Luces extrañas [SeongSang][COMPLETA]

16. Cercano.

Con estos nuevos sentimientos que se acunaba en las noches sobre su pecho, solía sofocarse al pensar y no entender por qué parecía estar atraído por un ser de otro mundo, no creía que fuera eso posible, pero lo era. Sentía las cosquillas en las palmas de las manos cuando el sol estaba por salir, ya que se había hecho costumbre que él apareciera en su cuarto con ese agradable semblante de ensueño. A veces no distinguía muy bien cuando estaba en uno y cuando no, quizás, lo único que le daba la certeza fiel de que pisaba el mundo real era el inexistente campo de flores y ese viento suave despeinando su fino cabello.

Antes no temblaba tanto como ahora, era algo nuevo para él, Yeosang nunca se enamoró, y lo más parecido que tenía a un sentimiento de atracción, es el que recuerda cuando conoció a Wooyoung, pero con él solo terminaron siendo buenos amigos, quizás esto era igual, o eso quería creer. Todo era maravilloso, viajó por el espacio de la mano de un extraordinario ser, se ha fascinado por cada cosa en la tierra y fuera de ella, ha adquirido conocimientos de al menos una raza, pero... ¿hasta cuándo será posible?

Su corazón se oprime al pensar que puede irse de nuevo y no regresar, por algo han estado en las sombras por siempre, él solo ha sido un afortunado que logró encontrarlos. Era irónico para él, siendo seres tan pegajosos de apariencia y que puedan desaparecer como si jamás hubiesen existido.
Contemplaba que sus sentimientos le pertenecían más a él que al otro, sabía perfectamente que las actitudes del Zeeta siempre se volcaban para brindarle bienestar, entonces ¿y si solo fingía? Cabía una gran posibilidad de que todo este encantamiento fuera solo eso, después de todo, Seonghwa dijo en varias ocasiones que debía depurarse de él como si solo fuera una toxina.

¿Era entonces Yeosang una toxina para un ser no humano? Eran demasiadas dudas para la pequeña cabeza de este humano que se encontraba ofuscado de pies a cabeza. Su lugar de trabajo no lo ayudaba para nada, siempre rodeados de flores como en los sueños, siempre le recodaban a él, en cada segundo, a cada paso y en cada respiro, porque para su desgracia, estaban conectados de algún modo que no terminaba de entender. Cuando pensaba demasiado en él, lo atraía a la florería, era como un llamador de ángeles silencioso, y cuando lo tenía en frente no sabía qué hacer, cómo dejar de mirar sus ojos verdes, cómo no tener la necesidad de comentar algo bonito para hacerlo hablar, o preguntar sobre cualquier cosa que lo mantenga siendo tangible.

Pero el problema más grande que comenzaba a tener era el mismo que lo hacía huir cada vez que Seonghwa se aparecía delante, eso que se concentra en sus ojos, que vuelve sus mejillas carmesíes y le hace sudar las manos, aquel impedimento humano que aparece triunfante ante situaciones nuevas, que hace a las conversaciones fluir de forma tosca; la timidez. Y, de eso el Zeeta parecía no entender nada, porque en lugar de brindar espacio, se acercaba mucho más, parecía malinterpretar las señales. Todo era un caos de sentimientos y emociones confusas que muy en el fondo les gustaba a ambos, tanto les gustaba que se olvidaban de esos ojos que veían todo, en especial los felices de Wooyoung que confirmaba sus sospechas en cada ocasión, pero era prudente, solo a veces.

— ¿Son novios ya? — se acercó metiéndose entre ambos mientras daban un paseo. A él le tocó ir por algunos bocadillos y agua, mientras los otros hablaban, de nuevo, sobre la peculiaridad de comer por la cola.

—¿Qué es eso? — preguntó Seonghwa observando al recién llegado.

—¡Él es muy gracioso! Siempre actúa como que no entiende nada...

— Cuando hago preguntas es porque desconozco de lo que se habla, si me explicas, puedo adquirir nuevo conocimiento y cuando me preguntes algo, podré brindarte la información que desee y esté a mi alcance...

— ¿De dónde sacaste a este chico? — preguntó bromeando, Yeosang no respondió, estaba muy ocupado viendo como Seonghwa se tomaba el tiempo de parpadear lento y acomodar su cabello suelto por el viento de verano.