Capítulo 33

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Sabía que era una mala idea ir a ese lugar, lo sabía pero simplemente ignoró su conocimiento por un segundo silenciando el cerebro para dejar al corazón hablar. Los dos primeros pasos al interior del edificio costaron mucho más que los siguientes hasta la correspondiente habitación.

Al abrir la puerta observó la habitación con detenimiento, no por interés, sólo curiosidad. Todo era blanco, procuraba no estar sucio, puntas redondeadas, ni filos, ni objetos punzantes ni nada peligroso cerca, en vez de tranquilidad una sensación de incomodidad lo recorrió y con un suspiro forzado se obligó a relajarse.

-Al final has vuelto, otra vez - se sorprendió al escuchar la voz del chico porque no lo había logrado encontrar dentro de su campo visual y sólo se dio cuenta de su presencia cuando su voz lo dirigió a una pequeña y oscura esquina de la habitación - no te cansas de mí o viniste a reclamar tus flores?

-Ves, eso es lo que jode de ti, eres un idiota, te has convertido en un idiota - enfatizó - no eras así.

-Quién te ha dicho que yo no fuera así antes?

-La parte de ti que me gustaba maldito imbecil! -elevó la voz mientras miraba fijamente al chico que parecía sorprendido.

-Marcel… tu nunca me habías chillado - susurró con tristeza profunda en su tono.

-Todo cambia, no te acuerdas?

Marcel se pasó las manos por el pelo intentando con todas sus fuerzas relajarse.

-Deja este comportamiento autocompasivo de lado un segundo por favor y dime que harás lo que puedas para estar bien.

-Por qué eres bueno conmigo?

-Porque no soy como tú, porque mereces aprender a ser como yo o cualquier persona con criterio, porque si no lo fuera te hundirías más en tu mierda y acabarías ahogado.

-Pretendes ser mi salvador?

-Pretendo hacerte sentir menos culpable, eso es lo único que te carcome y yo me ofrezco a curarlo para que tú te puedas curar.

Nick rió escandalosamente.

-Gracias, prefiero quedarme aquí.

-Cobarde.

-Qué?

-Cobarde, eres un cobarde, pudrete aquí si es lo que quieres desagradecido pero no vuelvas a buscarme para disculparte.

Marcel se giró encarando la puerta y girando el pomo.

-Volverás.

-No lo haré, yo no te necesito para nada, mi conciencia está muy tranquila.

-Adiós.

Fue lo último que atinó a escuchar cuando salió de la habitación, rehizo su camino hasta la entrada y los dos últimos pasos fueron nuevamente costosos.

Llovía como de costumbre y por suerte Louis había accedido a llevarlo.

-Cómo ha ido? -preguntó sin querer sonar demasiado interesado, aunque muriese de ganas por saber todos los detalles de su visita.

-Bien, ya no volveré a molestarme en preocuparme por él, es un caso perdido.

-Marcel… - empezó.

-Va en serio, mi conciencia está tranquila, ya no lo necesito, no necesito hacer sentir bien a todo el mundo para ser feliz, tú me has enseñado a no poner la felicidad de los demás por delante de la mía - sonrió mientras se recostaba en el asiento.

Hacía ya una semana que los exámenes habían acabado y las vacaciones de Navidad empezaban ese mismo día que sólo habían tenido que ir a recoger los boletines de notas por la mañana. Era entrada la tarde y Louis conducía con calma por la ciudad de Londres mientras Marcel ya dormía en el asiento de su izquierda, ese día pretendía ser especial, al menos así lo había previsto el mayor.

Durante (Larcel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora