Filipinas y . . ¿Rusia?

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Pasaron semanas desde aquella pelea, Usa y Rusia no se vieron ni hablaron.

Canadá se quedó un tiempo conviviendo con Usa, debido a que este entro en depresión y temía que hiciera una locura.

El bicolor se estaba saliendo con la suya pero . . ¿Que hay de la filipina?

(...)

Al parecer le iba muy bien, estuvo saliendo con Rusia, paseaban tomados de la mano,
¡de la mano! Y lo mejor es qué al despedirse se abrazaban.

Todo iba bien, nada subido de tono, ni un beso, ni una caricia, solo abrazos y algunas indirectas de parte de la chica, pero claramente Rusia las entendía.

Saben, se podría decir qué Rusia empezaba  a sentir algo con la asiática, pero no algo fuerte, aún no dejaba de amar a Usa.

Por cierto, aquel libro que le dió Usa, aún no lo leía, tal vez por que se le olvidó o por que tan solo ya no le importaba.

Un día Rusia invitó a Filipinas a dar un paseo, está se sorprendió ya qué ella es la que lo invitaba a salir, pero esta vez fue al revés.

No esperó más y empezó a alistarse, plancho se ondulado cabello, maquillo un poco su cara y se vistió con un suéter algo grande, un short con unas largas medias y unas pequeñas botas que le quedaban muy bien.

La nieve estaba más que blandita, era como pisar un colchón, había uno que otro charco congelado por el camino.

Rusia vio a la filipinas acercarse al lugar donde se encontrarían, corrió hasta donde estaba, la saludo con un fuerte abrazo y una sonrisa.

Empezaron a caminar hasta llegar a un parque que incluso las bancas estaban cubiertas de nieve.

Empezaron a armar un muñeco de nieve, les quedó algo deforme, pero era divertido.

Rusia nunca había estado tan feliz junto con la filipina, era extraño.

Llegó el atardecer, se sentaron en la cima de una colina, era hermoso desde ese panorama.

Una fuerza entro en la filipina, era el momento.

— Rusia . . Yo . . Tengo que decirte algo. —

Rusia miró atentamente a la más baja, está al sentir la mirada penetrante del ruso se puso más nerviosa de lo que estaba, apretó sus puños, tomo aire para luego dejarlo salir y empezar a hablar.

— Bien, tu sabes que me gustas desde hace mucho tiempo y . . Veo que ya no tienes pareja . . Yo no sé, me preguntaba si . . ¿Quieres ser mi novio? —

Los ojos de la menor se cristalizaron, sentía mucha vergüenza, su cara estaba mas roja que un tomate y las palmas de sus manos sudaban.

Rusia desvío la vista por un momento, no sabía que responderle, ella a sido tan buena con el . . Entonces tomó una decisión.

El ruso se acercó a la chica de ojos bicolor, puso sus manos en las mejillas de está y le dió un pequeño beso.

Filipinas estaba en plan; O Dios ¿Esto es su sueño? Que nadie me despierte por favor!

A Filipinas se le ocurrió una gran idea, tomó la mano del ruso y empezó a correr.

Ambos llegaron a la casa de la chica, está no sabía si su plan resultaría, pero lo intentará.

Llegaron a la recamara de la menor, Rusia sabía muy bien lo que ella iba a hacer, quería detenerla, pero tenía ¿Miedo?

Empezaron con pequeños besos y caricias, Todo era un sueño para la menor, pero para Rusia ¿Lo era?

(...)

Usa estaba en su bañera, abrazando sus rodillas, el agua caliente quemaba su cuerpo, pero era satisfaccitorio.

Sus muñecas estaban moradas y con heridas abiertas, si Canadá lo llegaba a ver, lo mataría, no debió hacerlo, pero miren el lado bueno, ya no se siente tan miserable.

Tallo su piel con aquel jabón de color celeste, cuando lo pasaba por las heridas, ardía pero tenía que aguantar.

Después de unos minutos, salió de la ducha, se puso una bata blanca y secó su rostro y cabello.

Sacó la ropa de su closet, se puso lo de siempre, suéters muy grande y pantalones apretados.

Escuchó que tocaban la puerta, no tenía ganas de ir a abrirla, ojala sea algo importante.

Bajo las escaleras rápidamente, y al llegar a la puerta primero acomodó su cabello aún húmedo.

Detrás de la puerta estaba Filipinas, mejor no hubiera abierto la puerta.

— ¿Qué es lo que quieres? — Preguntó Usa algo frustrado, odiaba oir la voz chillona de la chica.

— Solo vine a darte las gracias. —

— ¿Por qué? —

— Por salirte de mi camino. —

— ¿De que hablas? —

— Pues Rusia y yo estamos saliendo. —

Usa rodó los ojos, para hacerse el que no le importaba.

— Me alegro um . . ¿Terminaste? —

— Si, es todo que tengas un mal día. —

Usa cerró la puerta con fuerza, empezó a patearla hasta cansarse, después se fue corriendo a su cuarto, en ese momento llegó Canadá a la casa, escuchó los sollozos del menor, entonces corrió hasta donde este estaba.

— 'merica ¿Are you okay? — Pregunto el canadiense mientras se acercaba al menor, este estaba llorando a una esquina de la habitación.

— No Canadá, leave me alone. — Canadá no se fue, abrazó a su hermano, esté lo necesitaba.

—You're the only one who understands me . . —

— ¿Qué harás ahora? — Usa secó sus lágrimas y recuperó el aire

— Tengo que volver con Rusia, no dejare que la mocosa de Filipinas se salga con la suya.

— Claro . .

— Ahora vuelvo, iré a hablar con Japón.

ℬ𝒆𝓪𝓾𝓽𝓲𝒇𝓾𝓵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora