7. Un trato.

323 57 38
                                    

Negarse a las reiteradas peticiones del humano fue mucho más fácil que ponerlo a dormir de nuevo en esa caja de cristal. Yeosang intentó con todas sus fuerzas ser escuchado, usó cada manía humana para lograr simpatizar con sus raptores, pero estos no se veían muy dispuestos a ceder a esos encantos. Luchó con fuerzas para no ser metido en la caja, pateó a Jongho y arañó el rostro de SeongHwa, pero, aun así, fue encerrado.

Las criaturas dejaron su forma humana para tomar la apariencia de Zeeta. No podían ocultar su miedo y por esos sus colas se enredaron en sus piernas. Abandonaron la nave tras cubrir la caja con esa llamativa sábana de conejos y se aseguraron de que nadie los viera. Entre tanta incertidumbre contaban con una ventaja tras las prohibiciones; no debían usar las naves para viajar, pero debían encargarse del mantenimiento de estas, lo que les garantizaba la discreción.

— Siento que debemos tomar una nave con un permiso especial y solo devolverlo, es un humano muy inquieto. — dijo SeongHwa caminando a paso lento mientras los tentáculos en su espalda se movían golpeándose entre sí.

—¿Crees que Zeeta Supremo San nos permitiría huir? Eres poco inteligente, nos cortarán las colas—agregó mirando hacia su alrededor. El resto de los Zeeta iban encaminados a su hora de descanso.

—Claro que no nos dejará ir, pero si le explicamos lo que sucede, creo que podremos devolver todo a su sitio.

—No estoy de acuerdo con eso. — Jongho detuvo su paso para observar cómo su superior estaba evidenciando el miedo por la excitación anormal de los cuatro tentáculos en la espalda— Deja de pensar en eso...— extendió uno de los suyos y enredó los ajenos para calmarlos. —Solucionaremos esto en unas horas, el Consejo saldrá pronto.

—No haré cosas a sus espaldas—gruñó y con la cola dio un latigazo para los apéndices ajenos, liberándose de ellos con éxito y agresividad—, basta de desobedecer, Zeeta Mediano.

— A veces es lo correcto— gruñó también agitando la cola en el suelo y sus caminos se bifurcaron, uniéndose pronto a una serie de filas donde otros Zeeta acomodados por tamaño se metían en cajas alargadas con apariencia metálica para encerrarse en ellas.

Cada caja metálica estaba dispuesta una al lado de la otra, conectadas a un panel metálico mediante tubos cilíndricos que propiciaban al interior un gas que los pone en suspensión al instante. Las dimensiones varían según el rango de Zeeta, siendo los Supremos quienes tienen las cajas más grandes dado su contextura física superior.
Al rededor de estas cápsulas, se encuentran pegadas sobre el metal una serie de luces, al menos sesenta de ellas en forma circular, dispuestas una junto a la otra encendidas en color blanco, formando una línea recta que rodea todo el lado externo. Estas luces, ni bien la puerta se cierra, comienzan a apagarse de forma gradual luego de un tiempo determinado. Cuando todas se apagan, la cápsula despierta a la criatura y le permite salir.

Esta es la forma en la que los Zeeta descansan, divididos por tamaños y orden de importancia; por un lado, los Superiores en una sala diferente, los Medianos en otra y los Pequeños al lado. El tiempo que pasan allí dentro es muy breve, de dos a tres horas. Se acuestan boca arriba introduciendo su cola por un gran hueco que los conecta también a una fuente biológica por debajo de la superficie del suelo, de apariencia aterciopelada en tonalidades ocre que les brinda los nutrientes necesarios para sobrevivir. Cada nutriente es absorbido por los poros especiales que cada cola posee, estos solo se abren al ponerse en contacto con la fuente nutritiva y se cierran inmediatamente después de haber absorbido lo necesario durante el tiempo de suspensión en la caja metálica.

Mientras los rangos más bajos duermen, el Consejo, conformado por los Zeeta Supremos, se organiza en una sola nave que permanece invisible sobre el cielo del planeta, para luego moverse hacia una estrella cercana dónde cumplen su descanso correspondiente. Este es el único momento en el que estas criaturas cesan en número, solo merodean algunos Superiores en las cápsulas flotantes atentos a cualquier tipo de inconveniente. Pueden verse también a algunos Zeeta Pequeños, los más jóvenes de la raza, dando vueltas por ciertas partes de las edificaciones del planeta. Ellos, son los hijos de aquellos Zeeta machos que han sido condenados a la amputación de sus colas, adoptados posteriormente por los Supremos como siervos huidizos que tienen la capacidad de inmiscuirse en los lugares más estrechos, recolectando información como espías. Aunque no todos los Zeeta Pequeños son hijos de machos amputados, la gran mayoría que se encuentra en este planeta lo es.

Luces extrañas [SeongSang][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora