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Volví a la sala y miré hacia afuera por la enorme ventana. Aún no había señales del auto de Yibo.

Me senté en el sofá y coloqué el cuaderno de espiral visiblemente sobre mi regazo. –Entonces –le dije a mi hermano casualmente. –En Horizontes, nos dieron esta tarea –comencé a desarrollar mi mentira –De, eh, ficcionalizar nuestros… problemas –Eso sonaba casi correcto. –Dijeron que escribir es catártico.

Mi hermano sonrió. –Eso suena… ¿divertido?

Levanté mis cejas.

–Está bien, tal vez divertido no es la palabra correcta.

–“Estúpido” sería más apropiado –dije, añadiendo una rodada de ojos. –Ellos quieren que las cosas funcionen en un seguro espacio creativo. No lo sé.

Mi hermano asintió lentamente. –Tiene sentido. Casi como una terapia de títeres para niños pequeños.

–No sé lo que es eso, y me alegro.

Dylan se rió entre dientes. –Mamá me habló de eso una vez… el terapeuta usa un títere para dirigir indirectamente los sentimientos del niño de modo impersonal; el niño transfiere sus sentimientos a la marioneta. Tu asignación suena como la versión adolescente.

Seguro.

–Exactamente. Así que, ahora tengo que escribir esta historia sobre mí pero no yo, y necesito ayuda.

–Sería mi más grande placer. –Se encorvó hacia adelante y frotó sus manos. Él estaba dentro. –Entonces, ¿Cuál es tu premisa?

¿Por dónde empezar? –Bueno… algo raro le está pasando a este chico…

Él puso su mano en su mentón y miró el techo. –Bastante normal –dijo. –Y familiar –Sonrió.

–Y él no sabe qué es.

–Bien. ¿Es algo raro sobrenatural, o algo raro normal?

–Raro sobrenatural –dije sin vacilar.

–¿Cuántos años tiene?

–Es un adolescente.

–Cierto, por supuesto –dijo con un guiño– ¿Sabe alguien más lo que le sucede?

Sólo Yibo, pero está tan perdido en esto como yo. Y los demás a los que intenté contarles no me creyeron.

–Le ha dicho a otras personas, pero nadie le cree –dije.

Dylan asintió sabiamente. –El efecto Cassandra. Maldecida por Apolo con visiones proféticas que siempre se cumplían, pero nunca fueron creídas por nadie.

Lo suficientemente cerca. –Correcto.

–Así que todo el mundo piensa que tu “protagonista” está loco –dijo, hacienda comillas en el aire con sus dedos.

Todos parecen hacerlo. –Más o menos.

Una sonrisa apreció en sus labios. –Pero, ¿Él es un narrador poco fiable quien resulta estar diciendo la verdad?

Parece de ese modo. –Sí.

–Muy bien –dijo– Entonces, ¿qué es lo que realmente te está pasando… quiero decir, a él?

–No lo sabe, pero tiene que descubrirlo.

–¿Por qué?

Porque él es un asesino. Porque está perdiendo la cabeza. Porque está siendo atormentado por alguien que debería estar muerto.

EVOLUCIÓN • [YIZHAN | SEGUNDA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora