Черный ✬ Альфа || Volkacio

восемнадцать [18]

Cherno Alpha no estaba siendo el único Jaeger que estaban actualizando para adecuar sus armas a las nuevas características que los Kaiju estaban presentando y que, los hacían mucho más poderosos en comparación a los Kaiju con los que se habían enfrentado con anterioridad. Todos los Jaegers que se encontraban en los hangares estaban siendo sometidos a cambios, incluido Gipsy Danger a pesar de no haber estado operativo en los últimos años.

Los técnicos habían notado aquel incremento de tareas a completar en pocas semanas y el ritmo de trabajo para ellos estaba siendo frenético, en contraposición a los pilotos, que por no poder realizar maniobras y prácticas se habían quedado apenas sin trabajo. Si bien no tener trabajo podía sonar como una situación idílica: Horacio se aburría infinitamente. Gustabo sí estaba ocupado al ser técnico, Segismundo y Emilio estaban ocupados con tareas de otro tipo y, Rogelio estaba pasando por una ruptura amorosa de la cual Horacio no se había enterado en absoluto de lo ocurrido.

En definitiva, Horacio estaba aburrido y se sentía solo porque no podía contar con su grupo de amigos para distraerse en esas horas muertas. A pesar de que no quería incordiar a los técnicos del Cherno, al final el chico terminaba bajando al hangar para pasear mientras los otros completaban tareas e intentar echar una mano en las tareas más sencillas.

¿Qué iba a hacer sino? Volkov era esa clase de persona que si le dabas la posibilidad de no salir de su habitación, no lo hacía y no es que le hubiera visto mucho últimamente. Y él tampoco es que tuviera muchas cosas que hacer para entretenerse, ya su pelo había cambiado de aquel tono albino que le había proporcionado la decoloración a un color violeta y sin la posibilidad de salir del cuartel no es que tuviera demasiados recursos a su alcance.

En el taller Horacio no se sentía del todo inutil, porque aunque habían gran parte de tareas que no entendía y en la que no podía ser de ayuda; no había que perder de vista que Horacio había estado construyendo Jaegers ilegales por algunos años y que podía entender planos. Trabajar en el equipo del Cherno le hacía sentirse realizado a la par que integrado en aquel equipo extraño de rusos, pero al mismo tiempo también tenían cosas malas: Nikolai era de los técnicos con los que mejor se llevaba Horacio y ahora que Yuu estaba por los hangares para ayudar a introducir las cantidades exactas que necesitaban de veneno las armas cortantes, se sentía con algo de envidia por aquella relación que compartían los dos chicos.

Yuu podría decirse que se le veía entusiasmado en el trabajo que desempeñaba y ahora que la situación requería que estuviera al cargo muchas más horas, Nikolai siempre estaba encima de él preocupándose de que no se sobreexcediese. ¿Cómo no tener envidia de un amor tan puro? Alguien ajeno como Horacio podía observar las miradas que ambos se intercambiaban y lo felices que parecían de estar uno cerca del otro, incluso si era compartir el mismo espacio de trabajo.

El corazón de Horacio se deshizo por completo en el momento en el que Nikolai cargó a Yuu como si una princesita fuera, el asiático probablemente se había excedido en las horas que llevaba trabajando y ahora estaba exhausto.

—Tu también deberías retirarte a descansar un poco o terminarás como este. — Mencionó Nikolai antes de retirarse del hangar.

A pesar de que Horacio sentía celos por ver la manera tan especial en la que se trataban, no era una envidia insana: No veías demasiadas parejas tiernas como aquella en el cuartel, porque la otra única pareja en la que Horacio podía pensar eran Emilio y Segismundo, los cuales daban la impresión de compartir una relación más... desenfrenada, por decirlo de alguna forma.

La parte triste es que Yuu y Nikolai se hubieran conocido por una guerra.