Capitulo 10:Drako

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Nami luchaba por contener las lágrimas, aunque ella misma fuera una agresiva de primera, no soportaba la violencia entre nakama cuando era tan en serio. Sanji sostenía el cuchillo con el que había empezado a cortar las verduras antes de ser interrumpido por la discusión, y por la expresión de su rostro se veía que si no le lanzaba el cuchillo a Zoro no era por falta de ganas. Chopper permanecía abrazado con Ussop, ambos demasiado asustados de ver a Robin y Zoro discutir de tal forma… bueno, más que nada de oír a la tranquila e imperturbable Robin discutir con alguien. Franky había dejado su lado emotivo y tronaba los nudillos amenazadoramente. Ussop temblaba aún más, él mejor que nadie recordaba a Franky en sus épocas de mafioso. Los gritos subían de tono y todos querían intervenir, pero una mirada de Luffy los contuvo.

-Déjenlos, es algo que deben resolver ellos. No quiero que nadie se entrometa- en contra de su voluntad tuvieron que obedecer, fue uno de los momentos en los que Luffy se veía serio y maduro, lleno de fuerza, uno de esos momentos inusitados en los que el alocado capitán parecía demostrar que más que un sueño, el tenía derecho a reclamar como suyo el puesto de rey pirata porque simplemente le pertenecía.

Robin se dirigió a su camarote y todos dudaron si seguirla o no, entonces Luffy volvió a hablar:

-No quiero que nadie tome partido por Robin o por Zoro, los dos son nuestros nakama-todos asintieron de mala gana, francamente en ese momento ninguno quería tomar partido por el pobre espadachín.

Pasaron un par de semanas y nadie dijo nada al respecto, aunque Zoro percibía la tensión entre Nami, Franky y Sanji cuando se dirigían a él. Ahora solo veía a Robin durante las comidas, la arqueóloga no volvió a subir a cubierta si los demás no lo hacían. Se sorprendía a si mismo buscando una sonrisa de la ojiazul, aunque no fuera dirigida para él. Uno nunca sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido. Tenía que confesarse a sí mismo que extrañaba esas sonrisas, esas miradas que lo ponían nervioso y que lo habían llegado a hacer sentir como si ella tuviera cierta predilección por él, cosa que lamentablemente él había arruinado estrepitosamente.

Los primeros días había intentado mantener su orgullo ""Si quiere seguir molesta es su problema, no pienso rogarle… ni que fuera tan importante. Así estaré más tranquilo y podre entrenar sin tenerla pisándome los talones"". Su egoísta intento de consuelo había fracasado, simplemente la extrañaba, y se sintió peor cuando Luffy le reveló quién era Saúl.

- Zoro… Saúl era su amigo cuando ella era niña, murió para protegerla durante la Buster Call que destruyó su isla.

Las palabras de Luffy resonaban una y otra vez en su conciencia. Y se sentía peor. Él sabía muy bien lo que era perder a un amigo en la niñez. Había herido a Robin con lo más sagrado para ella, y no había vuelta atrás.

A algunos metros del Sunny, una pequeña embarcación con un solo tripulante bogaba hacia ellos.

-Vaya, los mugiwara…- el joven dueño de la barca sonrió satisfecho, y sin embargo su sonrisa no auguraba nada bueno para quien se interpusiera en su camino-Por fin.

-Nami, hay una barca acercándose – indicó Ussop y Nami tomo un catalejo.

- Tienes razón, tal vez sea un naúfrago… ¡Hey montón de holgazanes! Hay un naúfrago, muévanse y súbanlo a cubierta-ordenó mientras todos se apuraban para no contradecirla.

El joven tendría unos 30 años, era bastante atractivo: alto, delgado, bien formado… con unos inmensos e inteligentes ojos cafés que los observaban bajo su melena color chocolate. Su sonrisa era encantadora, y nada en él podría indicarles que estaban frente a un enemigo, un enemigo peligroso.

- Gracias por salvarme, mi nombre es Drako –su voz era varonil y segura, Nami no pudo evitar sonrojarse. Ussop tuvo que disimular con una tos la risa que le causó el nombre del desconocido y Chopper y Franky estaban en una situación similar. Y Luffy no podía esperar para meter la cuchara:

-Soy Luffy, mucho gusto: Sé mi nakama-propuso sonriendo. Drako se sorprendió, había oído que Luffy era bastante… peculiar, confiado… pero nunca imagino que fuera así de idiota como para admitir a cualquiera en su tripulación sin más ni más. Sonrió, sabría cómo tratar a cada uno de ellos:

-Claro, será un placer capitán- todo en él rezumaba inocencia, pero había alguien que no acababa de confiar en él.

Sin que nadie lo notara, Robin observaba al desconocido con una atención muy bien disimulada. Zoro captó y malinterpretó una de esas miradas y sintió como ardía por dentro. Por un momento pensó que aún estaba a tiempo de lanzar al desconocido por la borda, pero luego suspirando reconoció que si Robin deseaba enamorarse, él no tenía derecho a impedirlo. El enemigo no lo sabía ni lo supo nunca, pero prácticamente en ese momento, la tripulación estaba en sus manos. Las dos personas más desconfiadas: Zoro y Nami, habían bajado la guardia, el uno por arrepentimiento y la otra porque el tipo era simplemente encantador. Solamente quedaba Robin en pie de guerra.

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Continuara..

Estúpida mujer ¿La amo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora