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Narra Starla

Aventé el trapo con el que estaba limpiando la cocina cuando sonó el timbre, pensé que a Zac se le habían olvidado sus llaves y me sorprendió que después de nuestra fuerte discusión volviera tan rápido. Sin embargo al abrir la puerta,  una cara conocida alegró mi tarde.

—Hola Michelle.

—Starla, estaba cerca del barrio y me pareció buena idea pasar a saludarte, si no tienes inconveniente.

Era la persona que menos esperaba ver pero a la que necesitaba y así se lo dejé saber cuando la invité a pasar.

—¿Siguen los problemas con Zac?

Suspiré mientras servía los cafés.

—Al principio tenía la esperanza de que él sólo se diera cuenta, pero cada día pasan más cosas obvias y él sigue creyéndole. Sin ir más lejos, el domingo, después de la fiesta de la hija de un compañero de su trabajo, llegó con un reloj carísimo que ella le regaló como propuesta de matrimonio.

Me percaté de la expresión de sorpresa e incomodidad cuando alzó su ceja.

—¿Matrimonio?—repitió—¿Cómo alguien que no tiene dinero ni papeles piensa en matrimonio?

Me encogí de hombros, di un sorbo a mi café y sujeté la taza con fuerza.

—Pero eso no fue lo peor, también le dijo a Zac que se iba a Nueva York y volvía para casarse con él...

—¿O sea que por fin se va?

—Ya no, ahora la hermana sufrió un accidente y que el dinero que le iban a mandar ahora lo ocuparán en la hospitalización.

—¿Es enserio?—asentí—¿Y Zac de verdad le cree todo?

—Yo sé que es mentira pero no tengo forma de comprobarlo y mientras tanto me enemisto con mi hijo.

—Ay, Starla.—tomó mi mano—te entiendo, Brian es chiquito pero de sólo imaginar lo que tú estás pasando me altero mucho.

Sonreí, era una buena persona y lo más cercano a una amiga que yo tenía. Me gustaba cuando era amiga de Zac porque solía apoyarlo mucho pero hasta en eso había cambiado con la llegada de Gabriella.

—En fin, que sea lo que Dios quiera—cubrí su mano con la mía libre—pero, cuéntame, ¿te ha ido con el divorcio?

—Mejor, tanto mis abogados como los de Mark han llegado a acuerdos y no nos hemos visto, salvo cuando va por Brian a la casa, que por cierto acabo de comprar una preciosa Los Feliz, espero mudarme pronto y obviamente estás invitada cuando quieras.

—Muchas gracias, Michelle. Siempre has sido muy amable con nosotros.

Negó con la cabeza antes de responder.

—Yo los aprecio mucho a los tres, y contarán conmigo siempre. Es más, iré a ver a Zac al bar para saludarlo.

—Con cuidado, ya ves que Gabriella te prohibió verlo—me reí.

Y ella entendió mi sarcasmo.

—Ella es lo que menos me importa, muchas gracias por todo, Starla. Nos vemos pronto.

—Gracias a ti, Michelle. Ya sabes que siempre eres bienvenida.

Narra Vanessa

No había sido un buen día, por más que trate de estar animada tenía mucha rabia y tristeza que no me dejaba estar en paz. Zac no preguntó nada cuando pasó por mí, me abrazó, besó y sujetados de la mano tomamos un taxi para ir al trabajo.

Cuando te encontréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora