Condensación

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Condensación

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Llegué hace un rato a casa, la ciudad parece arder al final de uno de los días más caluroso que hemos tenido hasta aquí. Hay una inquietante sensación durante los días de mayor calor, sientes que nunca va a parar y, sin embargo, sabes que como todo, cambiará y lo añorarás.

Nada más cruzar la puerta de casa me quito la ropa y me meto a la ducha, el agua en contraste con el calor de mi piel me ocasiona escalofríos, pero enseguida la sensación es grata, la temperatura interna baja y se regula, permitiéndome sentir alivio. Cuando termino me seco los pies, para no resbalar, el resto del cuerpo lo dejo mojado, se secará de inmediato y voy notando como la ducha, como controlador del calor, ha parecido inútil. Noto como la temperatura del aire se cierra en torno a mi cuerpo como una segunda piel que no puedo quitarme. Abro las puertas de cristal de mi habitación que dan a la terraza, permitiendo que entre una brisa sutil que parece esforzarse por penetrar por la capas de calor. El sol ya se esconde, dejando una línea de fuego en el horizonte.

Hay algo perverso en el verano, en el calor que notas en la piel y que condensa el cuerpo, haciendo más evidente cualquier deseo, como si estos florecieran y se abrieran paso a través de los poros.

Me dejo caer sobre la cama y me extiendo en todas las direcciones, esperando a que el aire me ayude. Cierro los ojos y siento la brisa, es apenas un contacto fresco y noto como remueve los vellos de mi piel, es agradable y a pesar del calor, me permite relajarme y sólo sentir el aire y el sonido de algún pájaro que se atreve a volar al atardecer. Entonces me permito pensar en ti y en el modo en que llenas mi alma en sueños y también cuando despierto, sin embargo, y aunque los sueños son dulces regalos de la imaginación, el despertar siempre me llena de melancolía y en tardes como estas en que la soledad se hace tan densa como el calor, no puedo evitar desear no haber sabido jamás del amor incondicional, porque el otro, el que se maneja de forma simple, con convenciones sociales que más o menos marcan un camino, ese permite una armadura de resguardo, pero el que tú me has enseñado lo traspasa todo, no deja un solo espacio de lo que soy sin que te pertenezca, y lejos de aquellos sueños sólo estoy yo.

¿Se puede amar de este modo toda la vida? —me pregunto

Y todas las vidas —escucho la respuesta, sé que viene de mí, de una especie de letanía que se ha despertado desde nuestro último encuentro, en medio de luces y psicodelia.

Me mantengo calmado y silente, sé que mi vida es amable y buena, a pesar de todo lo que sucede en el mundo y alrededor. Sin embargo, el alma humana es una exploradora, ha sido creada para buscar más allá, siempre, y necesito de tu alma para acompañarme y encontrar aquello por lo que estamos aquí. Algunos se sienten plenos creando nuevas formas de comunicación y otros trayendo nueva vida, yo sólo quiero explorar. Respiro hondamente por la nariz, siento como el aire me llena los pulmones y amplía mi diafragma, lo suelto con suavidad por la boca y repito un par de veces más porque sé que esto limpia mi mente de angustia. La brisa sigue siendo sutil y un poco más fresca que antes, se regodea por entre los vellos de mis piernas y mis brazos, me acaricia los pezones y la entrepierna. Hay cierta libertad en sentir el aire en el cuerpo desnudo y sin nada más que la piel. No puedo evitar pensar en lo bien que me vendría una hamaca ahora mismo, y lo apunto como una idea en algún resquicio de mi pensamiento.

Entonces siento que el toque de la brisa cambia y creo que es una caricia que comienza en mis tobillos y sube por la pantorrilla, pienso que puedes ser tú, pero no quiero abrir los ojos por miedo a que seas sólo parte de mi imaginación, separo los labios y lo que hasta ahora había sido una respiración relajada se convierte en necesidad de aire, el corazón ha comenzado a bombear con más fuerza. Siento el roce en las rodillas y en la cara interna de los muslos, sí tienes que ser tú, separo las piernas un poco más para dejarte espacio y noto el calor de tu cuerpo instalándose entre ellas. Mi sexo responde y se agita con movimientos erráticos y liberadores, mientras se van llenando de sangre las arterias que lo recorren y lo endurecen, siento tu respiración sobre él y aquello que hasta ahora era un momento de calma se convierte en ansia pura.

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⏰ Última actualización: Jul 31, 2020 ⏰

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