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Narra Miley

Agradecí que no llegara la profesora de la última clase así tenía tiempo de ir a buscar a Vanessa ya que esa mañana me desperté muy tarde y no me dio tiempo de ir a verla, aunque por una parte mejor, así tendríamos toda la tarde para platicar sin prisa alguna. Al llegar a la pensión  me encontré con dos caras largas en recepción.

—¿También vienes a lamentar el cuarto vacío de Gabriella?—preguntó Ashley al verme entrar.

—¿Cómo?—no entendí a qué se refería.

—Que Gabriella se fue—confirmó George

—¿Cómo?—repetí sintiéndome muy estupida.

—¿No te lo dijo?—se extrañó Ashley—anoche llegó muy mal por su pelea con Zac y al parecer hoy ya tenía el vuelo a Nueva York.

Sacudí mi cabeza, ninguna de esas palabras tenía sentido. Ella no podía irse a Nueva York, sin embargo si había dado esa explicación, que era muy convincente, era para que nadie la buscara. Pero no podía desaparecer de esa forma, así que pedí que me ayudaran a revisar su cuarto con la esperanza de encontrar alguna señal que me guiara a ella. Mientras rebuscaba en sus cajones sentí una gran culpa, tal vez si yo no me hubiera ido con Liam la habría hecho entrar en razón pero ahora sólo veía un ropero vacío y unas sábanas sobre la cama.

—Esas me las regaló y las almohadas a Camila—aclaró Ashley cuando se dio cuenta dónde fijé la mirada.

Negué con la cabeza varías veces y me mordí el labio, por un momento olvidé que estaba rodeada de gente.

—¿Tan extraño te parece que se haya ido a Nueva York?—preguntó George intrigado.

—Es imposible que ella vuelva a Nueva York,

—¿Por qué?—quiso saber Ashley—si allá está su familia y uno siempre extraña su hogar.

—Sí pero ella...—ambos pares de ojos me miraron muy intrigados—ella no tenía dinero ni logró recuperar el pasaporte u otra identificación.

George y Ashley se voltearon a ver sorprendidos y angustiados ante mi explicación.

—¿Zac no sabrá?—sugirió Ashley

—lntentaré hablar con él—suspiré resignada—de todos modos si ustedes pueden tratar de recordar algo más, no sé, si en algún momento hablaron de algún lugar o ella mencionó algo que no fuera Nueva York les dejo mi teléfono para que me avisen. Es muy importante.

Ambos asintieron, logré transmitirles mi preocupación y se quedaron pensando cuando yo salí de la casa. No quería ser alarmista pero necesitaba encontrar a esta mujer antes de que cometiera una estupidez.

Dudé varios segundos en ir a casa de Zac. Hasta la noche anterior él no había querido hablar conmigo y no sabía si había pasado el tiempo suficiente para que cambiara de opinión. Pero posiblemente a él en esa pelea le haya dicho algo o tal vez lo fue a buscar antes de que desapareciera y dejó alguna pista. Así que con valentía, y sabiendo que existía una gran posibilidad de que me cerrara la puerta en cara, fui a buscarlo.

Narra Starla.

—No quiero comer mamá, gracias—respondió Zac desde su cuarto.

No se había levantado en todo el día y lo único que escuché de él además del rechazo de la comida fue que se excusó en la escuela para no ir a trabajar. En tres años que llevaba dando clases nunca había faltado, ni siquiera enfermo evadía sus responsabilidades pero ahora ni siquiera a mí me había dado la cara. Tuve que mentirle a Dylan cuando me preguntó si Zac estaba enfermo, pues él también adoraba a Gabriella y era su hermano el que tenía darle explicaciones si así lo deseaba.

Cuando te encontréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora