capítulo dos

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West Hollywood,
California 1987.

-Vuelvo en un momento.- le dije a Nikki en su oído y éste asintió. Me dirigí al baño de damas para poder verme frente a un espejo, quizá mi maquillaje estaba corrido o algo así.

Por suerte, no se encontraba nadie en él, así que me sentí tranquila por primera vez en la noche. De mi escote, saqué el labial que tenia guardado y lo retoqué. Tarareo la canción que se oye fuera del baño,"Old time Rock & Roll" de Bob Seger.

Observo como se abre la puerta fuertemente, pensando por un momento que era alguna chica, pero no.

-Te equivocaste, el baño de hombres está al lado.- dije para volver a lo que estaba, con mi labial.

-¿Te crees muy lista verdad?- lo miré confundida.

-¿De que hablas, rubio?- me giré a él, cruzandome de brazos.

-Claro, hazte como que no sabes nada.- dijo y me tomó fuertemente de la cintura, presionandome contra él.- Qué sea la última vez que te burles de mi y me dejes como un idiota frente a mis amigos.

-¿Si no, qué?- lo miré desafiante.

-No querrás encontrarte conmigo, preciosa.

Esto último lo dijo pegado a mi oído, podía sentir su aliento chocar con mi piel, causandome escalofríos. Seguidamente me pegó una fuerte nalgada haciéndome gemir de lo repentino que fue. Sonrió cínico y me soltó para después dejarme sola otra vez en el baño. Maldito hijo de puta.

Regresé a la mesa, y éste ya no se encontraba allí. No le di mayor importancia, simplemente es un idiota.
Tommy me ofreció un Jack Daniel's y con gusto lo acepté. Era mi momento de relajarme.

Pasaré un buen momento con mis amigos y nadie lo interrumpirá.

○ ○ ○

5:46 AM

Con delicadeza abro la puerta de mi apartamento, no porque viviera con alguien, si no porque es temprano y se que los vecinos duermen aún (o eso creía).
Pongo la traba y dejo mi bolso en el perchero de la entrada, hago unos pasos y se oyen unos fuertes ladridos.
Me golpeó mentalmente, me escucharon mis mascotas. Observo como con felicidad se acercan dos gigantes bolas de pelo a darme la bienvenida otra vez.

-Shhhh.. Lía, Holly, es muy temprano para que todo el edificio escuche sus ladridos aún.- les dije mientras acariciaba sus cabezas, parecían haberme entendido, que gracias al cielo no emitieron ningún ruido más.

Después de hacerle cariños a mis mascotas, con la poca energía que quedaba en mi cuerpo aún, me dirigí al baño a quitar el maquillaje.
Una vez ya con todas mis necesidades hechas ahora si era hora de ir a la cama, rendida me tiré en ella y a mi izquierda se encontraba mi tercer y última mascota, Duque.

Tomé entre mis brazos a aquel gato gordo que fue el único que no vino a recibirme, y como si de un peluche se tratase lo abracé para caer rendida en un profundo sueño.

Me quedo mirando con detenimiento el lienzo. A esto definitivamente le falta algo, pero no se qué.
Suspiro harta y dejo los pinceles a un lado. Necesito inspiración y es algo que me está faltando, y me frustra demasiado.

Prendo un cigarrillo y me voy al balcón para disfrutar de la vista, amo con locura este apartamento sinceramente, me da la vista de toda la ciudad, y lo mejor, es que estoy cerca de todo.

𝑪𝒐𝒏𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 | Duff McKagan [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora