15. Sentimientos.

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Acunar sobre sus piernas a un ser de otro mundo no era algo tan cómodo, no es que haya pensado que lo era, pero, por la forma de ese ser, podía suponer que era esponjoso, sin embargo, sus piernas eran muy delgadas para soportar el peso del Zeeta en esa forma tan peculiar. Se sentía lo suficientemente culpable como para permanecer quieto mientras este extraño proceso continuaba su curso, era lo que pensaba hacer para retribuir de algún modo por el mal que había causado sin querer. Yeosang solo veía como esa baba espesa continuaba saliendo de lo que parecían ser pequeños poros en la piel.

Este ser le resultaba extraño, de frente tenía una forma amenazante, en el pecho la abertura en dónde había estado parecía abrirse y cerrarse constantemente, al menos ahora que estaba dormido o en suspensión. Sin embargo, de perfil era más redondeado y para este punto comenzó a sospechar que la forma de su piel, al ser tan similar a la de una babosa, adoptaba formas extrañas.

Las horas seguían pasando y él ya estaba empapado en todos esos fluidos, se estaba preocupando mucho, de pronto su análisis exhaustivo por la criatura cambió por un examen de signos vitales improvisados. Tocó el cuello por ese manto extraño que lo cubría como una capucha, pero no sintió nada, al menos no lo que esperaba sentir. Es que de todos modos él no sabía si tenía un corazón como el suyo, pulmones y órganos que pudiera identificar, probablemente no eran iguales y solo estaba perdiendo el tiempo fingiendo ser un rescatista de extraterrestres. Realmente se arrepintió porque el Zeeta se sentía frío en esos pliegues y la sensación en la punta de los dedos era asquerosa.

Tomó la fuerza necesaria e hizo lo que debió hacer hace tiempo atrás, intentó deslizar el cuerpo al piso para ponerse de pie y cambiarse de ropa, pero al moverlo no solo perdió las manos es esa gomosa piel, sino que fue prisionero de los tentáculos de la espalda, que se aferraron con fuerza a sus piernas evitando que pueda sacárselo de encima. Y esas eran cosas que él no quería tocar, de solo recordar que mordió eso una vez, se le revolvían las entrañas y peor que baba de Zeeta, era vómito de humano.

Se resignó mucho más rápido de lo que imaginaba, quizás el largo día había terminado por agotarlo hasta el punto de quedarse dormido con un ser de otro planeta sobre las piernas, que además de todo, lo tenía preso con tentáculos largos y feos como gusanos o tal vez algo más estaba pasando porque sentía mucho, mucho sueño, entonces, cerró los ojos un momento y entonces todo se apagó, sin querer se inclinó hacia la criatura y se quedó dormido. En los sueños todo fue mejor que en la asquerosa realidad, en primer lugar, porque el escenario de flores era un sitio conocido que le generaba mucha paz.

—Ahí estás, Yeosang, estaba esperándote... — dijo Seonghwa con una flor amarilla en la mano.

—Si no te hubieses quedado medio muerto en mis piernas, quizás las cosas serían distintas ¿no crees? — se acercó un poco molesto y le quitó la flor de la mano para olerla— No te estás muriendo ¿cierto?

— No.

— Mejor... — se la devolvió y tomó siento sobre el césped, Seonghwa lo imitó curioso y se quedaron en silencio, Yeosang tenía los ojos cerrados y una cálida expresión, al menos la tuvo hasta que se percató de que su acompañante lo miraba fijo y sin parpadear. Con su mano izquierda le empujó el rostro lejos y se alejó de él sin levantar su trasero de suelo— ¿Cuándo te vas a recuperar?

—En un tiempo... si estuviera en mi nave dentro de mi caja de cristal, sería más rápido, pero...

—¿Todo esto por culpa de una cucharadita de helado?

— No comemos por la boca... — le recordó con cierta serenidad, quizás esto era lo único que delataba su verdadera procedencia.

— ¡Ya sé! pero en mi mente hay cosas que no tienen sentido... ¿entonces por qué las manzanas no te ponen a temblar en el piso?

Luces extrañas [SeongSang][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora