Capítulo 39 - Azazel

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NARRA AZAZEL

Estoy en la cocina con dolor en mi corazón. Desde que Helena le prometió amar sólo a Dante, he estado sufriendo en silencio, sé que ella también me quiere, aunque a él lo ama. Mi consuelo es que mi amor es correspondido y que daría mi vida por ella. No puedo hacer otra cosa, ya que Dante es mi rey, y le debo obediencia y respeto. Me he pasado toda la noche llorando, ya que anhelaba los besos de mi reina. 

_¿Qué haces aquí tan temprano?

_Bueno días mi rey _digo con voz apagada. 

_Oye, ¿qué sucede? ¿Qué te pasa?

Dante me voltea y se pone frente a mí. Cuando ve mis ojos frunce el ceño y me mira con preocupación. Yo me aparto, ya que no tengo nada que decirle. Él vuelve a ponerse delante y apoya sus manos en mis hombros. 

_¿Es por Helena? 

No hacen falta más palabras, él sabe lo que siento por ella y que  mi estado se debe a ello. Yo agacho la mirada y él da un largo suspiro. 

_Azazel, me has servido desde que nací, llevas más de 2000 años a mi lado. Nunca he tenido una queja de ti, siempre has sido fiel, y de hecho confío la vida de mi familia en tus manos. Quiero que tengas claro que Helena es mía, lo ha sido siempre y siempre lo será. 

Tiene los rasgos duros mientras me habla de ella, sé que ha sido muy permisivo con ella en comparación a lo posesivo y el carácter de mierda que cargaba años atrás. 

_Lo sé señor, y no pretendo otra cosa. 

_Lo sé, y por eso voy a dejar que compartas la mañana con ella _me dice relajando el resto con una sonrisa sincera.

_Pero...

_Azazel, tú la quieres, y ella a ti también. Sé que la echas mucho de menos, y ella me ha demostrado fidelidad absoluta en este tiempo cuando puede tener a cualquiera. Hazme caso, y disfruta de ella, no sabremos que sucederá de aquí en adelante, pero eres el único que puede tocarla. Si ese estúpido vampiro se acerca le arranco los colmillos... Cómo me irrita...

_Muchas gracias amigo, hermano. 

Le doy un abrazo fuerte que me corresponde enseguida, y no dudo en ir a la habitación de Helena. parecerá una tontería, pero estoy hasta nervioso. Llevo 3 meses anhelando su piel, su contacto, su sabor... No he podido estar con nadie más, ya que sólo la tenía a ella en la cabeza. Ella me querrá, pero yo la amo...

Llamo a la puerta, y escucho su dulce voz darme el paso a la habitación. Entro y la veo tumbada en la cama, desnuda y tan hermosa como siempre. Su vientre abultado sólo le da más belleza. 

_Mi reina, el rey me ha autorizado a estar contigo si le apetece mi compañía. 

Ella me mira asombrada pero le sale una sonrisa en el rostro que para mí vale más que cualquier cosa del mundo. 

_En ese caso, quizás deberíamos ir a tu habitación... 

_Me haría el mayor de los honores, mi reina. 

Ella se levanta de la cama, haciendo que las sábanas se deslicen por su cuerpo, y quedando desnuda completamente. Sólo puedo admirar la belleza en estado puro... Le tiendo mi mano y ella avanza hacia mí para cogerla, y juntos desaparecemos de allí para aparecer en mi habitación. 

_Mi reina... No sabe cuánto anhelaba poder acariciar tu piel de nuevo... Sentirla bajo mis dedos... Bajo mis labios...

Yo acaricio y beso los hombros de esta maravillosa mujer que tengo frente a mí. Ella gira su cuello y se muestra totalmente dispuesta a mis caricias. Yo beso su cuello mientras la envuelvo con mis brazos. Ella se pega a mi torso y voltea hacia arriba su cara palar oler mi cuello y empieza a besarlo. Noto que sus colmillos están fuera.

_Muérdeme mi reina...

_Llámame Helena... _dice con su aliento en mi cuello y yo estoy que me vuelvo loco.

_No debería...

_Estamos solos... Además, te quiero, Azazel...

Lo dice en un susurro antes de morderme y mi corazón se vuelve loco.

_Te amo Helena...

Ella deja de morderme, se da la vuelta para ponerse frente a mi, y me mira a los ojos, los tiene negros, y yo soy preso de su intensidad.

_Hazme el amor Azazel... _me dice poniendo su cara en mi pecho y acariciando mis hombros.

Yo la cojo en brazos como una princesa, y la llevó hacia mi cama. La pongo con suavidad, y me subo sobre ella sin presionar su vientre. Dejo besos desde sus labios hacia abajo por todo su cuerpo. Disfruto de sus pechos y me detengo en su vientre dejando besos por él. Y finalmente me deleito en su feminidad.

_Azazel...

Adoro escucharla gemir mi nombre... No hay nada más hermoso que escucharla decir mi nombre de esa manera. Yo la hago llegar al éxtasis y me pongo delante de ella alienado nuestras caderas. Hace 3 meses que no yazco con ella, y me da miedo dañarla.

_Mi preciosa Helena... Por favor, si te hago daño, si te duele o molesta lo más mínimo, dímelo.

_Tranquilo Azazel, todo está bien... Te agradezco que me cuides tanto, pero sólo hazme tuya...

Y beso su rodilla, y me posicionó en su entrada. Entro poco a poco en ella, y un gran gemido sale de mis labios...

_Cómo te he echado de menos mi reina...

Yo empiezo a moverme despacio, con estocadas profundas pero cuidadosas. El placer que me hace sentir es indescifrable... Acaricio y venero su cuerpo mientras la poseo, y podría morir mañana mismo, que lo haría siendo el hombre más feliz del mundo...

_Te amo Helena...

_Te quiero Azazel...

Entre los colmillos de los Bartholy VIII: Lágrimas de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora