Capítulo 14

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Caroline sentía que se ahogaba, era una sensación familiar, ya se había ahogado antes. Estaba boca arriba, trato de inclinarse hacia un lado, pero sentía que no tenía fuerzas. El ardor quemaba su garganta.

Cory salió del baño con el cabello todavía goteando y humedeciendo el suelo. Sentía su cuerpo tan relajado que le tomo un segundo reaccionar cuando vio a Caroline dando espasmos sobre su cama.

Cory corrió el poco espacio que lo separaba de su cama y giro el cuerpo de Caroline.

Todo el cuerpo de la chica convulsiono mientras sacaba el vómito que la estaba ahogando.

Cory dio una mueca de desagrado mientras la sujetaba, la mayoría del vomito era alcohol y jugos gástricos, y aun así olía a muerte.

En que mierda me he metido, pensó Cory mientras cargaba a Caroline y la llevaba al baño.

El vómito había ensuciado su cabello y su camisa. Parecía mitad consciente mitad ausente, y supuso que si la dejaba sentada sobre la baldosa de la regadera no le pasaría nada.

Regreso a su habitación y comenzó a limpiar lo mejor que pudo. Estaba acostumbrado a chicas ebrias pero no estaba acostumbrado a cuidar de ellas.

Una vez que su habitación dejo de oler a vomito volvió al baño, sintiéndose asqueado.

Vio a Caroline mirando una esquina del baño mientras sonreía como si estuviese viendo a su mejor amigo.

Cory estaba ligeramente molesto con ella, siempre se sentía molesto cada vez que miraba que la chica quedaba en ese estado.

Quería mucho a Caroline, había aprendido a quererla mientras Let lidiaba con su mejor amiga adicta. Y lo único que él quería era ver a esa Caroline que nunca vio, la que era capitana de un equipo de porristas, la que reía y la que se preocupaba por ella misma.

Abrió la regadera de golpe, supuso que no debió de hacerlo tan bruscamente cuando Caroline dio un salto de asombro y comenzó a temblar por el agua fría.

Quiso ir a abrazarla, a limpiarle el cabello y el rostro pero se mantuvo en su lugar. Hace meses Cory perseguía a Caroline como un perro faldero, pero él había llegado a un punto donde no quería conformarse solo con tener una sombra de Caroline y no a la Caroline real, a la chica fuerte que veía en fotos.

Cory espero un momento, el momento justo en que vio lucidez en los ojos oscuros de Caroline.

_ ¡Si yo no hubiese llagado te hubieses ahogado en tu propio vomito!_ comenzó Cory.

Caroline lo miro desde abajo, sentada bajo la regadera que la sumergía en su refrescante agua.

Tenía unos pantalones cortos, con diseños de rombos y el torso desnudo. Cory tenía el cuerpo de un atleta y el estilo de un modelo que se devoraba el mundo. En otro tiempo Caroline le hubiese dando mucho más que solo una mirada rápida. En otro tiempo donde su ex no la hubiese intentado matar y donde Patrick aún seguía con vida.

_Gracias_ bufo Caroline mientras enjuagaba su boca con el agua.

Sentía que la nariz y la garganta le ardían y solo quería dormir.

_ ¿Gracias? No pienso despertar un día con la noticia de que no estás_ la voz de Cory era fuerte, sin ningún temple de nervio.

Era la voz de un hombre que estaba seguro de cualquier cosa de su futuro.

_Descuida, no estás en mi lista de contactos_ se excusó Caroline.

Cory la vio luchar para ponerse de pie. Quería ir y ayudarle, no le importaba si le vomitaba encima o si se mojaba, pero una vez más se quedó quieto.

Recordó todas las veces que se burlaba de sus hermanos por ir de idiotas tras mujeres igual de idiotas.

_No tienes derecho a ser cruel Caroline, me preocupo por ti_ vocifero Cory mientras veía a Caroline tambalearse fuera del baño.

_Yo no quiero que te preocupes por mí.

Caroline goteo todo el camino hacia la puerta de la habitación. Y Cory se quedó allí de pie.

No seas idiota.

No seas idiota.

Se recrimino mentalmente mientras se vestía he iba tras Caroline.

***

Let jamás recibió una llamada de Joana, pero si un limpio y somero mensaje que solo le decía que le mandara una fotografía del grafiti que se veía en su ventana. Ni un "¿Estás bien? Quiero verte". Absolutamente nada.

De mala gana Let le tomo la foto y se la envió medio resentida, sabía que Joana no era del estilo de mostrarse muy cursi o romántica, pero esperaba menos neutralidad de su parte.

Let termino su maquillaje y comprobó la forma en que el vestido negro abrazaba su cuerpo. Se había despertado ese día totalmente decidida a terminar con Dalia y que cuando volviera a ver a Joana besarla sin sentir que tenía una sombra siguiéndola.

Pero comenzaba a sentir lo mismo que cuando Joana estaba encerrada, esa arrebatadora sensación que Joana era un espejismo y que Dalia era mucho más real.

Sombra Roja (Trilogía Fantasma libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora