Dalia miro su pijama desconcertada, ya era hora de que Let estuviese lista para ir a clases. Era una costumbre de ambas ir juntas.
_ ¿No vas a clase? Vamos a llegar tarde_ la voz de Dalia se escuchaba dulce y fina, no lograba alcanzar a ver los nervios y el rechazo de Let.
Let pensaba en Joana y en Dalia, en que no había hablado con Joana, en que no había terminado con Dalia, en que ambas estaban a menos de 10 metros de distancia.
_Es que yo...
Let no alcanzo a decir nada más cuando Joana apareció a un costado, totalmente lista y arreglada para irse.
_Hola_ saludo Joana sin mirar a nadie en específico _Tengo que irme_ continuo mirando fijamente a Let _Te voy a llamar y debes de contestar rápido.
_ ¿Tú quién eres?_ le pregunto Dalia.
Joana no dijo nada, dio una mirada superficial a Dalia, de esas que parecía que no estaba mirando a nadie y grabo el rostro de Dalia en su memoria. Era parte del instinto de Joana, memorizar rostros y nombres. Sintió que miraba a una versión extraña de ella, más cálida y femenina, como si fuese una prima lejana. No analizo mucho quien era aquella chica, no quería hacerlo, después del mensaje que le había mandado Ariadna tenía otras cosas en que pensar.
_ ¡Qué te importa!_ espeto Joana.
Ella camino acomodando la jeringa en el bolsillo de su pantalón.
Dalia solo tuvo los segundos en que Joana hablo para mirarla y sentirse abrumada. Era tan hermosa que no parecía real, todo en Joana era como el resultado de un artista nostálgico.
_ ¿Quién es ella?_ pregunto Dalia.
Let sintió que la garganta se le secaba, que la voz era apenas un hilo y que no podía hablar. No creía que era el mejor momento para hablar con Dalia, no cuando en lo único que podía pensar era que quería un beso de despedida de Joana.
***
Los ojos de Caroline se abrieron. La molesta luz del sol le irritaba los párpados, se revolvió en las duras sábanas, la espalda le daba espasmos de dolor. Le tomo un momento darse cuenta que había dormido en el suelo y un par de minutos más notar que no era la luz del sol lo que la molestaba, era la luz del foco de la habitación.
Pero le tomo mucho más tiempo reconocer las paredes y aun así no estaba del todo segura de en dónde estaba. Se sentó apoyando la espalda de la cama y sacándose las sábanas de encima. La cabeza le dio un sacudón, no sabía dónde estaba la puerta. Trato de levantarse y todo el cuerpo le falló.
Le dolía la cabeza, la garganta y la nariz, su cuerpo se sentía desesperado por un vaso de agua pero ella no estaba desesperada por encontrarlo.
_Hoy Barbie no está muy sonriente.
La primera vez que Caroline escucho esa voz fue la noche después del entierro de Patrick, se había asustado tanto que no logro dormir en días. Pero ahora era una voz que buscaba, y él siempre aparecía cuando su cuerpo comenzaba a despertar del entumecimiento de la droga.
_ ¡Patrick! Abrázame_ le rogó Caroline.
Él estaba de pie apoyándose de forma despreocupada en el escritorio de la habitación. El traje blanco con el que lo habían enterrado se fundía con su piel blanca. A veces, cuando Patrick sacudía la cabeza y sus cabellos negros se movían, Caroline podía ver el maquillaje cubrir el agujero de salida de su frente como un corcho. Y cuando giraba Caroline no era capaz de ver su nuca, prefería ver la forma en que el saco marcaba los músculos de sus hombros.
ESTÁS LEYENDO
Sombra Roja (Trilogía Fantasma libro 2)
General FictionJoana Valera piensa que ha alcanzado su libertad y que su más grande desafío es recuperar a Let, pero su peligroso pasado la absorbe y sus antiguos rivales regresan, para mostrarle que todo lo que creía era una mentira. Ella tendrá que trabajar en e...