Capítulo 32

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-Estás bien? - Louis no había osado preguntar nada a Marcel ya que lo había visto callado y pensativo, se había ausentado por completo durante todo el camino al coche e incluso en el coche de camino a casa, pero ya no se había podido aguantar, no soportaba la sensación de vacío en su pecho.

Marcel giró su rostro y por unos segundos lo contempló con harmonía hasta que finalmente sonrió felizmente.

-Sí, claro - respondió sincero dejando su mano en el muslo del chico de los ojos azules haciéndole sentir cercanía.

-No me gusta verte mal - se quejó el de ojos azules agarrando de cuello y cintura a su pareja para abrazarlo en el sofá de su propia casa - me duele tu dolor tanto como a ti - confesó juntando su frente con la del menor y cerrando los ojos - eres una parte vital de mí si tú enfermas yo enfermo, si tu lloras yo lloro, si tu sufres yo sufro; no me engañes, no me digas que estás bien cuando veo en tus ojos que estás roto mi amor, no lo hagas, por mí, por nosotros.

-Por ti lo que sea Lou - dijo Marcel mientras acariciaba la mejilla de Louis.

-Dejame ayudarte mi pequeño, deja que te recomponga, por favor - le rogó besando sus labios repetidas veces de una forma  muy dulce.

Marcel acarició la nuca de su chico con su mano y con los ojos cerrados dejándose llevar por completo y besando los labios de Louis nuevamente, pero de una forma mucho más intensa y llena de amor que otras veces. De entre sus labios se escapaban ligeros “te quiero”. El mayor tomó de las caderas a Marcel para ponerlo encima de su cuerpo en una posición más íntima e intensa y separándose de los labios de Marcel, quien se quejó, atacó su cuello con pasional ferocidad sacando así apretones en su nuca y espalda donde se encontraban las manos del menor y algún que otro gemido y suspiro frustrado.

-L-Lou si esto no para aquí no me hago responsable de mi pésimo autocontrol.

-Mi madre y las niñas han ido a comprar, tardarán horas en volver - disipó los miedos de Marcel mientras dejaba besos en la línea de su mandíbula para terminar en su boca que parecía haberlo añorado. Sus dientes chocaron al encontrarse sus labios y devorarse con ferocidad.

Las manos de Louis viajaron por la espalda del menor provocando escalofríos y estremecimientos al menor que se arrapaba aún más a su agarre. “Lou” se le escapó de entre sus labios cuando el mayor metió las manos por la parte trasera de su pantalón acariciando sus glúteos con ferocidad pasional. Marcel sentía algo diferente en Louis, sentía como el amor del chico de ojos azules se comprimía y se concentraba en cada gesto que le dedicaba entregándose a él incondicionalmente y eso era algo tan profundo y a la vez nuevo que lo sobrecogía haciéndolo temblar. Louis por primera vez en aquellos meses parecía más vulnerable que él y a la vez mucho más protector de lo que se había llegado a mostrar.

Con cuidadosa lentitud el chico de ojos azules alejó de sí el cuerpo de su pareja y con adoración desabontonó uno a uno los botones de su camisa con una parsimonia casi ritual. Habiéndola retirado ya de su cuerpo miró breve y fijamente a los ojos a Marcel para luego dejar un leve pero muy sentido beso en el centro de su pecho provocando un sonoro suspiro y un suave gemido por parte de su pareja.

-Te idolatro mi pequeño gran tesoro - susurró en sus labios para volver a besarlo nuevamente con esa intensa pasión que se extendía por toda la habitación.

Marcel ronroneó cuando Louis se alejó de sus labios y sin poderlo evitar sonrió de pura felicidad, casi no recordaba la última vez en que eso había ocurrido, era tan lejano y efimero el recuerdo que ya había perdido la esperanza de volverlo a experimentar y Louis nuevamente lo había sorprendido.

Con torpeza y ayuda por parte del mayor retiró su camiseta y dejó un beso en su frente justo en el hueco que separaba los oceánicos ojos del amor de su vida.

Durante (Larcel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora