Capítulo 24

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Joana se sentía tranquila caminado por las calles, había estacionado su motocicleta una cuadra antes y ahora caminaba entres la gente y la música.

Muchos la miraban y otros le silbaban y le decían que se acercara. Pero Joana estaba demasiado ocupada tratando de no sentir un choque emocional. En el pasado cada vez que caminaba por esa calle y la miraban, la música se detenía, las voces se detenían y todos se abrían para permitirle paso, pocos eran los que se atrevían a mirarla directamente.

Era en esos momentos que se sentía la dueña de la ciudad.

Solo un año había bastado para que la olvidaran. Allí los rostros nuevos y conocidos convergían. Joana no sabía a quién buscaba o lo que estaba haciendo allí, hasta que noto que todos de cierta forma centraban su atención en alguien en particular. A Joana le parecía que aquel chico intentaba ser una imitación barata de Elegante.

Se fue acercando aún con la duda, pero todo se aclaró cuando noto que sus zapatos estaban hechos con el cuero negro del interior de su Cobra.

_Hola preciosa, si tu novio te dejo yo soy mejor.

Vocifero él, de cierta forma Joana esperaba un comentario así. Respiro y empujo sus emociones al fondo, mientras resolvía qué quería Elegante.

_ ¿De verdad?_ su voz había bajado a un tono más seductor, pero le costaba acompañarlo con una sonrisa.

Él no la paso por alto, con solo un vistazo podía asegurar que era la chica más linda en toda la cuadra.

_Soy todo lo que has buscado en tu vida.

Joana no respondió. Se acercó al auto donde él estaba reclinado y observo. Los chicos alrededor de él sonreían como si hubiese conseguido un premio. Pero noto que había un hombre en el fondo, uno de los últimos en la hilera de carros, era un competidor recurrente, ella reconoció el rostro y comenzaba a sentir que empezaba a reconocerla.

_ ¿Te gusta lo que ves?

Joana miro a la imitación de Elegante y por un fugaz momento creyó que no era tan estúpido como aparentaba, pero su primer juicio no había fallado. Joana se acercó a él, acarició el cuello de felpa de su chaqueta blanca y bajó sus manos hasta el bolsillo de sus pantalones.

Él le dio una sonrisa, Joana estaba segura de que era la sonrisa más seductora que el chico podía hacer.

Saco sus llaves y las meneo delante de su rostro.

_Entonces sube, yo conduzco_ vocifero ella.

Joana entro sin esperar respuestas y sin ninguna duda de que el chico entraría con una sonrisa animado por sus amigos.

No alcanzaba a comprender cómo Elegante usaba a chicos así, por la forma en que se movía parecía querer a gente con más cerebro con él. Ese pensamiento la hizo volver a sentir que se equivocaba. Pero una vez más los detalles le dieron la respuesta. En cuanto sus dedos tocaron el volante del auto supo que había sido reemplazado por el suyo.

Sombra Roja (Trilogía Fantasma libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora