Capítulo 10

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Aquella "victoria" sabía agridulce. Necesitaba algo bueno en su vida después de tan dolorosos días. Pero, ¿Lo merecía?, ¿Era ella la indicada?. No tenía más de tres clases, tenía muchos errores, y ni siquiera comprendía bien lo que estaba haciendo. En cambio, Ximena, era una excelente bailarina, había hecho todo a la perfección, y cada movimiento era perfecto. ¿Era la pasión tan importante?. Alejandra estaba inmersa en sus pensamientos, pero aún dentro del gimnasio. Carlos se acercó, y sacándola de sus pensamientos, le pidió su número de celular. Con una sonrisa, Alejandra aceptó. Pronto, su madre llegó por ella, se subió a su automóvil y guardó silencio, como lo había hecho toda la semana. Notó que no estaba en su camino habitual, así que no pudo evitar preguntar.

- ¿A donde vamos?- Preguntó confundida.
- Lo sabrás cuando lleguemos.

Alejandra no dijo nada, solamente perdió la vista en la ventana. Llegaron a una cafetería, su madre estacionó el coche, y luego ambas bajaron del mismo, entraron al lugar y esperaron. Una mesera llegó y les tomó la orden, Alejandra pidió un capuchino y pastel de chocolate, su madre solo pidió un té de frutos rojos. Ruth recibió una llamada, fue muy corta, y al terminar, guardó su celular. Sus órdenes llegaron a la vez que una persona unos años menor que su madre se acercaba. Saludó y se sentó con ellas.

- Alejandra, él es Ángel.
- Mucho gusto, soy Alejandra

Dijo con seriedad. Ángel sonrió, y una plática muy amena y agradable desarrolló de inmediato.

- Y digame, ¿Qué lo trae por aquí?— Preguntó Alejandra con curiosidad.
- Por favor, tuteáme— Dijo con amabilidad— Ruth me invitó a tomar un café con ustedes.
- Así es— Agregó Ruth— Me gustaría que se conozcan mejor.
- ¿Cómo se conocieron?
- Eso fue hace mucho tiempo, yo era un interno en la compañía de sus padres.
- Perdón si suena descortés, pero, ¿A qué debo su compañía?— Ruth y Ángel se miraron nerviosos, así que Ruth tomó la palabra.
- Somos amigos, y no nos vemos desde hace mucho tiempo, solo quería hablar con él. Me pareció un buen momento para que lo conozcas.

Alejandra guardó silencio, con todo lo que había pasado esa semana, no podía confiar en ella. Quería hacerlo, pero no podía, era simplemente inútil. Los pensamientos la atacaban, y todo lo que podía pensar es que le estaban ocultando algo. Aunque en realidad, no quería descubrir lo que era.

Rápidamente, otro tema salió a flote y comenzaron a hablar del mismo, el tiempo pasó, y todos se retiraron. Ese fin de semana, afortunadamente, no hubo sorpresas. No le gustaban los días aburridos, pero en esa ocasión, era justo lo que necesitaba en esos momentos.

La tranquilidad de no tener que preocuparse por nada, el silencio que inundada los pasillos, dando paso a la paz. Era aburrido porque no tenía nada que hacer, pero a la vez, era justo lo que necesitaba para aclarar sus pensamientos. Había muchas situaciones fuera de lo que podría controlar, y su naturaleza ordenada y autoritaria, la torturaba. Se daba cuenta, además, que el poder que ejercía sobre su vida lo enfocó en complacer a los demás, y ya no quería continuar así.

Quería comenzar a caminar sobre los caminos por los que ella quisiera, quería encontrar caminos sin salida para saber el camino correcto en el momento correcto. Quería caminar por los caminos que disfrutara, por los caminos que amaría. Quería ir por caminos incorrectos, y perderse, para luego encontrar su verdadero camino. Quería vagar por las calles de la vida, al principio, sin rumbo fijo, pero claro y marcado al final. Anhelaba un lugar para caminar; un lugar en donde podría sentirse segura de sí misma; un lugar en donde solo quiere continuar a pesar de las caídas. Sabía que para eso, debía saber que era lo que más amaba, porque en ese sitio, se quedaría a pesar de lo que sucediera.

Su mente la había dominado por años, diciéndole que debía agradarle a todos los que cruzarán con ella. Pero ahora, esta búsqueda la dirigiría su corazón, diciéndole que sea fiel a sí misma. Diciéndole que darse importancia no es ser egoísta, y dándole la fuerza para avanzar, así la niebla no la deje ver.

El Nacimiento De La PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora