hotel.

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— ¿C - Cómo me veo? — Preguntó con algo de nervios el norcoreano a la japonesa que lo había ayudado a elegir la ropa para la cita qué tendría con Usa.

— Luces bien, es perfecto. — La asiática acomodaba la ropa del mayor, quería que todo fuera perfecto, para qué su plan funcionara, pero no veo como ayuda la ropa bien puesta de North Korea.

— Okey . . — El de un parche como estrella soltó un suspiro y apretó sus puños, estaba nervioso, ya había invitado a salir a Usa, pero está vez, no será en un lugar público, tal vez las cosas lleguen más lejos de lo qué piensa.

— ¿A qué hora vendrá Usa? — Preguntó la chica híbrida al norcoreano, acto seguido tomó su teléfono con una tierna funda de gatito.

— Vendría a las 5. —

Japón entró en pánico al ver qué faltaban 8 minutos para qué Usa llegara a casa de North Korea.

— Bien, estás listo ¿No? Si me necesitas llámame.— Habló con rapidez la nipona, salió rápidamente de la casa, dejando confuso al mayor.

(...)

La de cabello negro subió rápidamente a su auto, sacó las llaves de éste desesperadamente, al ya encender el carro, fue lo más rápido que pudo al hotel.

Vio cómo entraban el ruso y la filipina al gran edificio, llegó a tiempo.

Soltó un suspiro y se apoyó en la puerta de su vehículo.

Tomó su celular y marcó el número del estadounidense, esté respondió de inmediato.

— ¡Japón! ¿Llegaron Rusia y Filipinas? —

— ¡Si! Rápido tienes qué llegar ya a casa de Norte. —

— ¡Si en eso estoy! —

— No arruines el plan. —

— ¡Tú no lo arruines! —

— No, ¡Tú! —

— ¡Tú! —

— ¡Tú! —

— ¡Tú- Bien, ambos no hay que arruinarlo, tengo qué colgar, te avisaré cuando tienes qué llamarlo. —

— Bien, yo iré a vigilar a Rusia y a Filipinas. —

— Bien, nos vemos. —

La llamada fue finalizada por el inglés. Japón volvió a guardar su teléfono en el pequeño bolso qué cargaba en manos, salió del auto y corrió hasta la entrada del hotel.

Se ocultó por las paredes de los pasillos, mientras seguía desde atrás al objetivo.

Vio cómo la pareja se detuvo en uno de los tantos pasillos, se escondió detras de una gran maceta para estar mas cerca de ellos y poder escuchar su conversación.

— . . Hoy me dieron el día libre, pero tenía que venir a recoger algunos papeles y tardaré un poco, puedes ir a casa si quieres, yo iré sola. —

— ¿Qué? ¡No! No te dejaré sola después de lo qué pasó aquí con North Korea. —

— No te preocupes, el ya no me hará nada, pero debes de ir a casa, te morirás de hambre aquí. —

— Prefiero morir de hambre a tener que dejarte aquí sola. — Rusia abrazó con fuerza a su esposa, está se sonrojo al sentirse tan protegida. — Me quedaré aquí. —

La asiática rodó los ojos y una sonrisa de dibujó en su rostro. — Está bien. — Dijo en un tono dulce la de menor estatura, ambos se miraron a los ojos y segundos después un pequeño beso fue empezado por el de ushanka.

ℬ𝒆𝓪𝓾𝓽𝓲𝒇𝓾𝓵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora