Черный ✬ Альфа || Volkacio

десять [10]

Volkov no había dado señales de vida en los días sucesivos al encontronazo con Conway, aunque Horacio podía entender bien que el ruso quisiera estar a solas. No solo la confrontación y la mala deriva habrían reabierto heridas en su corazón, sino que también que por el golpetazo que se había llevado en el rostro, tenía pinta de que con el transcurso de las horas se le hincharía la zona cercana a la nariz y una zona sensible como aquella debía doler.

Técnicamente Horacio le había pedido semanas atrás el número de móvil a Volkov para situaciones así, pero la verdad es que solo podía ver el historial en blanco de la conversación y no tener muy claro sobre qué decir. Finalmente acabó por preguntar si podían verse, porque Horacio tenía el presentimiento que si Volkov era callado en persona, no sería para nada expresivo en un chat escrito. Después de unas horas Horacio pensó que había sido ignorado, pero al parecer Volkov simplemente no había leído el mensaje porque aceptó.

La última vez que se vieron, Volkov tenía el rostro hinchado pero ahora tenía un apósito sobre la nariz que no permitía ocultar por completo el hematoma que el puñetazo recibido días atrás había provocado y destacando sobre la piel blanquecina del ruso. Horacio con lo expresivo que era, no pudo evitar preocuparse al instante cuando vio los estragos en el rostro ajena.

—¿Te duele mucho? — Quizás era una pregunta evidente: ¿Cómo no iba a doler golpetazo así? Pero Volkov reflejaba la misma actitud distante de siempre, como si nada hubiera sucedido.

—Luce peor de lo que es. — Las palabras de Volkov no tranquilizaban demasiado a Horacio.

Se creó un silencio incomodo, una situación que últimamente se estaba dando bastante y es que Horacio no dejaba de sobrepensar cuando se encontraba cerca de Volkov: En esta circunstancia concreta, se trataba sobre que el hematoma se veía tan feo que probablemente se le habría hinchado la zona cercana a los ojos y habría tenido problemas los días anteriores, pero nunca había visto a Volkov pedir ayuda y no creía que viviese para verlo.

—Tiene el pelo blanco. — Puntualizó Volkov. Era algo obvio a simple vista, pero la última vez que se habían visto, Horacio tenía el pelo pelirrojo.

—Ah, sí, lo decoloré. ¿Te gusta? — La preocupación desapareció del rostro de Horacio, quien sonreía levemente. —No me gusta el rubio de la decoloración, así que lo dejé gris. ¡Mira, vamos a conjunto y todo!

Volkov no respondió al instante pero le había escuchado; solo que no sabía cómo responder y su rostro transmitía esa idea. —Es... original.

Suponía que el ejército no era el lugar indicado para esa clase de moda, pero de todas formas no había citado a Volkov para enseñarle su cresta sino para animarlo. —Me he dado cuenta que nunca te he enseñado lugares alucinantes de la base. ¿Te quieres venir de aventuras conmigo?

Volkov se cruzó de brazos y pensó durante unos breves segundos en la respuesta. Realmente Horacio prefería que se lo pensase a recibir una negativa sin rechistar. —Pero nada de "aventuras extremas" que me lo conozco.

Oh. Al parecer Volkov estaba al corriente de sus aventuras con Gustabo y los chicos en la base, pero habían derivado en prueba tantas veces que había perdido la cuenta de las mismas, así que tendría que empezar a habituarse a la idea de que Volkov sabía más cosas de él de lo que probablemente exteriorizaría nunca. Un poco triste porque no era un hecho bidireccional: Volkov sabía mucho de Horacio, pero Horacio solo podía comprender los sentimientos de Volkov en la deriva, no tanto sus pensamientos o experiencias. Incluso había llegado a acceder a las derivas que Volkov había vivido con Ivanov y era extraño pensar que empezaba a entender más al propio Ivanov, con el que nunca había intercambiado una palabra, que con Volkov.