Funcionará.

180 25 5
                                    

— Filipinas . . — El mexicano cerró la puerta antes de hablar cara a cara con la nombrada. — . . Lo dije porqué no tenía ningún caso qué lo supieras . . — Pausó.
— Ni tú, ni nadie.

— ¿Cómo fue? ¿E - En qué momento te enamoraste de Rusia? — Su expresión era una de confusión y furia a la vez, pero no estaba molesta con México, estaba molesta con ella misma, por no haberse dado cuenta.

— Te juro qué ni y - yo mismo sé cómo pasó. — Sus pequeños ojos estaban cristalizados, tenía ganas de llorar por la vergüenza que sentía en ese momento, sus mejillas estaban sonrojadas y pequeñas lágrimas salian de sus cuencas. — S - Supongo qué, desde que ustedes dos se casaron. Rusia y yo empezamos a tratarnos más. T - Tu sabés lo bien qué se a portado conmigo . .

— ¿Rusia sabe qué lo quieres? — Preguntó al momento qué el norteamericano dejó de hablar.

— No, nunca se lo dije. Nunca hubo nada entre nosotros. — Respondió de inmediato con la voz entrecortada. Jugaba con las mangas de su suéter de manera avergonzada.

La asiática soltó un suspiro pesado, se sentó en una de las sillas qué habían en aquella oficina, tapó su rostro con sus manos y negaba lentamente con la cabeza.

— No puedo creer qué en los tres meses qué soy esposa de Rusia nunca me di cuenta.
Soltó demasiado rápido, tanto que apenas se le entendió lo qué dijo.

— No era mi intención engañarte. — Soltó el más alto en un tono suave y bajo, tomó asiento en una silla cerca de dónde estaba sentada la menor.
— Yo te ofrecí mi amistad sincera, igual qué he sido amigo de Rusia, solo eso, su amigo. —

— Eso es lo qué siempre me pareció, por eso me confunde más saber ésto. — Dijo casi susurrando, mientras volteaba a ver al de escudo de águila.

— Filipinas, cuándo descubrí mi amor por Rusia, tu ya estabas comprometida con él, y yo . . Me hice a un lado. — Tomó aire. — Tu siempre te portaste bien conmigo y - y cuando yo vi lo feliz qué hacías a Rusia . . Decidí no decir nada. — Tomó la mano de la chica con fuerza y la miró directamente a los ojos. — Yo jamás me interpondría en ustedes. Te lo juro.

Ambos sonrieron y un fuerte abrazo fue iniciado por la más baja, Filipinas sabía qué lo qué México le acababa de decir era cierto, no hay mirada sincera qué la de él.

— Para mí ésto es tan inesperado, tan, tan sorpresivo. — Abrió sus ojos con sorpresa y se encojió de hombros. — No se qué decirte. — soltó una risa nerviosa mientras acomodaba su cabello. — Sé qué la única intención de Usa era fastidiarnos. Aunque trato de entenderlo, preferiría que lo habláramos otro día, con más calma.

— Filipinas, yo solo quiero qué te quede claro qué yo nunca me metería en tu relación con Rusia. — La de ojos bicolores asintió mientras sonreía suavemente, se despidió del mayor dejándolo sólo y confundido.

Su mirada se perdió en algún punto de la habitación, su expresión era una neutral, pero unas gruesas lágrimas salieron de su lagrimal. A los segundos algunos sollozos resonaron por la oficina, tapo su rostro e intentó dejar de llorar, pero le era imposible, un gran nudo en su garganta empezó a molestarlo.

(...)

— ¡Filipinas! — Llamó el ruso mientras corría hasta dónde estaba la nombrada.

— Perdón, me atrasó esa cirugía, pero ya podemos irnos. — Filipinas sonrió y un sonrojo color cereza se tornó el las mejillas del ruso, acercaron sus rostros para poder darse un tierno beso.

En ese mismo momento, pasaba por allí el inglés y el francés. Usa dejó de hablar con el contrarío al ver la escena romántica protagonizada por el ruso y la filipina.

Canadá frunció el ceño al ver cómo su hermano no dejaba de mirar al ruso.

— ¿Por qué estás viendo a Rusia? — Dijo con furia mientras tomaba de los hombros al menor y lo sacudia con fuerza.

— Canadá lo estoy viendo igual qué tú porqué lo tengo enfrente. ¡No empieces con tus malditos celos! — Vociferó con la misma furia. Empujó al canadiense y caminó a pasó rápido.

Pequeñas lágrimas salieron de sus cuencas y unos sollozos escaparon de sus labios. Canadá empezó a seguirlo, ya qué pudo escuchar los hipídos del estadounidense.

— U - Usa, l - lo siento. — Dijo en un pequeño susurro, que fue audible para el inglés. Pudo lograr acercarse a Usa, lo rodeó con sus brazos y éste se apegó a su pecho.

— Canadá yo . . — No terminó su frase al sentir los labios del mayor junto con los suyos, estaba apunto de empujarlo, pero pudo observar cómo el ruso caminaba justo en el mismo pasillo dónde ellos estaban.

Con sus brazos rodeó al canadiense y profundizó más aquél beso.

Rusia loa vio, pero ignoró por completo a ambos, cosa qué molestó mucho al inglés.

(...)

— . . ¿Y si lo invitas a tu casa? — Propuso la japonesa.

— Esa . . Esa es una muy buena idea. — Habló con entusiasmo el hermano coreano del norte. — Se lo diré ahora mismo. — Sacó su teléfono de uno de los bolsillos traseros de sus pantalones, hizo un movimiento con la cabeza, dando a entender qué iría a fuera, para tener más privacidad.

Japón asintió suavemente ante tal acción del mayor, al no verlo más en la habitación qué hace segundos estaba, sonrió de manera pícara, una loca idea se había formado en su cabeza.

— Norte invitará a Usa a su casa, obviamente esté aceptará, luego le daré la idea a Norte de ir al hotel dónde supuestamente Usa está viviendo, pero entrarán a otra habitación, no a la de Usa, Y cómo sé qué todos los días Rusia acompaña a Filipinas al trabajo, y Filipinas trabaja cómo recepcionista en aquél hotel . . Entonces tendría qué decirle a Rusia qué North Korea quiere hacerle daño a Usa y qué en este momento están en una de las habitaciones del hotel, cómo se qué Rusia es buena gente y aún quiere a Usa, irá a salvarlo y tal vez una pelea entre Rusia y North Korea comience, lo qué le dará tiempo a Usa a qué escape de ahí, alarmando a Rusia, pues no lo vería por la habitación, saldría a buscarlo, Usa llorará finjidamente, haciendo que Rusia no pueda resistirse a abrazarlo . . En ese momento yo llamaré a Filipinas, y esta los verá juntos, causando que ambos peleen y tal vez, solo tal vez, haya una posible separación, Rusia se sentirá mal, blah blah blah, Usa lo apoyará y estarán juntos otra vez. — Habló para ella misma, con una inmensa rapidez, causando que al final se le vaya la voz y el aire. — Eres una genio Japón. — Se dijo a si misma viéndose al espejo de aquélla recámara.

Empezó a dar brincos por toda la habitación, cargó a su pequeña gatita y empezó a saltar con está en la cama del asiático.

— . . Bien, te veo mañana. — Se pudo escuchar desdé afuera de la habitación, Japón se alarmó y bajó rápidamente de la cama. — Si aceptó! —

— ¡Genial! Entonces. . cualquier cosa me avisas. Me tengo que ir, A - Alemania me está esperando para ir a comer. — Ambos se despidieron de una manera muy rara.

(...)

— Japón . . ¿Crees qué el plan funcione? — Preguntó confundido el norteamericano por aquél plan.

— Créeme, funcionará.

























Cortito, pero bonito¿😔✌️
Lamento muchísimo aver abandonado¿ este libro
No tenía muchas ideas
Y las pocas que tenía no me convencían mucho
No prometo actualizar muy seguido
Pero prometo no volver a desaparecer
Así de la nada ._.
Xfa no dejen de leer esté libro :c
Buee, los amo UwU~❤️

Trash

ℬ𝒆𝓪𝓾𝓽𝓲𝒇𝓾𝓵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora