Capítulo 1

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Era un día soleado, demasiado soleado. El sol le molestaba, a él antes le gustaban los días soleados. Pero antes tenía zapatos que protegían sus pies del asfalto caliente.

_Venga... venga...

Él golpeaba su cabeza. Había demasiado sol y no alcanzaba a recordar.

_ ¿Cómo era? Era... era...

Debía de recordar, él necesitaba recordar. Había caminado por mucho tiempo y había hecho mucho como para no recordar.

_Venga a nosotros..._volvió a intentar _Nosotros... nosotros.

Nosotros...

Nosotros...

Vénganos a nosotros...

_ ¡No! ¡Así no era!

Él tropezó, tenía la garganta seca y las ampollas se abrían en sus pies, pero él no sentía que hubiese caminado tanto.

Una patrulla apareció detrás. El comunicado de su desaparición había sido emitió ayer. Los oficiales se detuvieron, viendo desde el interior del auto como el chico golpeaba su cabeza y caminaba a la mitad de la calle.

Él no los sintió llegar, no sintió la patrulla, ni escucho las sirenas.

Venga.

Venga.

El chico comenzaba a recordar, recordar cabellos negros cual carbón y una sombra alargada en su habitación.

_Venga a nosotros tu...

El sintió la mano del oficial sobre su hombro. La impresión lo hizo volver a olvidar. El chico se retorció hasta caer al suelo y rasparse las rodillas.

Los oficiales lo miraron, estaba vestido con una camisa y pantalones de algodón verde manchados de sudor, sus labios estaban agrietados y estaba tan aturdido que los oficiales creyeron que no sería capaz ni de reconocerse a sí mismo.

_Tiene la pulsera del psiquiátrico_ menciono un oficial y aun así ambos se miraron desconcertados.

_Se escapó ayer en la noche, no tiene ni 24 horas ¿Cómo es que parece que lleva días caminando bajo el sol?_ inquirió el otro.

_ ¿Crees que deberíamos llamar al tipo que siempre aparece en los casos raros?_ su compañero no respondió, las oficinas lo iban a llamar sin importar lo que él pensará.

_ ¡Hey chico! Ven ¿Cuál es tu nombre?

El chico no respondió. Su cuerpo se sacudía en espasmos incontrolables. Los oficiales lo tomaron, al principio con cuidado, pero en cuanto los forcejeos del chico incrementaron su intensidad, ellos incrementaron la fuerza.

_ ¡VENGAN! ¡VENGAN!_ gritaba el chico.

Él se sacudía, sus cabellos rubios iban en todas direcciones al igual que su cuerpo. Los oficiales lo sujetaron con tanta fuerza que los moretones quedarían durante días en su piel.

Les costó hacerlo entrar a la cabina del asiento de atrás de la patrulla, pero en cuanto el chico estuvo en la oscuridad del interior, cubierto del sol, se quedó inquietantemente quieto.

_Mi nombre..._ comenzó el chico, como si tratara de rescatar su nombre de las sombras _Mi nombre es Evan.

Sombra Roja (Trilogía Fantasma libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora