Después de semanas agobiantes por ser el novato del Cherno Alpha y, no nos engañemos, sería una etiqueta que acompañaría a Horacio durante toda su vida, el chico había conseguido compatibilizar sus horarios para hacer tareas tan sencillas como conseguir comer cada día en la cantina con sus amigos.
La distribución de sus amigos en la mesa de la cantina era bastante similar a como se distribuirían en un Jaeger: los primos García juntos, los Escobilla también y Horacio tomaría asiento al lado de Gustabo. Sin embargo, hoy no estaban sentados de esa forma y a Horacio le pareció extraño, no por la distribución en sí, sino porque Emilio y Segismundo estaban demasiado cerca el uno del otro.
—¿Qué es esto? ¿Me voy con los rusos y mis amigos se lían entre ellos? — Comentó Horacio mientras tomaba asiento al lado de Gustabo.
—Al menos usted no tiene que aguantarles todo el jodido día... — Y a continuación Pablito empezó a emular el sonido de besos, a lo que Segismundo se sonrojo en extremo y su hermano le recriminó el comentario.
De acuerdo. Inequívocamente estaban saliendo juntos. ¿Cómo coño había sucedido eso sin que se diera cuenta? El Cherno Alpha le estaba succionando la vida por completo a Horacio.
—Deja a los tortolitos que sigan a los suyo, hay algo más importante que tengo que decirte. — Gustabo cortó el tema de conversación anterior de raíz, pero ciertamente llamó la atención de Horacio. —He escuchado donde pueden estar guardando nuestro montón de chatarra. Es momento de divertirnos como en los viejos tiempos, ¿no?
Cuando Gustabo se refería al montón de chatarra, Horacio sabía que se refería al Jaeger que ellos dos habían creado con basura de la calle. Ellos no eran ingenieros, ni tenían grandes habilidades como los técnicos que se encontraban en el cuartel, pero habían puesto mucho esfuerzo en ese pequeño jaeger y habían conseguido que fuera funcional. De la misma manera, habían conseguido ser arrestados por pilotar un jaeger de forma ilegal, pero en cierta medida también suponía un halago a su trabajo.
Los militares se quedaron con el Jaeger en el momento que ellos fueron detenidos, pero ciertamente nadie les había dicho que había sido del pequeño robot, así que Horacio había llegado a pensar que lo podrían haber incluso destruido. Después de todo, su Jaeger medía menos de 20 metros y no tenía nada que ver con los grandes Jaegers que almacenaban en los hangares y que alcanzaban con facilidad los 100 metros. Al escuchar que su creación podría estar intacta, el corazón de Horacio latió con fuerza de la emoción.
Planear como iban a escaquearse de noche en mitad de la cantina donde podían escucharles sus superiores, no era la idea más astuta que podían tener y por suerte, no es lo que hicieron, pero eso solo retrasó su plan final, pues era difícil que el grupo coincidiera con Horacio de manera natural por lo distintas que eran sus rutinas actuales.
Varios días después consiguieron coordinarse lo suficiente como para saltarse el toque de queda, donde se suponía que tenían que estar durmiendo en sus correspondientes habitaciones o barracones y empezar a escurrirse por los pasillos de la base militar sin que les descubrieran. Muchos opinarían que era bueno que la vida de Horacio hubiera cambiado para bien y que ya no hubieran castigos grupales, pero la verdad que era algo que echaba de menos de ser un cadete y de compartir esas amonestaciones con sus amigos: Al final siempre se acababan riendo.
Era la primera vez que se veían de expediciones ilegales con la compañía de Pablito y Emilio, lo cual hacía que el grupo fuera bastante numeroso junto a Segismundo, Rogelio, Gustabo y por último, el mismo. Por eso fue alucinante que pudieran llegar hasta el almacén donde los militares albergaban al pequeño Jaeger sin que les detectasen, aunque también hicieron un gran trabajo de no hablar hasta que llegaron allí. Gustabo fue el que abrió la puerta del almacén con una llave que, vete tú a saber cómo había conseguido.
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Черный ✬ Альфа || Volkacio
Ciencia FicciónPacific Rim AU. Aleksander Ivanov, piloto de Cherno Alpha, muere en una operativa y deja a su compañero, Viktor Volkov, con la necesidad de encontrar un piloto que ocupe su lugar. El cadete Horacio Pérez no estaba preparado para ser nombrado como ta...
