13

389 67 0
                                    

Mis ojos se abrieron. Los vivos colores de mi pesadilla fueron arrastrados por la blancura.

Estaba en la cama, mirando el techo. Pero no era mi cama; no estaba en casa. Mi piel estaba húmeda con sudor y mi corazón estaba corriendo. Recogí el sueño, tratando de atraparlo antes de que se alejara.

–¿Cómo te sientes?

Los últimos vestigios del sueño se disolvieron con la voz. Dejé escapar un lento suspiro y me apoyé rígido en mis codos para ver a quién le pertenecía. Un hombre con una cola de caballo castaña entró en mi visión. Lo reconocí, pero no recordé su nombre.

–¿Quién eres? –pregunté con cautela.

El hombre sonrió. –Soy Patrick, y te desmayaste. ¿Cómo te sientes? –preguntó de nuevo.

Cerré mis ojos. Me sentía enfermo de sentirme enfermo. –Bien –dije.

Entonces la Dra. Kim apareció detrás de Patrick. –Nos asustaste, Zhan. ¿Tienes hipoglucemia*?

Mis pensamientos seguían lentos pero mi corazón seguía corriendo. –¿Qué?

–Hipoglucemia –repitió.

–No lo creo. –Levanté mis piernas por el lado de la cama un poco dura. Negué con la cabeza pero eso sólo intensificó el dolor –No.

–Bien. El análisis de sangre nos permitirá estar seguros.

–¿Análisis de sangre?

Ella levantó mi brazo. Un pedazo de algodón fue pegado a la parte interior del codo, alguien había tomado mi sudadera y la colgó a los pies de la cama. Presioné mi mano contra la piel sensible y traté de no parecer asustado.

–Fue una emergencia. Estábamos preocupados por ti –Ella sentía la necesidad de explicar. Lo que significaba que aparentemente lucía asustado. –Llamamos a tu madre, ella enviará a tu padre para recogerte temprano. Estoy segura que no es nada, pero más vale prevenir que lamentar.

Me quedé en silenció hasta que él llegó. Me sonrió ampliamente cuando me vio, pero podía decir que estaba preocupado. Se inclinó hacia abajo.

–¿Cómo te sientes? –me preguntó.

Molesto ya que me sacaron sangre. Enojado porque me desmayé. Asustado porque volverá a suceder, porque sucedió antes.

Sucedió antes del recuerdo de la exposición de arte a la que me llevó Yibo, y después a medianoche buscando a mi hermana. Pasó después de tomar sangre de pollo en la tienda de Santería que parecía ya no existir. Y cada vez que me desmayé, los bordes de la realidad eran borrosos, dejándome confundido. Desorientado. Inseguro de qué era real. Se me hacía difícil confiar en mí mismo, y eso era difícil de soportar.

Pero claro que no le dije a mi padre nada de esto, y él esperaba una respuesta. Así que sólo dije: –Me sacaron sangre. –Y lo dejé así.

–Estaban asustados por ti –dijo. –Y resulta que la azúcar en tu sangre estaba baja. ¿Quieres ir por un helado de camino a casa?

Se veía tan optimista, así que decidí asentir por su beneficio.

Él esbozó una sonrisa. –Fantástico –dijo, y me ayudó a levantarme de la cama. Tomé mi sudadera con capucha y nos movimos a la salida, miré si encontraba a Jhonny en el camino, pero no estaba por ningún lado.

Mi padre se inclinó sobre la puerta y sacó un grueso paraguas de un cubo. –Está lloviendo afuera –dijo, asintiendo con la cabeza al vidrio. La lluvia azotaba el pavimento y mi padre luchó con el paraguas mientras abría la puerta. Envolví mis brazos en mi pecho, mirando hacia el estacionamiento desde nuestro refugio. Me pregunté qué hora era; el único auto en el estacionamiento estaba al lado del de mi padre, era una vieja camioneta blanca. El resto de los espacios estaban vacíos.

EVOLUCIÓN • [YIZHAN | SEGUNDA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora