Capítulo 32: Argiss (Parte 3)

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Parte 3: Locura




En algún momento Aris perdió el conocimiento, y despertó sin saber dónde estaban ni cuánto había pasado.

Se levantó con lentitud y caminó sin rumbo en la oscuridad durante varios minutos, hasta que de pronto se encontró frente a un extraño pasaje hecho de rocas y plantas.

Decidió entrar sin ningún motivo y avanzó, las platas húmedas colgaban de las paredes, se escuchaba el agua gotear por todos lados y escurría entre las rocas.

Luego de pasar por el túnel llegó hasta un estanque que estaba rodeando de una pequeña pared en forma de semicírculo, de rocas y plantas de un verde muy hermoso, y sobre el agua la luz de la luna resplandecía con delicadez.

Aris se arrodilló frente al agua y se observó en el reflejo.

Su pálida piel y su cabello estaban cubiertod de sangre, haciéndolo ver tétrico, y su mirada vacía se refleja en el agua cristalina.

Juntó sus palmas y tomando un poco de ella se lavó el rostro y parte del cuerpo.

Y cuando levantó la vista vio algo que lo dejó atónito.

Era él.

Un doble de él hecho de agua lo miraba con la misma postura, sentado sobre sobre la superficie del estanque, como si estuviera frente a un espejo.

—Saludos—dijo el clon de Aris, manteniendo la misma expresión seria que él.

Aris sólo guardó silencio y lo observó sin comprender.

—Tú me has llamado con tu sangre—exclamó señalándolo el agua—Dime, ¿qué es lo que quieres?

—Tú... ¿qué eres? —preguntó con cautela.

—Amanzi—respondió a secas.

Aris no dijo nada mientras la observaba.

¿Por qué había llamado a la gran diosa del Agua, Amanzi?

—Eres muy importante para mí Argiss, eres mi elegido.

—¿Qué...? —exclamó con las cejas fruncidas y añadió un poco molesto—¿Acaso tú me hiciste esto? ¿me hiciste diferente...?

—No puedo responder claramente ahora, sólo puedo decir que es obra del gran dios creador de todo, Dios del Destino, Ziel. Yo no quise que fueras de esa manera, nunca quise verte sufrir—respondió con una mirada triste.

Aris la miró con duda y dijo:

—¿A qué se refiere con que la he llamado?

—Este es el estanque sagrado, en el que ustedes pueden invocarme y hablar conmigo. O pedirme un deseo.

—¿Puedo pedirle lo que sea?

—Si. Pero tienes que pagar un precio.

—Deseo morir.

—¿...Estás seguro de ello?

—...Si.

—Te daré un día para pensarlo—dijo con una expresión seria—Mañana podrías querer otra cosa.

—... ¿Qué más podría querer además del descanso? Morir es la única manera...

—Por favor...no digas eso.

—Estoy a punto de caer en la locura, sino es que ya he sucumbido...—respondió con una expresión difusa, perdida y llena de dolor.

—Argiss, vuelve mañana. Yo puedo ayudarte...—dijo antes de desvanecerse y caer de regreso al estanque.

Los ojos más bellos del mar© ✓ [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora