20. Esta noche.

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No pensar en Seonghwa se traducía en la mente del joven humano en; pensar en Seonghwa. También odiarlo un poco por haberle dejado este don que le permitía ver a esos humanos que no duermen. El que estaba bajo su cama nunca se movía, solía espiarlo cada tanto para saber si se había ido, pero encontraba lo mismo. Le dejó un osito de peluche de su estantería, pero no había logrado más que obtener la espalda.

— Puedes hablar, no te haré daño... — le decía todos los días antes de irse al trabajo. Procuraba dedicarle al menos dos palabras, porque sentía curiosidad, nunca había visto un humano que no duerme con apariencia de un niño.

El humano que siempre hablaba con él se aparecía de vez en cuando para repetir lo mismo que ya había dicho en otras ocasiones, que venían por Yeosang, que no debía confiar y que un niño bajo la cama quería un osito al que abrazar. Se convirtió en un discurso repetitivo que perdió la gracia, porque no solo nadie venía, sino que el famoso humano que no duerme, no quería saber nada de un osito.

Dejó de prestar atención a todo, se concentró en la florería por completo, intentando hacer doble turno cada vez que podía. Elegir las flores y explicar sobre sus significados lo mantenía cuerdo y atado a la tierra, lugar en donde su mente no deseaba estar. Siempre viajando un poco más allá, buscando el verde de los ojos en las estrellas, era un sube y baja infinito que siempre lastimaba al bajar.

— Yo creo que ya no volverá... — murmuró un día regresando de un paseo con Wooyoung.

— ¿Adónde fue que tarda tanto? Ya ha pasado un mes...

— Ya te lo expliqué, pero insistes en no creerme... — se detuvo abruptamente, se giró a verlo con la mirada acuosa, iluminado por los faroles de la calle —no te mentiría jamás.

—Otra vez con lo mismo... — rodó los ojos y le pasó por al lado — Ya eres grande para estar creyendo en fantasías.

— Él es real, tú lo viste. — apresuró el paso — viste el color imposible de sus ojos y su forma de ser.

—Solo vi a un chico extraño pegado a ti, es más, muy extraño.

— Él no es sólo un chico, espera un momento... —lo detuvo de golpe, esta vez levemente más irritado, odiaba que su mejor amigo no crea sus palabras y menos cuando estaba siendo lo más sincero que podía. — ¿Qué tengo que hacer para que me creas?

— Estas tonterías me enojan, Yeosang. Desde hace mucho que ya no eres el mismo... nos vemos poco porque trabajas todo el día y cuándo estamos juntos traes el tema de ese loco. Estoy cansado de lo mismo.

—Gracias por la paciencia... — siguió caminando.

— ¿Ves por qué no quiero que hablemos de esto?

—Está bien, Wooyoung, un día de estos me iré y estarás extrañándome.

—¿Adónde vas a ir? — corrió tras él y lo tomó por el hombro— ¿Por qué lloras? ¿desde cuándo eres tan sensible? — lo abrazó — si te creo alimentaré tu fantasía, y no sé si es sano.

— Juro que no es una fantasía... — se alejaron del abrazo.

— Una vez dijiste que viste un duende bajo el auto de mi papá...

— ¡Ay, Wooyoung! Eso fue mentira, además los duendes no existen.

— Tampoco existen los Zeebabosas esos...

— Si que existen, ya lo verás... Además, es más probable que exista vida en otros planetas que un duende bajo el auto de tu padre... — siguió el paso —Si pudiera mostrarte ahora que son reales, lo haría y lo peor de todo es que no puedo dejar de sentirme tan triste, me duele el pecho de angustia y no sé cómo controlarlo.

Luces extrañas [SeongSang][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora