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Piensan asustarme para que te deje
Pero nunca nadie lo podrá lograr
Mientras tu me quieras yo estaré presente
Cerca de tu casa para platicar

Narra Vanessa

Sentí un Déjà Vu al llegar a la escuela por Zac. Había muchos padres recogiendo a sus hijos y en medio de esa multitud un auto de color negro que había visto con anterioridad. Golpeé el piso con el pie al recordar de quién se trataba.

No era que la primera vez que ví a Michelle me preocupara su relación con Zac pero ahora, después de que este se había ido con Alexandra dos noches antes no podía dejar de sentir celos por la madre de su alumno y ahora mi escena de llevar una mantecada en un tupper para él se me hacía estúpido.

El día anterior, después de ayudarle a Miley con su tarea de derecho empresarial le pagué el desayuno haciendo mantecadas con los que tenía en su casa y había guardado una para llevarle a Zac al otro día. Y ahora estaba ahí, dudando si acercarme o no

Pero qué demonios, yo era Vanessa Anne Hudgens, bueno ahora Gabriella Hannah Gómez, pero no importaba, no dejaría que esa mujer musculosa que me sacaba aproximadamente 10 centímetros de altura, 15 con los tacones que llevaba, me intimidara o me hiciera quedar mal con Zac. Así que fingiendo no verla, aceleré mi paso fuerte y firme hasta llegar cerca de la entrada de la escuela para ser yo a la primera que viera.

Miré para otro lado cuando le entregaron a Michelle al pequeño Brian y me desesperé al ver que no se iba, observé como fingía que le acomodaba el suéter a su hijo mientras hacia tiempo para ir a su coche. El reloj de la entrada marcaba las 13:30, Zac debía de estar a punto de salir, así que yo tenía que actuar rápido y quitar a su mujer de en medio.

—¿Michelle? Hola—saludé a la mujer que me vio desde el piso, a la altura de su hijo.

Sus ojos cafés sorprendidos no dejaron de mirarme desde que se levantó hasta quedar frente a mí. Intenté poner mi mejor sonrisa percatándome de como el niño con sus manitas en la mochila no dejaba de mover la cabeza entre su madre y yo.

—Hola, Gabriella—saludó por fin.

—Me imagino que vienes a hablar con Zac de tu hijo.

—No precisamente, cosas personales.

—Me temo que tendrá que ser otro día, hoy tiene planes conmigo.

Mis mejillas se habían entumecido de sonreír tanto y tan fingido.

—Es su trabajo atenderme.

—Para cosas personales no.

No podía creer en que me había convertido, ahora estaba discutiendo con una mujer por el tiempo de un hombre. Vanessa cada vez se alejaba más de mi vida.

—Gabriella...Michelle—habló el susodicho por detrás de nosotras.

—Quería platicar contigo—habló primero Michelle—pero ella me dijo que tenían planes.

Zac me miró interrogativo y yo intenté sanar mi culpa sonriéndole.

—Hoy fue mi día de descanso en el hospital, no sé cuando vuelva a tener tiempo—insistió la morena—pero si de verdad no tienes tiempo, busco otro día.

Intenté suplicarle a Zac que no se quedará con ella, me mordí el labio y parpadeé varias veces, pero no pareció sucumbir ante mi deseo. Ahora sentía que lo odiaba.

—Si quieres vamos a mi salón Michelle, ¿Me esperas 10 minutos, Gabriella?

—La verdad quería platicar fuera de la escuela—intervino Michelle—podemos ir a comer.

Cuando te encontréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora