capítulo veintitrés

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West Hollywood, Los Ángeles,
California 1988.

-¿Cuanto has bebido?- pregunté al separarnos del abrazo.

-No he llevado la cuenta...- se recostó en el sillón y colocó una mano sobre sus ojos - Todavía estoy mareado.

-¿Quieres darte una ducha? Hay ropa tuya aquí.

-No vendría nada mal..- ambos giramos el rostro al oír las llaves en la puerta, a los pocos segundos entró Stephanie junto a Tommy.

-¿Cómo logró entrar?- preguntó ella al verlo.

-Dijo que el guardia de seguridad no estaba hoy.- me encongí de hombros.

-Hola viejo.- saludó Tommy a Duff.

-Hola Tommy.- intentó mostrar una sonrisa, que más que eso parecía una mueca.

-Vaya que has bebido.- río al ver la cubeta llena de vómito.

-¿Eso es?- señaló Stephanie - ¡Que asco, que asco, que asco!- chilló yéndose rápidamente hacia la cocina. Reí al ver su reacción y me levanté del sillón.

-Limpiaré esto, y además te traeré algún pastilla para el dolor de estómago.

-Gracias cariño...

Deseché y limpié todo en su lugar correspondiente, para después ir a mi habitación y recoger todo el desastre que había. Pañuelos por todos lados, fotografías nuestras sobre la cama y los botes de ansiolíticos. Ordené todo como realmente debía de estar y antes de salir tomé las pastillas para dárselas a Duff. Me dirigí a la cocina para servir un vaso de agua y allí se encontraba Stephanie guardando cosas en la alacena.

-¿Está todo bien?- preguntó.

-Si... digamos que ya estamos bien. Demasiadas emociones por hoy.- reí.

-¿Quieres que me quede?- acarició mis hombros.

-No, tranquila. Ve con Tommy que seguro te ha extrañado todos estos días que te quedaste aquí conmigo. Y te agradezco por eso.- la abracé fuertemente.

-Para eso estamos las hermanas.- rió - Quiero que estés feliz, ¿Si? Y se que él te hace feliz. Todos cometemos errores, así que no pierdes nada dándole otra oportunidad.

-Lo sé, gracias otra vez, Steph.

-No es nada.- sonrió y ambas caminamos hasta la sala donde se encontraban los muchachos hablando.

-¿Vamos?- preguntó Stephanie a Tommy.

-Claro, nos vemos luego.- saludó a Duff con un apretón de manos y a mi con un beso en la mejilla.

-Cualquier cosa me llamas, ¿Okay?- asentí ante su pregunta y cerré la puerta tras ellos.

-Toma esto, que ahora te prepararé la ducha. ¿Está bien?- le pasé el vaso con agua y las pastillas. Éste sólo asintió y yo fui al baño a preparar la tina, la llenaría con agua caliente para que el pudiera relajarse y espabilar luego de tanto alcohol ingerido.
Abrí el grifo y regulé la temperatura del agua. Dejé que se llene la tina mientras iba a la sala a buscar a Duff.

-Vamos.- pasé uno de mis brazos por su cintura y con fuerza lo pude levantar - Ayúdame, recuerda que mides dos metros más que yo.- reí y el también.

A paso lento llegamos al baño, dejé que se sostuviera de la pared y le quite sus prendas y zapatos, dejándolo completamente desnudo. Lo ayudé a entrar en la tina e hice que se recostara para que el agua cubra todo su cuerpo.

𝑪𝒐𝒏𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 | Duff McKagan [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora