Capitulo 17.

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Reia en el jardin mientras Harry intentaba hacer el pino. Ya era la decima vez que se caia de culo al suelo pero no queria darse por vencido, no habia Así llevaba una semana. Prácticamente vivía en casa de Niall. Siempre estábamos con él tanto Harry como yo, todo el día. No sabía como no nos había cogido asco de lo pegados que estábamos a él.

Miré a mi alrededor y Suspiré. Estaba sola en esa casa, no quería molestar a Niall de modo que prefería quedarme encerrada en mi cuarto a tener conversaciones incómodas con las personas a las que quería, en cuanto llegaran de no sabía donde. Eso era un poco penoso. Cerré los ojos y miré de nuevo a cada rincón de mi habitación. Tenía que cambiarla, redecorarla. Desde que tenía once años no lo había hecho y se notaba. Todo era rosa, morado y celeste y realmente era empalagosa. Me gustaba el celeste y me gustaba el rosa pero el morado lo había puesto Samanta porque le había dado la gana. Era bonita pero era demasiado para mi. Realmente era toda rosa y tenía algunas decoraciones celestes y moradas, un poco demasiado colorida para mi gusto.

Como no había nadie en casa decidí hacerlo, decidí que era hora de redecorar mi habitación de una santa vez, así me relajaría un poco. Cogí dinero del armario del salón y me fui a la tienda para buscar alguna que otra cosa que me ayudara a redecorarla, ya que ya tenía unas cuantas cosas en mente en mi cuarto para las paredes. Cuando llegué a casa cargada con todo lo necesario para ese largo día me encerré en mi cuarto y comencé a apartar todos los muebles de la pared, excepto el armario. Comencé a pintar con las plantillas ciertas partes de mi habitación, las moradas sobretodo, y a ponerla mas mía, mas personal, mas Fizz. Después esperé un par de horas a que se secara la pintura mientras me comía un trozo de turrón de chocolate y mas cosas navideñas que habían sobrado, extrañamente. Estaba engordando a causa de mi reclusión en casa y de que Niall tenía de todo en la suya.

Toqué la pintura y estaba seca, acerqué los muebles a su sitio, dejando que se vieran los dibujos en negro y blanco estampados por la pared rosa. Había pensado que quedaría mal pero lo cierto es que el contraste y todo lo que había conseguido tapar hacían un lugar precioso de la habitación. Aún faltaban fotos y posters por supuesto.

Fui colocando cada cosa en la pared, tenia muchas fotografías hechas con la Polaroid de mi madre, bueno la mayoría estaban hechas con ella, de modo que quedaban genial pegadas en la pared. Puse algún poster con alguna frase de alguna canción, o algún que otro póster de alguna banda y por ultimo entre las fotografías, por la pared, encima del cabecero de la cama blanca, había puesto unas pequeñas luces blancas, las típicas de los árboles de navidad. Había quedado preciosa.

Coloque las cosas que había quitado de la habitación, y las que no usaba las deje en el desván con cuidado, ya que estaba repleto y podría desplomarse en cualquier momento. Aunque cogí algunos peluches del mismo, los añoraba. Cuando volví a mi cuarto los deje en el baño y los lave, ya que olían un poco a encerrado y prefería lavarlos a mano. Cuando termine los deje allí apoyados, para que se secaran y, por ultimo, baje las persianas, cerré la puerta y apagué la luz mientras encendía las tenues luces que había puesto. Sonreí al ver como se volvía mas relajada la habitación a medida que me adaptaba a ella. Miré todas las fotos desde mi cama con nostalgia. Eran con los chicos, con Malí koa, con mis abuelos, con Niall y Harry, con la familia Hemmings, con nuestras antiguas mascotas, con mis primos, con mi hermano de pequeños, e incluso tenía alguna con Baby. Sonreí y miré hacia las imágenes que había plasmado con pintura en la pared. Eran preciosas. Una era una rosa negra al lado de la puerta, siempre me habían gustado, eran hermosas y peligrosas. Suspiré frustrada ante mi cansancio y me quede mirando fijamente esa rosa. Decidido, estaba completa y absolutamente agotada, deseaba dormir, o aunque fuera descansar un poco el cuerpo para que no me diera algo por no dormir. Me tiré en la cama blanquita y me abracé al pingüino, muy a mi pesar me daba igual todo y ese pingüino era el símbolo de que Luke cuando había llegado a mi habitación esa noche, en el fondo, me había querido mucho, me lo había dicho.

Me volveras loca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora