Capítulo 37 - Sólo tuya

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NARRA HELENA

Estoy desayunando y aparece por allí Boris y Baltasar, ambos con rastro de tortura en su ropa y escoltados por Azazel. Dante los mira con una mirada oscura, llena de reproche, y ya supongo que él es el encargado de su castigo. Ambos se ponen delante de mí llevando una rodilla al suelo e inclinando sus cabezas.

_Te pedimos perdón mi reina, hemos fallado en nuestra labor de cuidar de ti. Aceptaremos el castigo que quiera imponernos _dice Baltasar. 

Yo me toco el puente de la nariz, la verdad es que no me gusta esta situación, pero verdaderamente fueron muy descuidados y mi bebé podría haber sufrido daños. 

_Por lo que veo, ya han sido castigados. 

_Así es mi reina, pero aceptaremos gustosos un castigo por su parte _dice Boris. 

_¿Qué castigo han recibido? _le pregunto a Dante.

_Sólo 100 latigazos, he tenido consideración teniendo en cuenta que les tienes cierto... favoritismo _dice con aire despreocupado. 

Yo lo miro asombrada, la verdad es que son muchos latigazos, y vi como sufrió Dante cuando los recibió en la guarida de Mefistófeles. Además, yo sólo impongo 10 y me parecen demasiados...

_Creo que es suficiente, levántense, y tomen la mañana de descanso. 

_Muchas gracias mi reina, pero no es necesario _dice Baltasar.

_Anda, en pie y daros una ducha, esa sangre seca no huele muy apetecible _digo quitando hierro al asunto. 

Ellos se marchan, me da pena que Dante les haya impuesto un castigo tan duro, pero la verdad es que adoro cuando se muestra como mi caballero andante. Yo me siento sobre él y empiezo a besarlo.

_Supongo que no habrán sido los únicos castigos... _digo levantando una ceja.

_Supones bien, mi hermosa e inteligente esposa...

_¿A quienes has castigado? _digo besando sus labios. _Espera... no me lo digas, déjame verlo...

Yo lo beso mientras veo las imágenes, y he de decir que se le ve emanando ese carácter y fuerza que me enciende, y no puedo evitar besarlo según lo que voy viendo. A víktor al menos le dió un castigo mental, más de su estilo. 

_Sabes que me vuelves loca, ¿no? _digo agarrada a su cuello.

_Sabes que mutuo, ¿no? Adoro que seas así... Empoderada, segura, con un gran conrazón pero implacable con tus enemigos, generosa, y lo que más me gusta de todo... loca por mí...

Lo beso con vehemencia y él se agarra a mi cuerpo pasando sus manos por todos lados. Siento que la temperatura empieza a subir, y sin querer me prendo en llamas literalmente. Controlo nuestro alrededor para que no arda la cocina. 

_Eres mi diosa, mi ninfa, mi ángel...

_Siendo exactos... Soy medio diosa, ninfa y demonio, entre otras cosas... 

_Tu sei la mia regina... _me dice sensual, con acento italiano, con sus labios pegados a los míos mientras me pega contra su pecho con fuerza y veneración.

_Así que soy tu reina..._digo saboreando sus labios.

_Sólo mía... 

_En ese caso... dejaré a mis amantes, quiero ser sólo tuya...

Sus ojos me miran con sorpresa, ternura y luego pasan a una profunda lascivia. Sé que le ha encantado lo que le he dicho, y la verdad es que llevo tiempo pensándolo, con él no necesito a nadie más, es mi todo.

_Sono solo tuo, mi re... _(soy sólo tuya, mi rey).

Eso hace que Dante se prenda aún más en llamas, y empiece a devorarme literalmente. Empieza a bajar sus besos por mi cuello. Son besos húmedos combinados con mordiscos suaves. Estoy realmente encendida, y aprieto su cadera a la mía dándole a entender que lo deseo a más no poder. 

_Disculpen la interrupción, pero han llegado los demonios _dice Oshet sin apartar la vista y con sus ojos en negro. _¿Quieren que vengan más tarde?

Yo gruño por la interrupción, pero es algo importante que no podré dejar para más adelante. Dante también lo sabe, y poco a poco vamos dejando los besos para apagar el fuego. 

_Tranquilo Azazel, hay cosas que son prioritarias. De todas formas, prepara a un buen grupo, vamos de caza... _digo con malicia.

_Me encanta cuando te pones así _dice Dante dándome una nalgada, y reubicando su erección en el pantalón.

_Con mucho gusto, mi reina. 

_Avisa a Ares y Diana, necesitamos a los que tengan magia demoníaca. 

_Por supuesto, en ese caso avisaré también a Agramón y a Ifa.

_A Ifa no es necesario, y Agramón anda con un encargo personal... _dice Dante sonriente.

_Bien, los esperaré en la sala cuando tenga listo a todos.

_Gracias Azazel.

Él desaparece de allí, y Dante y yo nos vamos a dirigir hacia la sala de reuniones. Antes de entrar saco mi corona y me agarro del brazo de Dante. Ambos entramos juntos, y los 6 demonios que están dentro hacen una reverencia. Tomamos asiento y ellos hacen lo mismo.

_Bienvenidos, me alegro que estén aquí _tomo la delantera para relajar el ambiente.

_Gracias por la invitación mi reina, vine como prometí, con 5 hermanos que quieren unirse a su causa. 

_Nuestro rey me puso al tanto de la reunión, siento no haber podido estar allí. Quiero que sepan que si en alguna ocasión necesitan ayuda y tienen algo que tratar, lo pueden hacer con Dante o conmigo indistintamente. 

_Bien, empecemos _dice Dante. queremos dos cosas sencillas, saber quienes son el resto de traidores y asegurarnos de que podemos confiar en vosotros. 

_Ya les expliqué sus métodos mi rey, y están de acuerdo en ello. 

_Bien, empecemos. 

Ellos se van presentando y yo me meto en sus mentes y miro todo lo que me interesa. Dante y yo estamos conectados para verlo todo. Tras toda la información, y asegurarnos de que ellos son serán leales, nos reunimos con Azazel y el resto que espera en el salón. Ellos vienen con nosotros y se impresionan al ver a los demonios preparados junto a vampiros y lobos. Es evidente que los demonios que vamos a cazar no van a estar solos. 

_Bien, ya que estamos todos, quiero 4 equipos mixtos. Mis hijos, Dante y yo iremos en un equipo cada uno. 

_La idea es sencilla, nosotros los bloqueamos a los demonios, y el resto nos guardan las espaldas. Debemos hacerlo lo más rápido posible. Ares, Diana, tal y como lleguen ya saben que hay que hacer, hay que evitar que se avisen.

_Claro papá. 

_Repartan los equipos, tenemos demonios que atrapar...  

Entre los colmillos de los Bartholy VIII: Lágrimas de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora