Capítulo 2

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Echo su cabeza hacia atrás, le reconfortaba sentir el viento en sus mejillas y el sol entre los pliegues de sus párpados. Hubo un tiempo en que no se podía permitir ese lujo, cerrar los ojos y tomar con calma el sol. Pero con el tiempo, todas habían aprendido a dejarla en paz, incluso los guardias procuraban guardar su distancia, aunque no siempre fue así y su piel era testigo de ello.

Por eso cuando sintió que le tocaban el hombro y le dijeron que tenía visita se sorprendió.

Joana no era fácil de sorprender.

Mientras la llevaba; su mente iba tan liviana que sentía que sus pies flotaban en el suelo. Pensaba que era Nana, ella solía visitarla tanto que incluso llegaba a ir dos veces en un solo día, ya todos la conocían e incluso le permitían pasar libros que no estaban en la biblioteca de la prisión.

Pero cualquier rastro de tranquilidad se esfumó del cuerpo de Joana. Se tensó de anticipación.

Las paredes angostas solo dejaban a dos personas caminar lado a lado.
Miro al guardia de reojo. Era un rostro conocido, y actuaba como si tuviera el secreto del mundo sobre sus hombros.

_ ¿Todo bien Fredy? _ pregunto Joana.

_Tan bien como estoy todos los días_ respondió.

Su voz era imponente, autoritaria y con cierto grado de desinterés como si estuviera dándoles órdenes a su mascota. Joana solo necesito escuchar su voz para saber que no estaba nada bien.

Joana sintió la molestia del osito de plástico en su calcetín. El uniforme no tenía bolsillos y era el único lugar donde podía guardar algo. Siempre que se sentía en problemas era mucho más consciente de la presión del juguete en su tobillo. Recordó su color rojo, el mismo tono rojo del cabello de Scarlet y eso la hacía recordarla, recordar su sonrisa, las pecas de su rostro, el azul de sus ojos. No había nada como su imagen para centrar la atención de Joana.

Él la hizo entrar a una celda de interrogación. Entro sin resistirse ni preguntar, sabía que no tenía caso y prefería ahorrar la saliva y la fuerza.

Una parte de ella esperaba que fuese su abogada, la madre de Let, pero también sabía que eran esperanzas mal infundadas.

Freddy cerró la puerta y Joana miro a su acompañante.

El grueso de su abrigo morado la distrajo del movimiento, pero el sonido de los anillos de sus dedos la alerto. Él lanzo la daga y Joana no la vio hasta que la hoja astillo el cemento de la pared y cayó en el suelo al lado de ella.

Joana tomo la daga y apunto su filo hacia Elegante.

Él le sonreí desde la pared opuesta. Era un punto de color en medio de tanto gris. De alguna forma hacía que un abrigo enorme de felpa morado fuese la mejor combinación para una camisa y pantalones de cuero blanco.

_Joana Valera. Un gusto por fin volver a verte después de tanto tiempo_ Elegante miro a Joana de los pies a la cabeza.

Era tan hermosa como la recordaba, aunque su cabello no estaba tan parejo, parecía que la misma Joana había cortado la punta de los mechones con enojo y con una navaja de afeitar.

_Aún eres muy hermosa, aunque el naranja no te queda bien. El negro siempre fue tu color.

_El rojo podría ser el tuyo_ amenazó Joana. Su pulso era firme sobre la empuñadura de la daga.

_Sé que no es mi tiempo_ afirmó Elegante.

_ ¿Y vienes a apresurar el mío?_ aventuró Joana.

_Sería una lástima que el mundo perdiera una mente como la tuya.

_ ¿Qué quieres?

_Tu mente_ Elegante movía sus anillos con ansiedad, como si necesitara de toda su paciencia para no caminar hacia Joana.

Sombra Roja (Trilogía Fantasma libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora