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Narra Vanessa

Caminé hacia el Lobby del hotel sintiendo mucha angustia en el estómago. Miley había hecho un esfuerzo enorme en difuminar la tristeza de mi rostro con algo de maquillaje, pero por dentro no había forma de que yo pudiera ser arreglada. Iba camino a la hoguera por mi propia voluntad, aunque me tranquilizaba un poco el saber que lo hacía para que mi familia estuviera bien.

—Busco a Gina Hudgens

Dije en recepción y tardaron menos de un minuto en indicarme su habitación y cómo llegar a ella. Era obvio que mi madre se hospedaría en un hotel así de elegante, no había razón para creer en el correo que me llevó a Austin pero ahora no podía volver el tiempo atrás y sólo me quedaba cumplir con lo que este me había pedido.

Me aferré a mi anillo antes de llegar a la puerta de la habitación. No podía creer que Zac no saliera corriendo y menos que yo me dejara convencer de que siguiera conmigo. Pero sabía que era cuestión de tiempo, él solo se daría cuenta de que yo no podía ofrecerle nada y se iría a buscar a alguien con quien pudiera cumplir sus sueños; en ese momento yo lo entendería y lo vería partir. Pero ahora, él me ayudaba a mantenerme de pie en este mundo sin sentido que habían creado para mí.

Toqué la puerta con la mano temblorosa y esta sensación se extendió por todo mi cuerpo cuando mi mamá apareció del otro lado. Me lancé a sus brazos enseguida y dejé que me besara toda la cara. Extrañaba tanto su presencia que me desvanecí ante ella y comencé a llorar.

—Tranquila, Vanessa. Ya estoy aquí.

Trató de consolarme sin éxito alguno durante, al menos, 30 minutos.

—Te extrañé mucho—balbuceé.

Después de que me estabilizara pidió comida italiana para que ambas comiéramos en la habitación, ella insistió en salir pero preferí estar en privado a sabiendas de la conversación que se avecinaba.

—Perdóname por no haberte buscado antes, hija—se disculpó de inmediato—Austin nos aconsejó que no lo hiciéramos, que podíamos perjudicarte.

Tomé sus manos que estaban sobre la mesa. Al mirarla me pareció que habían pasado 10 años en ella en el periodo de tan solo 1.

—Perdóname tú a mí por salir huyendo de esta forma y dejarlas a ti y a Stella solas.

—Fue un año difícil—confesó—pero ya tendremos tiempo de hablar de eso. Primero quiero saber cómo has estado.

—Bien, mamá—intenté sonreí.

—¿Cómo has hecho para vivir este año? ¿Tienes dinero?

—Sí, tenía una cuenta que la policía no conoce y de ahí he vivido—mentí.

—¿Dónde vives? ¿Compraste algún departamento?

—Rento uno.

—Ya me imagino de que estilo.

Seguía manteniendo mis labios en lo más parecido a una sonrisa. Y es que por una parte, estaba muy contenta de ver a mi mamá y ella parecía emocionada de saber que yo estaba bien. Incluso me estaba imaginando en una vida paralela a la de Nueva York sin estar más alejada de la realidad.

—¿Y ese anillo?—preguntó de repente—¿Estás comprometida Vanessa?

Esa pregunta tuvo tono de reproche combinado con sorpresa. Me quedé callada puesto que entre toda la confusión no había pensado en qué le diría de Zac y es que, aunque mi mamá tenía un corazón muy noble, vivía casada con la idea de que las personas deben de estar con alguien de su mundo y mi novio no encajaba en el que creía que era el nuestro, pero no le mentiría acerca de él.

Cuando te encontréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora