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–Está bien, todo el mundo –dijo Brooke, aplaudiendo dos veces. –Finalmente vamos a terminar esta ronda de compartir con Zhan, Adam, Jhonny, Stella y Megan. Saquemos todos nuestros diarios de miedo.

La falta de entusiasmo entre mis compañeros de Horizontes fue palpable, pero yo era el rey de la apatía hoy. Yibo estaba teóricamente vagando por el barrio cubano en busca de respuestas y excavando a través de las cosas de su madre. Quería estar con él, pero en su lugar estaba aquí, y eso me molestaba.

Algunos estudiantes sacaron cuadernos de composición de pequeñas mochilas que tenían con ellos. Otros se acercaron a la estantería a retirar los suyos. Phoebe fue una de los caminantes. Se sentó a mi lado.

Sentí la necesidad de moverme.

–¿Quién quiere ir primero? –preguntó Brooke, mirándonos a cada uno de nosotros a la vez.

No hagas contacto visual.

–¡Oh, vamos! –Balanceó su dedo– ¡Todos van a pasar eventualmente!

Silencio rotundo.

–Zhan –dijo Brooke– ¿Qué hay acerca de ti?

Por supuesto.

–Todavía estoy... incierto... sobre... los parámetros de este… ejercicio –dije.

Brooke asintió.

–Es un montón para procesar, lo sé, ¡pero lo has estado haciendo genial en los últimos días! No te preocupes, te voy a guiar a través de esto. Así que, lo que vamos a hacer es realizar una lista de las situaciones que nos ponen ansiosos o temerosos. Luego las clasificaremos, uno para las cosas que nos ponen ligeramente ansiosos, y diez para situaciones que nos ponen extremadamente ansiosos. –Se puso de pie y caminó hasta una estantería en la esquina de la habitación. Sacó un cuaderno de composición. –Y con la terapia de exposición, enfrentaremos a nuestros miedos paso a paso. Es por eso que mantenemos un diario con nosotros, para escribir sobre nuestros sentimientos y ansiedades para que podamos ver cuán lejos hemos llegado desde que empezamos, y para encontrar un terreno en común con nuestros compañeros durante el Grupo. –Terminó. Miró hacia mi regazo, luego a la mochila debajo de mi silla, recién revisada en busca de contrabando, y no hallaron nada. –¿Dónde está tu diario?

Sacudí la cabeza. –Nunca tuve un diario.

–Por supuesto que sí. En tu primer día, ¿no recuerdas?

No.

–Revisa tu bolso.

Lo hice. Busqué a través de él y vi el pequeño cuaderno de dibujos que mantenía conmigo para mi terapia de arte junto con unas cuantas libretas de espiral, pero no uno de composición.

–¿Estás seguro? –preguntó.

Asentí, buscando de nuevo. Nada estaba fuera de lugar, excepto una pieza perdida de papel en el fondo.

Brooke suspiró. –Está bien, de acuerdo, toma un cuaderno en blanco para hoy –dijo, y me lo entregó junto con un lápiz. –Pero trata de encontrarlo, ¿por favor? –Luego se volvió hacia el grupo. –Muy bien, chicos –continuó–, quiero que den la vuelta a la página más reciente en sus diarios de miedo. Zhan, ya que no estás seguro de dónde está el tuyo, sólo comienza enlistando algunas ansiedades y clasifícalas de la manera que describí, ¿está bien? De hecho, nos tomaremos todos cinco minutos para mirar por encima de nuestras listas y ver si podemos encontrar algo más que decir.

Adam tosió, y sonó muy como “tonterías”.

–¿Hay algo que quieras decir, Adam?

–Dije que esto es una tontería. Lo hice en Lakewood. Es estúpido.

EVOLUCIÓN • [YIZHAN | SEGUNDA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora