capítulo quince

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Beverly Hills, Los Ángeles,
California 1987.

Casi tres meses preparando todo para este día, hasta creo que siento más nervios que Stephanie que es ella quien se casará. Me concentro en cómo la mujer de avanzada edad le acomoda los últimos detalles a su vestido.

-No voy a parar de decir que estas preciosa.- dije con una gran sonrisa.

-Tu estas preciosa, amo tu vestido.- me observó detenidamente - Pero, el mío es más lindo.- bromeó, ambas reímos ante eso.

-Linda, debo acomodarle algo a tu vestido también.- habló la señora acercándose a mi. Asentí y estiré ambos brazos para que ella pudiera hacer su trabajo - Este vestido, y el de la novia - señaló a Stephanie - Son unos de los mejores que he hecho. Les queda espectacular a ambas.

-Es una muy buena diseñadora.- le sonreí.

-Gracias, si en algún momento te casas, ya sabes donde venir. Habrá descuento.- largó una risita.

-Oh, le agradezco, pero es algo que no lo veo en mi futuro.- hice una mueca.

-Yo decía lo mismo a tu edad, y mirame ahora, en una semana cumpliré cuarenta años de casada.- abrí mis ojos como platos.

-Wow.. cuanto tiempo. Y que aguante.- ella rió.

-Sabes... a veces piensas que no todo es para siempre, que no todo saldrá bien. Pero créeme que esas cosas pasan, y es ahí donde te das cuenta cuando de verdad encuentras el amor. Yo lo encontré, tuvimos nuestros altibajos pero aún seguimos adelante porque nuestro amor si es verdadero. Nena, si tienes a alguien que de verdad te importa y esa persona demuestra lo mismo, no lo dejes ir, porque ahí es.

-Es muy bello oírla, da sabios consejos.

-Te lo dice alguien que te triplica la edad, porque ya lo viví.- sonrió - Si quieres puedes tenerlo en cuenta.

-Lo haré, gracias.

De reojo miraba a Stephanie, quien asentía con la cabeza, como queriendo mostrar que esta de acuerdo con lo que la señora dijo. Yo no digo que no estéde acuerdo, puede llegar a suceder pero no creo que eso me pase a mi. Debe ser lindo poder compartir la vida con alguien, pero nunca se sabe.

Nos encontramos con las damas de honor y la novia en una habitación apartada para nosotras, los hombres se encuentran en otra. Es estresante ver a Stephanie caminar de un lado a otro todo el tiempo.

-Voy a vomitar.- dijo comenzando a hiperventilar. Rodee los ojos y me acerqué a ella tomándola fuertemente de los brazos.

-¡Calmate o te volverás loca!- ella se detuvo - Respira conmigo, sigue mi ritmo.. eso es, inhala, exhala.. muy bien.- le sonreí mientras ponía un rebelde mechón detrás de su oreja - Todo saldrá más que bien, en breve serás la señora Lee.

-Me siento mejor.- habló esta vez en un tono más calmado - No se que haría sin ti.- me abrazó fuertemente.

Mientras la abrazaba, alcé mi vista ante el gran reloj que estaba tras ella. Faltaban diez minutos, en el oído le susurro de forma suave un "es hora nena". Ella simplemente asintió y tomó el ramo de flores que una de las damas de honor le entregó.
Aún seguía tratando de calmar su respiración, pero de igual forma sonrió y salió hacia el jardín donde sería la boda, seguida de las damas.
Yo, en vez de seguirla, fui a buscar a Nikki ya que ambos debíamos de estar ahí. Fui hasta la habitación donde se suponían que estaban ellos y abrí la puerta. Encontrandome con él, intentando levantarse del suelo, fui rápidamente a ayudarlo.

𝑪𝒐𝒏𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 | Duff McKagan [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora