Capítulo 15

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Joana se debatía entre ir o no. Let no le había dicho nada, y solo eso necesitaba para asegurarse a sí misma que no debía ir. Y aun así cuando Jake se reclino en el umbral de su puerta, dejo que una simple oración compuesta dicha por él calara tan adentro que la llevo a volver a escapar del edificio.

Hay una fiesta en la universidad y tu chica roja está allí.

Fue lo que le había dicho. Y aunque quería negárselo a sí misma, sentirse más lista que eso, se sintió inquieta de que Let no le dijera que iría a una fiesta.

Le costó encontrar el lugar correcto. Jake no había sido suficientemente específico en decirle donde sería la fiesta.

Joana vago por los alrededores de la universidad. Era difícil entrar de noche y había decidió no molestar a Olivia.

Se sentía estúpida dejando que Jake jugara con su propia mente, así tan fácil. Incluso no le importó que Elegante podía encontrarla vagando y sin protección, solo quería asegurarse de que Let no le había mentido.

En la cárcel Joana se acostumbró a que Let le ocultara cosas, pero la pelirroja siempre había sido una mala mentirosa. Y tenía la ligera esperanza de que Let dejara de mentirle en cuanto saliera.

Otra parte de ella le decía que no se había arriesgado por un simple arranque débilmente injustificado, sino porque sabía de los peligros de la noche y ahora que podía no iba a dejar a Let desprotegida.

Para Joana esa última justificación se escuchaba mejor en su cabeza.

La iluminación de la calle rompía con la oscuridad, y los alaridos de emoción de grupos de estudiantes embriagándose rompían con el misticismo de la noche.

Joana los seguía, alguien tarde o temprano se dirigiría a una fiesta.

Después de algunas cuadras, Joana comenzó a escuchar la música y bufo ante la inexactitud de la dirección que le había dado Jake.

La fiesta se repartía por varias casas. Los estudiantes iban y venían como torrentes de risas y gritos, las botellas vacías se apilaban con rapidez en la calles y la música hacía retumbar sus oídos. Joana llego a la exacta conclusión de que aún no se habían ganado una visita de la policía porque toda la cuadra eran casas residenciales donde vivían muchos de los estudiantes que estaban en la fiesta.

Joana camino por la calle, los grupos de amigos se repartían por todas partes, trato de imaginar a Let en un entorno como ese, la recordaba tímida, aunque se empujaba a si misma a hablar con las personas. La Let que Joana recordaba se pegaría a Caroline como un chicle porque no sabría qué hacer con tantas personas.

Recordó a la Caroline del cementerio. Caroline no era la persona de hace un año y seguramente Let tampoco.

Había algunos lucidos, que recién había llegado y fueron ellos los primeros que notaron a Joana. La brisa nocturna arremolinaba sus cabellos negros, y sus botanas negras pisaban las latas de cerveza como si fuese el único obstáculo que ella tenía para conquistar el mundo.

Pronto, los pasos seguros de Joana atrajeron la atención. Ella vestía sólida ropa negra, ni siquiera tenía algún diseño colorido en su camisa. Y aun así pocos fueron los ojos que no se fijaron en Joana Valera.

La seguridad de sus pasos, su piel blanca y suave, y el aire de soberbia y misterios atraían los ojos como un imán. Las personas normalmente notaban a Joana en un primer momento por la arrogancia de su presencia y luego se quedaban por su belleza.

_ ¡Hola hermosa!_ un chico se acercó a Joana.

Ella le dio una mirada fugas, lo suficiente como para memorizar su rostro y concluir que era el típico chico acostumbrado a tener todo lo que quería.

Sombra Roja (Trilogía Fantasma libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora