Capítulo 18

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Muchas veces Let había imaginado que Joana la esperaba en la salida de sus clases, reclinada sobre una pared con una chaqueta de cuero y lentes oscuros, a veces la imaginaba con una rosa en sus manos, otra veces solo con una sonrisa.

Dalia solía regalarle rosas y Let solía pensar que Joana jamás había hecho eso por ella.

Se sintió terriblemente mal de pensar aquello, como una niña ilusa. La vida de Joana no era de rosas, chocolates y esperas entre clases, su vida era de luchas, peligros y muerte. Let solo había tenido una pisca de esa vida, y aunque le había asustado y lo único que quería era que Joana se alejara de todo eso, en su interior sabía que Joana se sentía completa y cómoda en el peligro y Let no sabía que papel tenía ella en su vida.

Para su sorpresa parte de su imagen se materializo frente a sus ojos cuando salió de su clase. Joana no estaba apoyada de ninguna pared, estaba de pie, con la espalda bien recta, tampoco tenía una chaqueta de cuero ni lentes de sol; vestía una sencilla camisa negra con el estampando de una medusa. Tampoco tenía ninguna rosa o sonrisa, y sus manos estaban metidas dentro de los bolsillos de su pantalón.

Let noto que no solo ella la miraba. Sabía que Joana tenía una energía atrayente y llamativa. No había sido ningún secreto para ella, pero se sentía desechable cuando aún no tenía ninguna seguridad sobre ambas.

_Hola_ comenzó Let

_Hola ¿Vamos a almorzar? Tenemos que hablar.

Let dio un suspiro pesado y asintió. La conversación de anoche fue totalmente interrumpida, primero por Olivia y luego por la llegada del equipo de Joana.

Muy a su pesar, Let esperaba que la conversación no fuese tan pronto y que Joana la besara y le sostuviera la mano cuando se vieran. Pero nada de eso paso, Joana caminaba al lado de ella y miraba siempre al frente, ni siquiera le había sonreído.

Joana la llevo a una de las cafeterías de la universidad y eligió una mesa apartada para ambas.

_ ¿Quieres que comience yo?_ pregunto Joana.

Let no quería comenzar, quería besarla y nada más, pero le tocó enfrentarla y asentir.

_Te lo dije una vez y te lo vuelvo a repetir, no soy tu princesa en tu cuento de hadas, aquí ni siquiera hay un cuento de hadas, no te puedo ofrecer eso.

Joana calló por un momento, debía escoger las palabras adecuadas, quería que la decisión de quedarse o alejarse fuese totalmente de Let y no fuese producto de un arranque como la noche anterior.

_Te puedo ofrecer mis sentimientos, mi amor, son todos reales para ti. Así como es real los peligros que hay en mi vida. No me voy enojar si te apartas por eso, o si te apartas porque ya no me amas. Lo entenderé.

Let miro sus manos sobre la mesa, no tenía estomago para mirar su rostro y hablarle al mismo tiempo. Joana siempre había sido valiente, valiente para enfrentarse al cañón de un arma, valiente para poner en palabras sus sentimientos, valiente para dejar que su amor tuviese otro amor.

Let no se sentía nada valiente a su lado, se sentía mucho más pequeña, y no quería sentirse así. No quería ser la sombra roja detrás de Joana, quería ser algo más que solo la chica que Joana ama y que por eso tiene que proteger.

_Intente tener una vida más tranquila sin ti, sé que alguien como Dalia puede darme esa vida. Lo intente, pero en cuanto saliste, lo único que podía pensar era en terminarle a Dalia y llevarte al cine.

Let hablaba sin apartar sus ojos de sus dedos, sabía que en cuanto levantara el rostro, las palabras se esfumarían de su boca en un suspiro.

_Te amo, porque lo que más me aterra es tener una vida fácil y feliz y que tú desaparezcas. Tienes razón no eres mi princesa, pero eres mi heroína. Y sé las consecuencias de estar contigo, así como sé que quiero afrontarlas contigo.

Sombra Roja (Trilogía Fantasma libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora