cómo se besuquean, pero voy tarde a una cita.
— Suerte —Gerard se puse de pie igual que ella, ambos se abrazaron.
— Ve con cuidado —le dije y ella solo se despidió con un ademán antes de salir.
Al cerrar la puerta ambos nos miramos por un par de segundos sin decir nada, no hacía falta hacerlo.
— ¡¿Estás idiota?! —Gerard gritó— ¿Tienes mierda en la cabeza?
— Mejor cállate —rodé ojos ojos— Acabo de salvar tu inexistente trasero.
— Oh, claro, se me olvida que siempre salvas a todos —me fulminó con la mirada.
— Cierra la boca —le di una mirada amenazante.
— ¿Si no qué? —se me acercó, poniendo sus manos en mi pecho.
Miré su rostro, podía notar la furia en él. Sin decir nada más besé sus labios, él me correspondió.
En menos de lo deseado él estaba recostado sobre el sofá con el torso desnudo mientras que mis labios devoraban su boca y mis manos intentaban quitar todas sus prendas.