Capítulo 8 - Enfado

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_Víktor, si te parece, vayamos al lago, me gusta entrenar al aire libre.

_Claro, faltaría más.

Nosotros salimos del despacho y Azazel sigue en la puerta y nos sigue. Vamos a ir hacia el lago, cuando siento a Dante en la habitación.

_Espérame abajo, enseguida voy.

Víktor asiente con la cabeza y se marcha. Yo miro a Azazel.

_ ¿Qué ha pasado para que Dante se ponga así?

_Me preguntó por qué olía a Jack, y le conté que me mandó a buscarlo, y que luego se quedó sola con Víktor.

_ ¿Tenías que contar la parte de Víktor?

_Él es mi rey también, y lo hice sin mala intención.

Yo no digo nada y entro en la habitación. Dante está bastante enfadado y la verdad es que no entiendo por qué.

_ ¿Se puede saber qué te pasa?

_ ¿Me lo preguntas en serio?

_Es evidente, no sé qué te ocurre.

_ ¿Quizás que me ocultas secretos con Jack?

_ ¿Cómo lo sabes? Lo acabo de averiguar. ¿Te lo ha dicho él?

_Así es.

_ ¿Le preguntaste porque te lo dijo Azazel?

_Sí.

_Te lo dijo a voluntad o lo obligaste.

_No puedo pasar tu barrera mental, así que adivina...

_ ¿Te enfadas porque estoy embarazada? ¿O por tardar 10 minutos en ir a contártelo? _digo molesta.

_Me enfado porque estás embarazada y estabas sola con Víktor. ¿Acaso eres una inconsciente? ¿No te preocupa lo que pueda hacerte a ti o a nuestro hijo? Porque supongo que es mío, ¿no?

Yo me quedo callada procesando la información. Azazel va y se lo cuenta a Dante, Jack no me guarda el secreto, y Dante me forma una bronca por hablar con Víktor, insinúa que me da igual el bebé y para colmo, pregunta si es suyo... Perfecto, no podría ir mejor la tarde. Mi mirada se vuelve fría, porque, o mantengo un muro ahora mismo o me pondría a llorar a moco tendido.

_ ¿No piensas decir nada?

Su tono acusatorio y voz elevada aún me enfada más, y siento que mis ojos cambian de color sin poder evitarlo.

_Helena, no me mires así. Perdona, no quería hablarte de esa forma... _dice relajando su lenguaje corporal.

Me lo dice como si le hablara a un animal salvaje que está a punto de atacarlo, no siente realmente lo que dice. Yo no cambio mi expresión, sino que siento que aún me enfado más.

Yo salgo de la habitación y doy un portazo al salir. Azazel me mira asombrado, y me va a hablar, pero lo miro al igual que a Dante sacando mis colmillos y se queda frenado en el acto. Voy en dirección al lago, y todos los que me encuentro en el camino se apartan a mi paso, ya me conocen bien. Víktor cuando me ve llegar, frunce el ceño al verme así.

_ ¿Qué te ocurre Helena?

_Creo que no es buen momento para entrenar, puede que no me controle y te haga daño.

_Al contrario, creo que es un momento perfecto.

_Lucas _digo mirándolo.

_Dime Luna.

_Voy a entrenar con Víktor, repito, entrenar, no hay peligro, así que, que nadie intervenga. ¿Entendido?

_A sus órdenes, Luna.

A Víktor parece complacerle mi mando sobre los lobos, mejor, así no me dará la lata con ellos. Yo aviso a Eva y Sarah de que se preparen.

_ ¿Empezamos por el físico o mental?

_Todo junto mejor... Quiero ver de qué eres capaz _dice seguro.

Víktor y yo tomamos posiciones, vamos a atacarnos y mientras tanto me lanza un ataque mental que bloqueo tal y como lo siento. Aviso a Eva de que es el momento. Mientras peleamos cuerpo a cuerpo, le lanzo un ataque mental y voy bloqueando los suyos. Es realmente rápido, cada vez estoy más convencida de que se dejó matar...

_Eres fuerte y rápida Helena, he de admitirlo, normalmente mis rivales no me duran más de 10 segundos.

_Me alegra que te diviertas _digo aun realmente enfadada.

Aunque no me he olvidado de proteger mi vientre, por supuesto. La cosa está muy igualada, hasta que me lanza un potentísimo ataque mental que me hace caer al suelo con un terrible dolor de cabeza, él se acerca rápidamente para golpearme, pero creo una onda expansiva que lo manda lejos. Es una distracción suficientemente grande para contrarrestar su ataque y devolvérselo, siendo él, el que ahora se queja de un dolor en la cabeza, aunque el suyo sin duda ha sido más potente. Él crea una barrera mental y lo detiene. Ambos nos levantamos y nos acercamos.

_ ¿ESTÁS LOCA? ¡NO PUEDES PELEAR!

Dice Dante llegando allí, supongo que alguien lo habrá avisado. Eso me enfurece de nuevo. Noto como mi cuerpo quema por dentro, necesito sacar mi poder, me está quemando por salir, pero no quiero hacerlo delante de Víktor, no hasta que decida si me puedo fiar de él. Yo voy hacia Dante en un rápido movimiento, y le hablo con los dientes apretados.

_Dante, no es la primera vez que hago esto en las mismas condiciones, no vuelvas a hablarme así, porque te juro que no me voy a contener una tercera vez. Ahora mismo sólo tengo ganas de arrancarle la cabeza a alguien, así que déjame en paz.

Yo me desaparezco de allí mientras tanto oculto mi aura con una cúpula a mi alrededor, para que nadie me pueda encontrar. Me aparezco en casa de Sarah para ver si ha funcionado.

_Hola Helena, ¿estás bien?

_Estupenda. ¿Ha funcionado? _digo ocultando mi enfado.

_Así es, mira.

Sarah me muestra un medallón redondo con una tapa, como los que se usan para meter fotografías dentro. Yo lo abro y me muestra dónde se encuentra Víktor.

_Genial, muchas gracias, así es perfecto.

_Pensamos que era más fácil de transportar, ya que pensabas turnarlo.

_Muchas gracias, de verdad, sois las mejores. Por cierto, tengo que irme, hablamos más tarde.

Yo me desaparezco de allí, y pienso a donde ir. No quiero estar ahora mismo con Dante, si veo a Jack juro que le doy una paliza... En la mansión y con Conor es donde primero buscarían. Ya sé...

NARRA DANTE

Mierda, la he vuelto a enfadar. La verdad es que pocas freces la he visto así de enfadada, y desde luego conmigo nunca. Además, ¿cómo se me ocurre dudar si el niño es mío? Es evidente que lo es, hemos estado acostándonos con nuestras naturalezas desplegadas... Pero es tan cabezota... ¿No ve el peligro? Doy un suspiro de frustración.

_Lo siento Dante, has escogido un caballo salvaje que no se puede domar _dice Víktor orgulloso.

_No me digas...

_Mi rey, ¿quiere que mande a buscarla? _dice Azazel.

_Sería absurdo. No se va a dejar encontrar, y quien la busque lo mismo vuelve sin cabeza o sin corazón.

_ ¿Nadie puede encontrarla?

_Si no quiere, no.

_Interesante..._dice con una sonrisa espeluznante.

Entre los colmillos de los Bartholy VIII: Lágrimas de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora