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Se me congeló la sangre.

–¿Qué acabas de decir?

Phoebe comenzó a tararear.

Caminé justo al lado de ella y me agaché para poder mirarla a los ojos.

–Dime lo que dijiste. Ahora mismo. O le diré a la Dra. Kim. Ahora. Mismo.

–Mi novio me la dio –dijo ella con voz cantarina.

–¿Quién es tu novio, Phoebe?

–Eres mi sol, mi único sol, me haces feliz cuando los cielos son grises –cantó ella, y luego volvió a su tarareo.

Mis manos se cerraron en puños. Me llevó todo lo que tenía justo entonces no pegarle.

Casi, casi quería matarla.

Cerré los ojos. Luego de un minuto de parálisis, me di la vuelta y salí de allí. Llamémoslo progreso.

Estaba muy listo para que el inútil día terminara. Cuando llegara a casa, quería tratar de descifrar Nuevas Teorías de la Genética, y también ver si Yibo había tenido suerte recorriendo la Calle Ocho solo. Pero Meg me secuestró para una guerra de videojuegos antes de que pudiera llegar a mi cuarto, y cuando llamé a Yibo luego de perder tres veces, sonaba extraño.

Me preguntó si estaba bien. Le dije que sí, y luego inmediatamente lo ataqué con preguntas. Pero me interrumpió rápidamente, diciendo que hablaríamos mañana.

Colgué sintiéndome un poco intranquilo y me odiaba por eso, por sentirme inseguro. Habíamos estado pasando casi todo el tiempo juntos e incluso fui yo quien le sugirió que pasara más tiempo en su casa, más tiempo separados. Pero su voz sonaba tan apagada y estábamos lidiando con tanto -yo estaba lidiando con tanto- que una parte de mí no podía evitar preguntarse si mi equipaje se estaría tornando demasiado pesado para que él quisiera seguir cargándolo.

Cuando llegó el último día de mi primera semana en Horizontes, me encontré casi a punto de desempacar algo de dicho equipaje enfrente de mi hermano mayor. Por fin era el Día de Terapia Familiar y no estaba completamente entusiasmado de tener a Dylan como testigo a todo color del completo escenario hermano-psicópata. Fuimos recibidos por el Consejero Wayne, quien nos llevó al área común donde estábamos divididos en grupos pequeños. La mayoría de la gente llevó padres, pero unos pocos, como yo, llevaron hermanos mayores o menores. Y cuando nos distribuyeron en habitaciones más pequeñas, y Jhonny entró seguido de cerca por una chica pecosa más grande de apariencia muy genial, que no reconocí, mi boca cayó abierta cuando me di cuenta que Jhonny era uno de ellos.

La chica detrás de él debe ser la infame hermana. La que Jhonny dijo que Yibo había profanado en algún tipo de retorcido juego de venganza.

Esto podía ser interesante.

Jhonny se sentó en una silla de plástico, sus recientemente largas piernas estiradas enfrente de él. Su hermana se sentó al lado de él en una postura idéntica. Sonreí a pesar de que Jhonny seguía observando la puerta.

Por la manera en que nos habían separado, cabía la posibilidad de que terminaríamos con Wayne o alguien más para "facilitar" el día, y esperaba que lo hiciéramos. Brooke era inocente, pero implacable.

–¡Hola a todos! –entró Brooke.

Por desgracia, no hubo suerte.

–Estudiantes de Horizontes, ¡que maravillosa mañana! Miembros de la familia, muchas gracias por estar aquí. Vamos a ir todos en círculo y presentarnos, ¿suena bien? Porque todos somos familia aquí.

Miré a Dylan. Parecía estar dándole a Brooke la mirada de lado.

Ella apuntó primero a Jhonny. –¿Por qué no comienzas?

EVOLUCIÓN • [YIZHAN | SEGUNDA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora