Capítulo 3: Premio

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Ethan se estiró en su cama, su cuerpo se sentía un poco entumecido y cansado, le pesaban horriblemente los ojos, aún se encontraba un poco mal, pero no tan mal como anoche. Abrió los ojos y notó que apenas estaba amaneciendo, pero no hay tiempo para dormir, así que se senté en la cama y pasó sus manos por su cara y la frente, estaba cubierto de sudor, pero la fiebre había disminuido.

Se levantó despacio y estiró su cuerpo, tomó un baño, ordenó un poco la habitación por si acaso él llegara a entrar y acomodó las sábanas de la cama.

"Bueno, pensándolo bien mejor pongo unas limpias"

También ordenó un poco los muebles, pero no tocó mucho los estantes, ya que habían muchas cosas por todos lados, cubriendo casi todas las paredes y llenas de libros.

También habían cofres esparcidos por todos lados, aunque algunos eran muy pequeños habían muchas cosas interesantes dentro, como joyas, plumas elegantes, y en otros no había nada, esperando a ser llenados con nuevos tesoros.

Quería encontrar algo que le gustase a él, relojes de bolsillo tal vez, se entretuvo mucho tiempo ordenando, y al final encontró algo muy hermoso, se lo daría en una ocasión especial. Lo guardó en una gaveta de su escritorio y seguido de eso escuchó ruidos afuera, seguramente ya se estaban alistando para irse.

Al cabo de un rato salió de su habitación vistiendo una camisa y pantalón holgado, y tapándose con una sábana caminó sobre la cubierta. Estaban descargando provisiones de la despensa, y cuando lo vieron todos saludaron, Ben estaba abajo hablando con Robert, los dos lo saludaron e hizo lo mismo mientras les daba una sonrisa un poco forzada, en realidad Ethan quería que se fueran ya, sin ofender claro, eran sus amigos y todo, pero...ya quería irse y ver a ese joven.

Todos empezaron a bajar del barco, listos para adentrarse en la extraña isla, Ben que iba de primero se despidió de Ethan desde lejos, gritándole que se cuidara, le sonrió y poco a poco ya no pudo verlo en la espesura de la vegetación.

Salió corriendo y se vistió con una chaqueta totalmente negra que tenía un cinturón que pasaba por fuera a la altura de la cintura, no se puse nada debajo de la chaqueta ya que estaba haciendo un poco de calor, comió algo rápido, se lavó los dientes y bajó a toda prisa del barco. Corrió por la playa aunque se sentía un poco mareado, pero no le importó.

Desde el barco no se veía muy bien el lugar, pero a medida que se acercaba lo vio claramente, estaba sentado sobre la arena y los rayos del sol que caían en el agua se reflejaban sobre él. Estaba cantando, más bien tarareando, y el sonido hacía eco en la cueva, el joven levantó la vista y cuando lo vio saludó con una espléndida sonrisa. Ethan haría lo que fuera por despertar en las mañanas y ver eso todos los días justo como hoy. Aunque sea un holgazán para despertar.

—Hola—dijo Ethan mientras se acercaba. Se había quedado sin aliento, veía luces de colores, de esas cuando te levantas muy rápido.

"No...debí haber corrido..."

—Hola, te ves un poco cansado—dijo riéndose.

—Si—dijo mientras se reía.

"¿Acaso era muy obvio que había corrido por querer verlo?"

—Ven, siéntate y descansa un poco antes de irnos—dijo y dio unas palmaditas sobre la arena junto a él.

Obedeció y se sentó a su lado y sus hombros se tocaron ligeramente.

— ¿Qué tal sigues? —preguntó un poco tímido.

—Más o menos, aún me siento un poco mal.

—Déjame ver— puso la mano en su frente y se acercó, Ethan se sorprendió ante ese gesto, e incluso sus mejillas se sintieron un poco calientes.

Los ojos más bellos del mar© ✓ [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora