Черный ✬ Альфа || Volkacio

два [2]

No tomaron muchos días para realizar las pruebas conforme Cherno Alpha se había trasladado sin ningún tipo de problema. Los cadetes veían esas maniobras de comprobación como un espectáculo mientras que probablemente, los técnicos lo veían como una pérdida de tiempo; Una máquina del calibre de Cherno no se dañaría por el simple traslado de Rusia hasta Estados Unidos.

El Jaeger se mantenía en un hangar en el que los cadetes no tenían muchos problemas para encontrar distintos puntos alejados los cuales usar de punto de observación, pues si de algo se caracterizaba ese cuartel era por ser una gran fortaleza metalizada y existir escaleras que daban acceso a distintos módulos. Escaleras y barandillas que ahora servían para que los más curiosos se asomasen; fisgones como nuestro grupo de protagonistas.

-¿Has visto que guapo, primo? ¡Algún día pilotaremos uno de esos! – Mencionó Segismundo emocionado, sentado en el suelo para no cansarse demasiado con la espera. Rogelio le contestó igual de animado, alzando los brazos.

Desde aquel punto, obviamente, no podían escuchar la radio interna con la que técnicos y pilotos se daban instrucciones, pero sí que podían escuchar la radio general que daba indicaciones sobre los procedimientos que ocurrían de forma ordinaria en el cuartel. Fue poco después que colocaran una rampa y los pilotos rusos accedieran al interior del Jaeger, que pareció que todo se animaba un poco más.

Era la primera vez que el grupo de amigos estaba cerca de un Jaeger funcional, porque había que tener en cuenta que ellos habían sido jóvenes en la época de la guerra, así que solo los habían visto a través de la pantalla de la televisión.

Dos reactores nucleares situados a los hombros del robot empezaron a brillar y poco después, el gran jaeger movió los brazos, comprobando que efectivamente el movimiento debía estar funcionando de la manera adecuada. Gran número de técnicos aparecieron y Cherno subió a una plataforma que lo trasladaría al exterior mientras que una de las puertas del hangar se abría con esa finalidad. Una vez que moviesen a Cherno no podrían seguir observando, pero incluso con aquellos pequeños detalles, los muchachos parecían satisfechos.

-Oye. – Segismundo de repente rompió el silencio, mirando a Gustabo. - ¿Por qué Horacio y tú nunca pilotáis juntos en el simulador? Siempre te veo haciendo simulación con ese cerebro mugriento.

-No somos compatibles neuronalmente. – Contestó sin mucho más detalle Gustabo, pero Segismundo no se quedó conforme.

Finalmente acabó exponiendo el hecho obvio de que no estaba pilotando con Horacio ni con ningún otro cadete porque tenía muchas dificultades para establecer una deriva estable con los demás. No habían tenido esa problemática en el pasado porque cuando Gustabo y Horacio habían construido Jaegers ilegales, eran tan pequeños que no requerían de dos pilotos, pero esa no era una opción para los Jaegers militares que alcanzaban fácilmente los 100 metros. Así que Gustabo tenía que realizar las simulaciones con el "cerebro mugriento" un cerebro creado artificialmente con la única finalidad de ser empleado en derivar para enseñar a pilotar a los novatos.

-Joder que raro, si Horacio pilota con facilidad con todo el mundo, debería también poderlo hacer contigo. – En ese aspecto, Segismundo tenía razón. Horacio había conseguido establecer derivas estables con casi la gran mayoría de cadetes del programa, incluyendo entre ellos a los primos García.

-Tio, si lo dices así parezco una puta. – Se quejó Horacio, pero no de malas maneras, sino que se le escapaba una sonrisa de complicidad.

-Un poco puta si eres, si el otro día estabas en el comedor cuando apareció el Volkov este y lo mirabas como si lo fueras a empotrar si tuvieras oportunidad. – Gustabo lo comentó de la manera más directa que existía, pero no dejaba de ser la realidad.