capítulo catorce

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West Hollywood, Los Ángeles,
California 1987.

Finalmente mi travesía de la gira "Appetite for destruction" habia finalizado. Despues de unos largos casi dos meses recorriendo gran parte de Estados Unidos, al fin puedo decir "Hogar dulce hogar". Aunque no me quejo de nada, fue un viaje espectacular.

Después de una búsqueda intensa de mis llaves por mi bolso, las encontré. Con sigilo la puse en la cerradura y giré abriendo finalmente la puerta. Ni un alma rondaba por mi apartamento, todo esta en absoluto silencio, ni siquiera mis ruidosos animales están por aquí. Entré las maletas y las dejé a un lado de la puerta, primero me voy a adentrar para ver si esta todo en orden.
Cuando estaba camino a mi habitación, se escucharon varios golpes y después unos cuantos gritos. La puerta está completamente cerrada, así que sin rodeos de forma rápida la abrí. Encontrándome con una escena que jamás habría querer visto.

Al momento que me vieron abrir la puerta, los golpes cesaron, pero sus gritos de susto junto con los míos inundaron todo el apartamento. Rápidamente cubrí mis ojos con ambas manos, no quería ver el miembro de Tommy metido en el aparato reproductor de Stephanie.

-Bien..- dije aún con los ojos tapados - Voy a hacer como que esto no paso.. no vi nada.. y ahora me retiraré.. lentamente...- retrocedí y fui directamente a salón, tirándome en el sillón más grande.

Mientras aún sentía cierta incomodidad por la situación reciente, escuché pequeños y rápidos pasos por el piso que se dirigían a mi, levanté mi vista y allí estaban mis dos osas de peluche. Las cuales no paraban de ladrar y moverse por todos lados de la felicidad de ver a su dueña, las extrañaba tanto.

-Summer...

-Dime que estas vestido.- lo señalé sin mirar.

-Claro que lo estoy.- rió, giré un poco mi vista y efectivamente, tenía puesto sus pantalones. Algo es algo.

-¿Dónde se metió la perra de mi amiga?

-Aquí estoy..- dijo tratando de ocultar su cara de vergüenza. Reí fuertemente ante eso.

-Que recibimiento me han dado, dios mio, ¿¡Acaso no tienen casa!?

-Puedo explicar..- lo interrumpí.

-No, sólo diré que tú lavarás mis sábanas, Thomas Lee Bass.- lo señalé - Bien.. ahora, quiero una cerveza. Diganme que eso hay, por lo menos.- reí.

-Ya te traigo.- dijo Tommy dirigiéndose a la cocina. Stephanie se sentó frente a mi, manteniendo su mirada fija sin decir absolutamente nada. Pocos segundos después sonrió maliciosamente abalanzandose sobre mi.

-¡Te he extrañado muchísimo hija de tu puta madre!

-¡Yo también perra estúpida!- le devolví el abrazo. Poco después apareció Tommy con cervezas para todos.

-¿Cómo te ha ido?

-Realmente excelente.- respondí - La banda es genial y no me sentí incómoda en ningún momento. Fue un lindo viaje. ¿Y a ustedes par de tortolos?- se miraron entre sí.

-Tenemos que decirte algo.

-¿Qué cosa?- los miré extrañada. Vi como Stephanie levantó su mano izquierda hasta ponerla frente a mi rostro, mostrando un brilloso anillo de oro - No...

𝑪𝒐𝒏𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 | Duff McKagan [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora