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Lena llegó a la casa con un exuberante ramo de rosas y una botella del mejor vino blanco. Hacía mucho que no le regalaba rosas a Sam y no quería perder esos detalles con ella.

Al entrar con Marcus, encontró a su hermano con su esposa en la sala. Sam estaba contando cómo fue la primera vez que Lena le enseñó a conducir, y lo contaba muy alegremente. Imra no paraba de reír por lo que escuchaba y Lex solo se mantenía en esa posición seria que habitualmente usaba.

Lena:- Buenas noches. - saludó la ojiverde, ganando la atención de todos. Sam se levantó de inmediato del sofá y caminó hacia ella. Al ver las rosas, no pudo evitar ponerse feliz. Lena se las entregó y, como agradecimiento, la morena le dio un sutil beso en los labios. Saludó a Marcus y caminó hasta la cocina en busca de un florero.

Lex:- Esta noche cocinaré yo, hermanita. - anunció el menor de los Luthor. Imra sonrió al escucharlo. Sabía que su esposo tenía grandes dotes culinarios.

Lena:- Me parece bien. ¿Cómo te sientes? - le preguntó a su cuñada.

Imra:- Bien, gracias. Iré con Sam, creo que deben hablar en privado. - Los dos hermanos asintieron y la joven se levantó y caminó a la cocina.

Kara y Kaena llegaron al lugar donde el jet ya las esperaba. Junto a él había tres personas, dos hombres que eran guardaespaldas y la otra persona era Natasha, la piloto, quien era hermana de Angelina.

Al bajar, las gemelas caminaron y saludaron a quienes se encontraban. Kaena estaba más que feliz de conocer a su sobrina. Su padre, madre y hermano la habían llamado más de cinco veces, pero la rubia no contestó ni envió mensajes. No le daba importancia a avisar dónde se encontraba o en qué estado.

Kara, por su lado, sentía que el miedo y la ansiedad se apoderaban de ella. En el camino, su hermana le aseguró que de uno u otro modo estaría en la vida de la niña. Pero la joven no sabía cómo tomar eso. No quería imponerse ante su hija. En el camino, Lex la había llamado y le habló del divorcio. Aseguró que cuando volviera, se reunirían y firmarían. Anhelaba más que nadie liberarse de esa situación.

Dos horas después, Lena, Sam e Imra se encontraban probando el postre que Lex había preparado. Ruby ya había despertado y Lex se encontraba encantado dándole algo de chocolate. La pequeña estaba satisfecha de probarlo, ya conocía el chocolate, sus madres lo comían siempre, y Lena había sido la primera en hacérselo probar.

Al finalizar la cena, Lex llevó a Imra a su habitación. Él quedaría con ella a pasar la noche para asegurarse de que estuviera bien.

Sam llevó a Ruby a su habitación y la acostó en la cama. Creó un círculo de almohadas para evitar un accidente.

Lena estaba en la cocina lavando todo lo que se había ensuciado. Después de unos segundos, la morena apareció para ayudarle.

Sam:- ¿Necesitas ayuda? - preguntó la joven.

Lena:- No, ya terminé. - colocó el último plato en la alacena y secó sus manos.

Sam:- Las rosas son hermosas.

Lena:- Las elegí pensando en ti.

Sam:- La joven caminó hacia la azabache y la besó. El beso fue delicado como siempre. La azabache la trataba de una manera dulce, cuidadosa. Después subió de tono y se convirtió en uno apasionado. Lena levantó a la joven y esta enredó sus piernas en su cintura.

Lena la cargó y sin problema subió las escaleras con la joven. Al llegar a la habitación, Lena caminó hasta la cama y rompieron el beso.

Sus respiraciones eran agitadas por la falta de oxígeno. Lena bajó lentamente a Sam, la miró unos segundos, puso un mechón de cabello detrás de la oreja de la joven y le sonrió.

Caminó hasta la puerta, la cerró, colocó el seguro y volvió a donde estaba la morena.

En el jet.

Narra Kaena

Kara se había quedado profundamente dormida.

Y yo no podía dejar de verla. Siempre había sentido que algo faltaba en mi vida, ahora comprendía que era ella. Era verdad que había tenido un hermano, Jemes. Él siempre estaba para mí, pero no era lo mismo.

También estaba Andrea. Ella había sido una buena madre, una madre que nos llevaba solo quince años a ambos, una madre que más bien parecía una hermana. Y un padre estricto que pocas veces demostraba interés por alguien que no fuera él.

Siempre se mantuvo ausente, tal vez era por eso que tanto Jemes como yo decidimos tomar caminos iguales, aunque eso no significa que fuéramos iguales.

Jemes era diferente, él vivía para ser una buena persona. Jamás se metía en nada turbio. No corría carreras ilícitas, no había mantenido una relación con la hija de uno de los mayores traficantes de diamantes. Tampoco había extorsionado a su propio padre por descubrir uno de sus negocios sucios, y menos se relacionaba con personas de reputación dudosa.

Él quería ser un héroe para su hijo. Era por eso que había venido a Ciudad Nacional con su novia. Si bien, al igual que mi padre, lo controlaba para que me diera e hiciera lo que quería, a veces era difícil de manejarlo.

Kara me había contado todo lo que había vivido, mientras yo gozaba, ella sufría.

El día de su boda, había roto mis reglas al enamorarme locamente de Octavia Blake.

Mientras ella tenía una hija, yo me enteraba de los engaños de mi novia y ella de los míos. Sus problemas no eran ni la mitad de los problemas que yo tenía. Pero bueno, a veces era mejor solucionar los problemas de otras personas que los propios.

Casa de Vause

Tres horas después
(00:30hs)

Narra Lena

Después de hacer el amor con Sam, le conté todo lo ocurrido. Le conté de Diana, del accidente de mi negocio con Alex.

Le dije todo y ella, como siempre, comprendió y también me dio su opinión de lo que pensaba.

Después de diez horas de vuelo, el jet aterrizó en la propiedad de Angelina. Las dos gemelas bajaron y observaron la mansión.

Kara:- Es hermoso. - comentó la rubia, ganándose la atención de su hermana quien no paraba de ver a Natasha.

Kaena:- Sí, bueno, tendremos que caminar.

Natasha:- Con esos tacones rubia y todo lo que trajiste, no llegas ni a la mitad. - comentó la pelirroja.

La joven la fulminó con la mirada, pero mantuvo su comportamiento y no respondió. Un segundo después, se mantuvieron esperando hasta que una camioneta negra llegó a donde estaban y aparcó. De ella salió Nia.

Al ver a las gemelas, Nia no pudo evitar ocultar su rostro de asombro. Se mantuvo quieta unos segundos mirando a ambas, lo cual impacientó a Kaena.

Kaena:- Deja de mirarnos de ese modo. Somos gemelas, es común que seamos iguales.

Kara:- Soy yo, Nia. - Dijo la rubia y su amiga rápidamente corrió a abrazarla.

Después de que el abrazo terminara, Kara le presentó a Kaena. Subieron a la camioneta y se dirigieron a la mansión.

El viaje fue de solo unos segundos. Al bajar, Nia las dirigió adentro.

Caminaron hasta la sala y ahí se encontraron con Angelina y dos pequeños, una niña y un niño.

Angelina:- Hola, Kara. - Saludó educadamente.

15/07/23 Corregido.

Besos Que Destruyen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora