Capítulo 33: Triste placer

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Advertencia: este capítulo contiene escenas +18.



Aris tuvo que vivir veinte años de la vida de Ethan.

Y Ethan ochenta y cuatro largos años, llenos de dolor y soledad...

Más de cien años, separados uno del otro.

Fue una absoluta tortura para ambos.

Pero ya todo había acabado, y era tiempo de volver a estar juntos...

[...]

Ethan despertó sin abrir los ojos, su cuerpo se sentía un poco débil y su cabello y frente estaban húmedos por el sudor.

Su audición se volvió cada vez más clara y en el fondo escuchó el sollozo de alguien. Se escuchaba muy lamentable y desconsolado.

—Aris...—dijo Ethan abriendo los ojos lentamente.

El océano se miraba muy hermoso a través de la burbuja que envolvía el barco, que estaba custodiada por una aterradora sombra que se movía en el agua.

—¡Ethan! —exclamó Aris con un nudo en su garganta y limpió el sudor que había en su frente—Yo...nunca debí hacer eso... perdóname por favor. Si hubiera sabido que eso pasaría yo...hubiera escogido la muerte, por mi culpa tú...—decía entre lágrimas y llanto, y sus manos temblaban mientras limpia su rostro.

—Aris...—volvió a llamar Ethan con un tono suave y giró su cabeza para verlo—¿podrías darme un abrazo?

Aris lo miró con una expresión triste y Ethan continuó:

—¿Puedes dármelo? Siento que han paso cien años desde que puedo sentir uno...—se levantó lentamente y lo miró a los ojos muy de cerca.

—¿Soy siquiera digno de ello? —preguntó aun llorando.

Ethan sonrió levemente y dijo con melancolía:

—No se trata de eso, Aris. El dolor y la tristeza quedó atrás, vivamos el presente y la eternidad del futuro juntos. Yo te amo y tú me amas...eso es lo único que importa.

Aris bajó la mirada y sus lágrimas seguían cayendo. Apretó sus labios y trató de contenerse.

—Tú...—dijo con voz temblorosa—¿En verdad me perdonas?

—No hay nada que perdonar. En cambio, te agradezco desde lo más profundo de mi corazón—y levantó sus manos a la espera del abrazo de Aris—No existe nadie más feliz que yo en todo el mundo.

Aris se acercó con miedo y lo abrazó.

—Ethan... tenía miedo de que no me perdonarás, todo es mi culpa.

—Aris...—dijo en voz baja cerca de su oído—No es tu culpa, y aunque lo fuera no me importaría. Por qué te amo, y vivir mi vida no fue tan triste cómo ver la tuya y no estar en ella...no estar ahí para ti.

—Yo también quería estar ahí e impedir todo lo que te pasó...—musitó con voz entrecortada.

—Pero ya no importa, el pasado ya no volverá y se quedará dónde está, no hay nada que podamos hacer al respecto. Sólo podemos crear nuestro futuro, así que no te mortifiques pensando en cosas sin sentido, todos tenemos momentos tristes en nuestras vidas, todos sufrimos, unos más que otros, pero jamás te culparía por todo lo que pasó.

Aris seguía llorando sobre su hombro mientras asentía con la cabeza.

—Lo único que tienes que recordar es que te amo. Puedes olvidar todo lo demás, y si no quieres vivir hazlo por mí, quiero ser tu razón de existir, hazme tus ganas de vivir...porque tú eres la mía, y siempre lo serás...

Los ojos más bellos del mar© ✓ [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora